Claudia, Trudeau, Zelenski y Trump

marzo 3, 2025
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FOTOGRAFÍA: ESPECIAL

Por Alejandro Páez Varela

Las preguntas no se responden a sí mismas y tampoco son del tipo que conducen de manera explícita a una o varias respuestas previamente razonadas. Son preguntas honestas, sin truco.

Obvio tengo algunas respuestas pero no las tengo todas. Diría, por ejemplo, que tenemos muchos amigos a secas; que formamos un bloque de América del Norte con Estados Unidos y Canadá, y que eso ha marcado nuestros vínculos con el mundo y que estos dos países han sido amigos, a veces. Nuestra relación con ellos, sin embargo, se reduce a “colaboración”. Me permito decir eso. No creo que en Ottawa o Washington nos vean como para invitarnos a una fiesta. No nos agreden, pero tampoco nos llevan con ellos al baile.

Desde el neoliberalismo, los gobiernos mexicanos apostaron todo al acercamiento económico con Estados Unidos y eso encarriló la agenda del país hacia allá en muchos planos. Planos como el ideológico, el cultural, incluso el de gobernanza. Y sobre esto último pongo un ejemplo.

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Los Poderes de la Unión en México aceptaron que nuestro vecino impusiera el Sistema de Justicia Penal Acusatorio. Felipe Calderón modificó la Constitución para hacerlo obligatorio. Como en la tele gringa, todas las audiencias deberían ser orales y públicas en México, salvo las muy claramente clasificadas como privadas. Y la idea se vendió como que la sociedad podría tener acceso a las sesiones de los jueces desde la tecnología. Estoy resumiendo.

Hay muchísimos abogados famosos y ricos, la mayoría opositores a la reforma al Poder Judicial que impulsaron Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, que participaron en la implementación y, de acuerdo con lo que me contaba alguien empapado del proceso, la USAID metió dinero para entrenamiento de juzgadores. El resultado lo conocen los mexicanos. Muy contentos con los jueces, ministros y magistrados no estamos. El Poder Judicial lo vemos como un tumor canceroso que además chupa y chupa y chupa los recursos de todos los demás, en un país con mucha pobreza. Tenemos la idea de los juzgadores como aquellos agentes de la Policía Judicial. Quizás usted no los recuerda pero yo sí: en autos de lujo, llenos de oro en el cuello, con lentes oscuros y pistola en la cintura. Lo peor de lo peor en la sociedad.

La democracia explicada

Pero no quiero perder mi punto. Me regreso. ¿De quién somos amigos? Si Estados Unidos –por ejemplo– viola nuestra soberanía, ¿Brasil, España, Chile, Francia, Camboya, Laos, Cuba o Sierra Leona dirán algo? ¿O estamos solos, nos quedamos solos por entregarnos a Estados Unidos en los últimos años?

López Obrador no quiso hacer política internacional, ¿Claudia Sheinbaum debe voltear a ver al mundo una vez que salgamos del bache de los aranceles? ¿Qué consecuencias tendría?

Estados Unidos no mejorará. Trump no se volverá bueno y de hecho, vendrán más presidentes como él, cada vez más agresivos y más imperialistas porque ya no es tan fácil saquear países para mantener el “sueño americano” que se basa en explotar pueblos. Ahora vimos a Trump escupirle la cara a Volodímir Zelenski y vimos a sus ayudantes sacarlo a empujones de la Casa Blanca porque no firmó un acuerdo para ceder parte de sus recursos naturales al imperio. Eso es Estados Unidos. Eso era antes, pero ahora lo vimos a todo color, con transmisión en vivo y frente a millones en todo el mundo.

¿De quién somos amigos? Si Estados Unidos viola nuestra soberanía porque así se le antoja, ¿alguien nos abrazará, alguien dirá algo? ¿O estamos solos?

