Por @ArriagaXxximena
Al parecer, aún hay esperanzas y se puede atenuar lo pendejo… Hay varias maneras de lograr bienestar y éxito, pero a la mayoría de nosotros sólo nos enseñan a saber los nombres de los niños héroes, las tablas de multiplicar, el núcleo del predicado y las capitales de los países del mundo. A lo largo de los años esto se traduce en trabajar todo el día en cosas que, a veces, ni siquiera nos gustan, pero que tienen el propósito de solventar una vida de adulto que generalmente se compone de gustos de rico y organización financiera que no es de pobre, sino de un osado kamikaze.
Y si me dicen: “Esa palabra no se usa desde 1945”… Exacto, extinguidos, como estamos a punto de ser los humanos por no hacernos responsables de cuidarnos a nosotros mismos como debiera ser. Sólo digo: mientras estemos vivos, hagámoslo bien.
Pero, al parecer, ni superando a Baldor ni sabiendo las partes de la flor nos hemos liberado de la depresión, la ansiedad, el estrés, las deudas desbordantes, la falta de responsabilidad afectiva, la intolerancia, los niveles perturbadores de obesidad y otras enfermedades modernas. En resumen, no estamos preparados para resolver ni la renta, mucho menos la vida.
¿Qué le falta al sistema educativo del país para ir formando mejores individuos y mejores sociedades?
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Hice un par de encuestas por X y por WhatsApp, y obtuve respuestas divertidas, algunas más que otras. La pregunta era: ¿qué clase debería ser obligatoria en la escuela que te ayudaría un chingo en la vida? Las respuestas fueron de todo: desde cómo superar a tu casi algo, civismo, maneras de dejar de ser una bitch cínica inmadura, clases para dormir a la hora deseada y no dejarte llevar por la pantalla, cómo desarrollar el sentido común, hasta enseñanzas para dejar de trabajar y vivir de apoyos gubernamentales, Excel, superación personal ante el chisme y cómo vivir la vida sin procrastinar en el intento.
Las materias más coincidentes para no vivir como en periodo de prueba, sino vivir bien bien, se referían a las siguientes áreas:
• Defensa personal.
• Desarrollo humano (educación emocional, responsabilidad afectiva, amor propio, habilidades de comunicación y socialización).
• Finanzas personales (conceptos básicos, decisiones inteligentes de compra, manejo de deuda, inversión, cómo afrontar responsabilidades de adulto).
• Mindfulness.
• Salud personal y sexual.
• Y una clase complementaria de “resolver”.
Total:
• 3 años de kínder
• 6 años de primaria
• 3 años de secundaria
• 2-3 de preparatoria
= 14/15 años de medio socializar empíricamente, saludar a la bandera sin saberse el Himno Nacional completo y hacerse wey pasando con la misma ideología año tras año.
Por eso el miedo a ser adultos. No salimos de casa de los papás para no enfrentarnos a la realidad, elegimos carreras o trabajos por motivos pecuniarios y luego los odiamos. Morimos de estrés, ansiedad o depresión cada día. Y a veces de nada nos sirve trabajar por un salario si terminamos hundidos en deudas, consumismo, competencia continua y comparación con los demás, esperando el viernes para medio descansar o divertirnos, y volver a la rutina de cada semana, odiar nuestros días y pensar en pedir la cancelación anticipada de esta suscripción llamada vida.
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Como ésta es la parte uno, y he estudiado abundantemente sobre el tema, me concentraré en compartir algunos tips sobre educación financiera. Aunque no son equivalentes a una materia en primaria, pueden brindarte una idea para enfrentar los desafíos de manera más productiva en el día a día y, sobre todo, apurarte a darle un lugar en tu vida a la organización y planeación financiera para estar más tranquilo y preparado para lo que venga.
Ya saben… todo tiene un punto de partida, y cuidar el money también.
1. Realiza un inventario de todos tus bienes y todas tus deudas.
Crea un archivo confidencial donde estén los datos de tus tarjetas, tus guardaditos, tus propiedades, tus herencias, tu Afore, fideicomisos, etcétera. (Sí, también aunque sólo cuentes con la medallita de oro de cuando te bautizaron, o tu primer tarjeta de nómina).
Saber dónde estás parado te ayudará a decidir a dónde caminar. Incluye números de cuenta, teléfonos de contacto, etcétera.
Esto también servirá en caso de que nos adelantemos al panteón, para que alguien de tu entera confianza cuente con esa información.
2. Haz una lista de todos tus gastos.
Tooooodos, dije. Te servirá para saber cómo gastas tu dinero, si lo haces a lo pendejo o no tanto, y descubrir montos evitables o reductibles para darle un mejor fin a tu dinero. Contrástalo con tus ingresos. Una regla de oro sería: jamás sobrepases tus ingresos, mucho menos usando tarjeta de crédito. Si así lo haces, es una súper red flag. Detente ahora mismo o te encontrarás en muchos problemas.
