Brenda Macías
Por Brenda Macías
La reducción de la jornada laboral en México, de 48 a 40 horas a la semana, representaría un cambio significativo y necesario para la salud y el bienestar de la fuerza laboral. El solo hecho de que la presidenta Claudia Sheinbaum lo haya mencionado en su discurso de toma de protesta, el pasado 1 de octubre, lo deja como un tema de interés en su agenda de trabajo.
La 4T tiene todo el poder de hacer y deshacer en el Congreso, así que espero que escuche la recomendación hecha por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde 1962 sobre la reducción de la jornada laboral, y pasar de las 48 a las 40 horas semanales de trabajo. La recomendación de la OIT está basada en investigaciones que demuestran los beneficios para la salud mental y física de la fuerza trabajadora.
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Esta probable reducción de la jornada laboral se relaciona con el bienestar subjetivo, un concepto que se refiere a cómo las personas experimentan y evalúan sus propias vidas. Es una medida de satisfacción personal y felicidad basada en la percepción individual. A diferencia de indicadores objetivos como ingresos o salud física, el bienestar subjetivo se centra en la auto evaluación de aspectos emocionales y mentales.
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El bienestar subjetivo es crucial porque tiene un impacto directo en la calidad de vida y puede influir en otros aspectos como la productividad, la salud física y la longevidad. Medir y mejorar el bienestar subjetivo se ha convertido en un objetivo importante para las profesionales de la salud mental, la sociología y las políticas públicas, ya que una sociedad con personas más satisfechas y felices tiende a ser más saludable y próspera en general.
Históricamente, México ha tenido una de las jornadas laborales más extensas a escala mundial, lo que ha derivado en altos niveles de estrés y agotamiento entre los trabajadores.
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Ahora no estaremos innovando. En países de primer mundo, como Alemania, se trabajan 35 horas semanales, e incluso la tendencia es acortar las semanas de trabajo de seis a cuatro días.
Sin embargo, el cambio de las 40 horas de trabajo a la semana en México, en caso de darse, no sólo promete mejorar la calidad de vida, sino aumentar la productividad y la satisfacción laboral. Estudios han demostrado que una menor cantidad de horas trabajadas puede resultar en un mayor enfoque y eficiencia durante el tiempo de trabajo, reduciendo el riesgo de errores y aumentando la creatividad.
La OIT, desde su recomendación en 1962, ha argumentado que una jornada de 40 horas es óptima para mantener un balance saludable entre el trabajo y la vida personal. Este equilibrio es crucial para la prevención del estrés y enfermedades relacionadas con el trabajo, como la ansiedad y la depresión.
Además, permite a las personas trabajadoras dedicar más tiempo a sus familias, hobbies y actividades recreativas, lo cual tiene un impacto positivo en su bienestar general.
Una jornada laboral más corta también podría tener beneficios económicos. Con más tiempo libre, los trabajadores pueden participar más en la economía local, ya sea a través del consumo de bienes y servicios, el emprendimiento de pequeños negocios, o el involucramiento en actividades comunitarias. Esto podría resultar en un círculo virtuoso donde el bienestar individual y comunitario se refuerzan mutuamente.
Además, la reducción de la jornada laboral puede jugar un papel crucial en la igualdad de género. Actualmente muchas mujeres trabajan una “doble jornada”: balancean el empleo formal con responsabilidades domésticas y de cuidado. Al reducir la cantidad de horas dedicadas al trabajo formal, se podría aliviar parte de esta carga, promoviendo una distribución más equitativa de las tareas del hogar y permitiendo a las mujeres participar de manera más plena en la vida laboral y personal.
Es importante también considerar el impacto ambiental de una jornada laboral más corta. Al reducir el número de días o las horas de trabajo, se disminuye la necesidad de desplazamientos frecuentes y largos, lo que puede reducir las emisiones de carbono y contribuir a un medio ambiente más limpio. Las empresas también podrían encontrar maneras de optimizar el uso de recursos y energía, promoviendo prácticas más sostenibles.
En resumen, la reducción de la jornada laboral en México a 40 horas semanales es un paso hacia adelante para alinearse con las mejores prácticas internacionales y las recomendaciones de la OIT. Este cambio no sólo beneficiará la salud mental y física de las trabajadoras, sino que también puede llevar a un ambiente laboral más feliz y productivo. Es hora de que México dé este importante paso para el bienestar de su fuerza laboral. Espero desde esta Comarca de Letras que la 4T tome este reclamo en sus manos.
@brendamargotms
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