2. Mala onda

“Hay muchas cosas que los canadienses quieren comprar que, hablando de manera realista, no se pueden producir en el país. No hay problema. Las mayores potencias de la historia han sido comerciantes. La flota mercante de Venecia convirtió a la ciudad durante siglos en la fuerza dominante en Europa. El Londres victoriano fue la sede de un imperio comercial global. En la década de 1940, un Estados Unidos menos proteccionista fue miembro fundador del GATT, que ayudó a establecer el marco para la prosperidad de la posguerra”, dijo el editorial principal de The Globe and Mail el martes pasado, justo una semana antes de que se anunciara la decisión de Trump sobre los aranceles. El diario daba cuenta de cuán activos están los canadienses en estos días para resistir al ataque de Trump.

Su ánimo era y es muy pesimista. Ese martes, las portadas de los medios canadienses habían amanecido con una noticia dolorosa: que Canadá podría ser expulsado de la alianza de intercambio de inteligencia Five Eyes, que también incluye a Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda. Trump no los quiere allí si no aceptan ceder su territorio como “el estado 51”. Justin Trudeau había hablado con el Presidente de Estados Unidos dos o tres días antes y empeoró las cosas, supongo, porque poco después salió a amenazar a Canadá –y por añadidura a México– con eso de que no hemos satisfecho sus exigencias.

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El editorial de The Globe and Mail sugirió a los canadienses que, por lo pronto, no compren verduras de California y les da opciones: refiere a “países más al sur”. En su mapa, como en el nuestro, hay un país al sur de Estados Unidos con una superficie territorial de un millón 964 mil 374 kilómetros cuadrados. Imposible ignorarlo. Se llama México. Además es socio comercial de Canadá, el cuarto o quinto en importancia.

¿Qué le pasa a los canadienses con México?, me pregunté. Trudeau intentó cuchilearnos al perro naranja desde una principio. Recuerden. Digo, a los canadienses les encanta nuestro sol, nuestra comida, nuestra cultura, y les encantan nuestros precios y venirse a vivir a nuestros pueblos. Pero, entonces, ¿por qué nos tira tanta mala onda? ¿O son sólo las élites políticas, económicas y mediáticas?

Sus razones tendrán, pero en esta coyuntura tengo dos: que nos hacen a un lado porque se sienten superiores o por recelo/envidia. Es más lo segundo, diría. Y creo saber por qué. Se los puedo decir en pocas palabras y lo haré con apenas tres: Claudia Sheinbaum Pardo. Es mujer, es de izquierda y es ampliamente aceptada por sus ciudadanos. Claudia es todo lo que Justin Trudeau no es y nunca será, aunque quisiera. Desde los primeros ataques de Trump, ella mantuvo una enorme dignidad; Trudeau se ha arrodillado, y le han pateado el trasero a él y a Canadá. Ni ella ni Andrés Manuel López Obrador atacaron a los canadienses para tratar de defenderse; Trudeau, vergonzosamente, sí intentó mandar hacia México la ira de Trump.

Pero no es sólo eso. En el primer pleito Trump-Xi, México dio un brinco y se convirtió en el primer socio comercial de Estados Unidos, por encima de Canadá. Ellos, que se sienten primos, hermanos, una misma sangre, una versión del gringo, se fueron a cuarto lugar, abajo de China y, se entiende, mucho más abajo que México.

El viernes pasado, a tres días de que aplicaran los aranceles de Trump, México apareció en la portada de The Globe and Mail. No estuvo en su editorial, pero sí en la portada de ese día. Pero esta vez fue para culparnos de la tragedia canadiense. El reportaje principal del diario llevaba por titulo: “Los hechos sobre el fentanilo y la frontera norte”. En su norte está el Polo Norte y después, si mal no recuerdo, está Rusia. Es decir, desde la cabeza, el reportaje era para ser leído por estadounidenses y no por canadienses, porque habría hablado de “Los hechos sobre el fentanilo y la frontera SUR”.

