“Despertamos esperanza en mucha gente, no la podemos abandonar. Ya impugné porque es deber con quienes nos apoyaron y con nuestra democracia. ¿Estamos de regreso en los 70 y no vamos a decir nada?», Lía Limón, excandidata de la oposición para reelegirse como alcaldesa en Álvaro Obregón.
Café con pan de dulce
La reciente elección en la alcaldía Álvaro Obregón ha dejado un sabor amargo en la democracia mexicana. Andrés Atayde, presidente del PAN en la CDMX, y Lía Limón, candidata del mismo partido, han presentado una impugnación formal ante el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) para solicitar la anulación de los resultados del 2 de junio.
¡Así como lo están leyendo!
¿El motivo? Aseguran que lo hicieron por una serie de irregularidades y violaciones que manchan la legitimidad del proceso y que incluso ponen en duda la ética del candidato de Morena, Javier López Casarín.
Directa como es, Lía Limón no se anduvo con rodeos al comunicar a los vecinos y vecinas de Álvaro Obregón las razones de dicha impugnación. Aseguró que, al revisar minuciosamente los resultados, emergieron serias anomalías –fuerte doble-.
Irregularidades en las casillas: un procedimiento turbio
El primer punto de controversia es -agárrense- por la sustitución indebida de funcionarios en 78 casillas por personas ajenas a la sección electoral correspondiente. ¡Quihúboles! Esta práctica es una violación grave al proceso y da motivo de nulidad de dichas casillas. A esto súmele que en otras tres casillas hubo incidentes igualmente serios y con violencia. ¿Qué dice esto de la integridad de Morena en esta elección? Todo indica que la legalidad fue el menor de sus intereses.
Gasto excesivo: el despilfarro de Morena
Aseguran que López Casarín rebasó el tope de gasto de campaña por al menos 3.5 millones de pesos. En una contienda donde cada centavo debe ser justificado, este despilfarro no sólo es una violación de las reglas electorales, sino también un insulto a los principios de equidad y transparencia que deberían regir cualquier elección democrática. Además, nos recordaron que hasta el pasado 20 de mayo no había presentado ni él ni su partido el reporte de gasto, a lo que estaba obligado para la fiscalización, continuando con la contienda en absoluta impunidad.
Uso de programas sociales: la tarjeta obregonense
La utilización de programas sociales para influir en el voto de los ciudadanos es otra acusación muy grave. El uso de la tarjeta obregonense y la intervención directa de servidores públicos, empezando por el jefe de Gobierno de la CDMX, denota una manipulación descarada del proceso electoral, ¿y cómo ven que -redoble de tambores- fue precisamente esa tarjeta la que utilizó la ahora flamante gobernadora de Campeche, Layda Sansores, para llevarse millones de pesos, mismos que también fueron denunciados? Esto no es sólo una falta de ética, es una burla a la democracia.
Compra de votos y violencia: la cara oscura de Morena
Otro punto de la impugnación es la compra de votos y los actos de violencia reportados fuera de varias casillas, lo cual no sólo es alarmante, sino que pinta un cuadro sombrío de una elección contaminada por el dinero sin medida y la intimidación.
Actos anticipados de campaña: la impaciencia del poder
La realización de actos anticipados de campaña y proselitismo durante el periodo de veda electoral es otra mancha en el historial de López Casarín. Lía Limón presentó casi 200 denuncias ante la autoridad electoral durante todo el proceso de la contienda y al menos 10 quejas por estos actos, revelando un patrón de conducta que desprecia las normas establecidas, pero el IECM fue omiso y no las resolvió a tiempo, permitiendo que Casarín hiciera lo que quisiera sin cumplir con la ley ni ser sancionado.
“Denunciar estas violaciones es una obligación con la democracia y con los ciudadanos. Nuestra exigencia, de Atayde y mía, es que las autoridades electorales anulen la elección y sancionen a los responsables. Es un clamor por la justicia en medio de un panorama electoral corrupto”.
Echándole más limón
La impugnación de los resultados en Álvaro Obregón es más que una simple disputa electoral, es un reflejo de los desafíos que enfrenta la democracia en México. Si las autoridades no actúan con firmeza y justicia, la confianza pública en el proceso electoral podría erosionarse irreparablemente. La ciudadanía merece transparencia, legalidad y equidad, y es responsabilidad de todos defender estos principios fundamentales.
López Casarín y Morena tienen mucho que responder. Mientras tanto, la lucha por una elección justa y equitativa continúa, y la demanda de Lía Limón es un recordatorio de que la democracia no puede darse por sentada. Es un llamado a la acción para todos aquellos que creen en un México mejor y más justo.
Dos mordidas a un bolillo
Dicen que cuando el río suena es porque agua lleva y en la CNBV está sonando, pues, aunque su función es defender a los ahorradores, Silvia Lavalle anda presionando a propios y extraños para que le autoricen a Libertad Servicios Financieros la emisión de obligaciones subordinadas, lo cual viola la ley, las normas contables y pone en peligro a sus ahorradores. Pero esto no es todo, además con esta emisión estaría simulando un aumento de capital y quieren que quede este mismo mes.
Otra mordida al bolillo
Por lo que están amenazando a una DG para que suelte el oficio de autorización. Ver para creer.
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La columna se publicó originalmente en El Financiero reproducida aquí con permiso de la autora.
Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.
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