Lo saben en la coalición Va por México, lo saben en el PRI y lo sabe él mismo: Alejandro Moreno Cárdenas, alias “Alito”, es útil ya solamente a Morena y al plan del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
La estrategia de perseguido político del priista no la ha comprado nadie en México, menos en el mundo. Su gira por Europa sólo generó desdén: la Internacional Socialista, que lo hizo vicepresidente, no emitió ningún pronunciamiento a su favor, menos lo hizo el Parlamento Europeo.
Sin ignorar su carácter ilegal, los audios difundidos cada martes por la Gobernadora Layda Sansores han sido veneno para Moreno Cárdenas, pero no le ayuda en nada su reputación de porro, tramposo y corrupto desde que se inició en la política.
En el PAN y en el propio PRI han medido el impacto negativo de “Alito”, con resultados que coinciden con la encuesta del periódico El Financiero publicada este lunes 18: las preferencias electorales por la coalición Va por México han caído en tres meses, al pasar de 41 a 36 por ciento, mientras que el respaldo a la alianza que encabeza Morena subió de 46 a 51 por ciento.
Esta ventaja de 15 puntos se produjo en tres meses, de abril a julio, en los que PRI, PAN y PRD rechazaron la reforma eléctrica del Presidente López Obrador y se dio la difusión semanal de las grabaciones de Moreno Cárdenas sobre su riqueza, la extorsión a empresarios, el ocultamiento de recursos en campañas y su plan de presidir el PRI hasta 2024.
Y la joya es su concepción sobre el oficio de informar: “A los periodistas no hay que matarlos a balazos, hay que matarlos de hambre”.
Pese a que la mayoría de los medios de comunicación, sobre todo en radio y televisión, han hecho sólo una cobertura marginal del audioescándalo de Moreno Cárdenas, los audios han tenido una amplia difusión en medios alternativos y redes sociales que han terminado por afectar al de por sí desprestigiado PRI.
Pero el efecto negativo por el escándalo de “Alito” también alcanza al PAN y al PRD, agrupados en Va por México, tanto que en los círculos adictos a estos partidos, en particular los más proclives al panismo, se clama ya por romper con ese personaje y hasta con ese partido, en momentos en que se definen si la coalición se mantendrá para las gubernaturas del Estado de México y Coahuila, donde los priistas locales se resisten a postular a un candidato que no sea de sus propias filas.
En el PAN, el sector dominante que encabeza el Diputado Santiago Creel tiene el cálculo que, ante el escándalo de “Alito”, pueda ser el partido beneficiario si toma distancia del PRI, pero al mismo tiempo teme que, también, facilite la victoria de la alianza que encabeza Morena, en 2023 y sobre todo en 2024.
La vigencia de la coalición Va por México, que también defienden Claudio X. González y los magnates que la patrocinan –pese a que ya les repugne “Alito”–, tiene que ver no tanto con ganar la Presidencia de la República, sino la mayoría de la Cámara de Diputados, algo que no consiguieron en 2021, para oponerse al próximo Gobierno.
En este escenario, Moreno Cárdenas es un político que ya no sirve y que, en la medida que se aferre a continuar como presidente del PRI para definir las candidaturas a diputados, senadores, gobernadores, diputados locales y presidencial, sólo afectará a su propio partido y a la coalición.
Moreno Cárdenas fue un factor de unidad cuando, desde marzo de 2020, acudía a la terraza de la mansión de Claudio X. González para formalizar el PRIAN. Así lo veían Marko Cortés, Santiago Creel, Margarita Zavala, Gustavo de Hoyos, Jesús Zambrano y otros. Hoy es el indeseable.
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