El sumario dice: “La Casa Blanca de Trump está utilizando datos engañosos sobre las incautaciones de drogas y sus vínculos con Canadá, según una investigación del Globe”, y firman el texto Kathryn Blaze Baum, Colin Freeze y Andrea Woo.

¿Y qué dice el reportaje? Que el fentanilo que ellos producen no lo producen ellos. Que lo produce México. “La administración Trump está utilizando cifras engañosas sobre el fentanilo para justificar los aranceles contra Canadá, basándose en un conjunto de datos que incluye drogas rastreadas hasta México, según una investigación del Globe and Mail”.

Recuerda que Trudeau comprometió mil 300 millones de dólares a un plan fronterizo destinado a prevenir el tráfico de fentanilo, y puso helicópteros Black Hawk y drones en el cielo, y ha desplegado personal adicional de primera línea y equipos caninos en el terreno para detener a los migrantes o para devolverlos a Estados Unidos si quisieran esconderse allá.

Los reporteros del diario canadiense citan reportes de servidores públicos para culpar a México. “Los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley en todo el sector, que cubre el este de Washington, Idaho y el oeste de Montana, dijeron que no podían pensar en un solo caso de fentanilo canadiense que fluyera hacia su jurisdicción. Los cinco oficiales de alto rango actuales y anteriores dijeron que el problema, incluso donde están, en las partes más septentrionales del oeste de los Estados Unidos, es el fentanilo de los cárteles mexicanos. ‘Lo que puedo decirles es que la mayoría de nuestro abastecimiento de fentanilo proviene de la frontera sur’, dijo el comandante Alan Brooks, de la Fuerza de Tarea Antidrogas del Noroeste de Montana, en una entrevista”.

Y allí termina el reportaje. Con eso. Claro que no aparece una sola foto de los sofisticados laboratorios de fentanilo que han decomisado en estos meses allá, en suelo canadiense, mientras Trump los presiona. La culpa es de México, dicen.

Mientras más leo los medios canadienses más me entero de que Canadá no es amigo de México. Lo digo por si alguien sospechaba otra cosa. Ellos se sienten la novia de Estados Unidos, que les había prometido amor eterno. El novio resultó un golpeador. Ya se sabía, pero ahora le gusta golpear en público, humillar a la pobre Canadá. Y Canadá nos voltea a ver a nosotros con odio como si el maltrato fuera nuestra culpa. Qué les pasa.

3. Y pudo ser peor

“¿Por qué no usas traje?”, le preguntó un hombre a Zelenski ese día trágico que nadie olvidará. “Usted está en la oficina del más ato nivel de este país y no quiere usar traje. Sólo quiero ver si tiene traje. Muchos estadounidenses tienen problemas con que usted no respete el cargo [de Trump]”.

Era Brian Glenn, de Real America’s Voice, un canal de propaganda de extrema derecha; amigo de Stephen Bannon, simpatizante MAGA, fanático de Trump. La Casa Blanca, según The New York Times, le dio a Real America’s Voice el mismo nivel de CNN. The Associated Press está vetado a asistir a las conferencias del Presidente porque la periodista que cubría se negó a usar “Golfo de América” para referirse al Golfo de México.

–Está muy elegante hoy –dijo antes Trump, al recibir a Zelenski en la puerta de la Casa Blanca. Era una burla.

Zelenski ha dicho que usa esos uniformes de campaña militar en solidaridad con los que pelean. Pero esa pelea ya no tiene sentido para Trump, mucho menos tiene sentido ese uniforme y quiere un traje, aunque sea uno de esos azules, feos, caros, y acampanados que él usa y que recuerdan la moda de los 1970.

Los eventos mayores que sucedieron en esa reunión hicieron de lado un hilo suelto en la discusión.