No tengas miedo. Sí puedes hacerlo con estas cuatro acciones que aprendí de Sofía Macías, para lograrlo: Eliminar, reducir, espaciar o sustituir.
• Eliminar: Gasta sólo lo necesario, elimina caprichos, compras por impulso o como terapia de compras. No vayas de paseo a las tiendas online ni físicas, porque es casi seguro que sucumbirás a algún antojo.
• Reducir: Si lo requieres en tu vida, establece un límite. Toma dos cheves menos en cada salida, cancela una suscripción, no tienes que tener todas las plataformas de entretenimiento al mismo tiempo. Revisa tus planes contratados: telecomunicaciones, gimnasio y otros servicios para ver si puedes disminuir (al menos temporalmente) tu plan.
• Espaciar: Si necesitas un servicio o compras periódicas, espacia las compras. Échale agua al shampoo, recorta la frecuencia de tus salidas con amig@s, pospone las reuniones y demás.
• Sustituir: Busca alternativas más económicas o duraderas. Cocina en casa, intercambia ropa con amig@s o familiares, cambia ir a un bar por quedarte en casa, etcétera. Se trata de ser creativo y saber organizar y limitar los gastos.
Saber tus ingresos y gastos a detalle te ayudará a entender mejor el flujo de dinero, evitar gastos innecesarios y destinar mayores cantidades a disminuir deudas y generar rendimientos.
3. Reduce o elimina tus deudas.
Y por supuesto, no contraigas más, menos con tarjetas de crédito o prestamistas. Tal vez suene como un inservible curita cuando tienes una herida profunda, pero debemos considerar: no podemos apagar el fuego echándole más leña.
Enumera tus deudas, revisa montos y tasas de interés. Trata de seguir haciendo los pagos mínimos a la vez que empiezas a abonar lo más posible a la más pequeña, hasta pagarla y continuar con las otras.
4. Establece metas a corto y largo plazo, y empieza a ahorrar para ello.
Saber tus prioridades te permitirá dedicar tus ingresos a lo que verdaderamente importa para ti, no a cualquier tentación u oferta. Es momento de ser responsables de nosotros mismos, de honrar nuestra energía y ponernos en primer lugar.
Te estás proyectando a ti mismo, a tu futuro. Cambia el “me lo merezco” justificando la irresponsabilidad financiera, por “me merezco metas mayores, me merezco paz y tranquilidad ahora y en el futuro, me merezco vivir sin estrés, y ser el responsable de darme las cosas bonitas que de verdad quiero, en lugar de deudas y preocupaciones”.
Recuerda, la tercera edad está a la vuelta de la esquina y empezar a ahorrar e invertir, ya sea en alguna cartera o un PPR (Plan Personal de Retiro), lo antes posible, aumenta la probabilidad de obtener mayores beneficios con el tiempo.
5. Quítate el miedo a invertir.
No hay una receta única para esto, y se requieren ciertos conocimientos para no ser estafado, pero al menos empieza a pellizcar tus ganancias para dedicar algo al ahorro y poner a trabajar el dinero en algún instrumento de inversión. Fíjate siempre en “el interés real” manejado.
Los expertos recomiendan empezar de forma conservadora invirtiendo en CETES (Certificados de la Tesorería de la Federación) a través de su aplicación: www.cetesdirecto.com a partir de 100 pesos mexicanos. O con lo mismo puedes empezar en Nu, sólo descarga la app en tu teléfono móvil. También puedes explorar otras opciones como GBM o alguna cartera de inversión ofrecida por tu banco.
Lo primero es empezar a recibir un rendimiento por tu dinero, no tenerlo guardado bajo el colchón.
6. Para lograr lo anterior, establece la práctica de reservar un monto para ahorrar o invertir justo cuando te llega el dinero, antes de hacer cualquier pago.
Tómalo como un pago para ti, que no vas a derrochar al instante, sino que, según tu plan de pagos y ahorros y atendiendo tus metas ya establecidas, destinarás ese dinero para construir tu futuro y no vivir como la mayoría de los mexicanos, con problemas financieros y sin seguridad.
Como dicen los especialistas en la materia: “El ahorro es cuestión de prioridades”. Si ya perdiste por lo menos 15 años en nada más ir a comer el lonche, echar chisme con tu real, ver al más guap@ del salón y esperar al señor de los yukis (ahora hielitos, al menos en la región) a la salida, no desperdicies más tiempo en decidirte a desarrollar estas habilidades financieras para tu bienestar. Aprendamos cómo sobrevivir al buró de crédito, mantener una buena organización, contribuir directamente a nuestras metas, poner el dinero a trabajar, no importa cuánto ganes.
El secreto para el éxito en cualquier área es ser constante.
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