–Señor Presidente, señor Presidente, con respeto. Creo que es una falta de respeto que vengas a la Oficina Oval y trates de litigar esto frente a los medios estadounidenses. En este momento, ustedes están por ahí obligando a los reclutas a ir al frente porque tienen problemas de personal. Deberían agradecerle al Presidente [Trump] por tratar de poner fin a este conflicto –dijo el Vicepresidente Vance.

–¿Alguna vez has estado en Ucrania? Dices que tenemos problemas.

–He estado en…

–Ven, una vez [aunque sea].

–De hecho, he visto las historias y sé que lo que sucede es que traen gente [de prensa]; la traen en una gira de propaganda, señor Presidente. ¿No está de acuerdo en que ha tenido problemas para traer gente a su ejército?

Alguien en México vio el detalle e hizo un meme. Flor de Nochebuena (@lvlexico) escribió en X: “Denise Dresser viendo la reunión con Zelenski”, y en la imagen aparece don Corleone llorando en aquella escena fabulosa donde ve el cuerpo de su hijo mayor, Sony, acribillado. “Pero mira cómo masacraron a mi muchacho”, dice el padrino, acongojado.

Ella fue a Ucrania, pero no estoy en condiciones de afirmar con dinero de quién o con invitación de quién, o si es parte de lo que Vance describe como “giras de propaganda”. Eso sí: es de los defensores de Zelenski en México. Ya no quedan tantos.

El golpe es tremendo para Ucrania. Zelenski se la jugó con Occidente y estiró la liga con Putin, quien dijo una y otra vez que no iba permitir que la OTAN colocara misiles nucleares a unos kilómetros de Moscú. Le dijo a Zelenski que no cometiera el error y Zelenski se burló en la cara de Putin. Las potencias lo respaldaban. Estados Unidos, como siempre, vio la oportunidad de vender armas a alguien y de llevar astutamente sus guerras fuera de su propio territorio.

Y luego lo que vimos: Estados Unidos le da la espalda a Ucrania y ahora se las juega con Rusia. ¡Con Rusia!

A nosotros nos pasa algo parecido, en plazos más largos. Cuarenta años de neoliberalismo entregados a Estados Unidos. Cuarenta años dedicados a “fusionarnos” con los gringos. Qué ilusos.

Y pudo ser peor. Jorge G. Castañeda pedía un matrimonio completo; incluso ideológico. Que participáramos en sus guerras, en sus batallas culturales. Que pateáramos a Cuba y por cierto: ¿Cuba es amigo? Cuba es amigo, sí. Mucho más que otros. Nos une con ellos muchas cosas, sobre todo la resistencia estratégica que hemos librado juntos, por décadas, contra el coloso abusivo y miserable, voluble e inestable llamado Estados Unidos.

Vicente Fox llevó a George W. Bush a su rancho como Zelenski paseó a Biden por Ucrania. Y ya ven. Y pudo ser peor.

Me parece que la Presidenta de México ha resuelto hasta ahora bien con Estados Unidos. Escribo sin saber qué pasará con los aranceles, pero confío en su “cabeza fría”. Los opinadores mexicanos querían fuéramos un Zelenski, un Trudeau. No, gracias. De lejitos, mejor de lejitos. Y con mucha inteligencia y paciencia, creo yo, debemos ir pensando distintos escenarios con Estados Unidos. En uno de esos escenarios, Washington decide lanzarnos cohetes y atacar nuestras ciudades. Entiendan: son escenarios. Hay que trabajarlos. Estados Unidos está cada vez más desesperado con su deuda y su “American dream” roto. Vendrán otros peores que Trump y tendremos que lidiar con ellos. Claudia Sheinbaum lo sabe porque es inteligente.

Debemos ir pensando distintos escenarios, Presidenta, y debemos trabajar en ellos desde ahora. Antes de que no podamos evadir una cita en Mar-A-Lago o a la Oficina Oval. Antes de que la bestia que gobierna el país vecino ponga el escenario para tratar de humillarla a usted, o a quien venga después de usted.

SinEmbargo

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