Por Diego García & Gonzalo Villanueva/CEDIL
La movilidad en Coahuila ha experimentado una de las transformaciones más significativas en las últimas décadas. El incremento en la cantidad de vehículos particulares y motocicletas ha cambiado la dinámica del transporte, lo que ha generado importantes retos para la infraestructura y la calidad de vida en nuestro estado.
Las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican un aumento significativo en el número de unidades en circulación entre los años 2000 y 2023. Según estos datos, el parque vehicular pasó de 212 mil a más de 740 mil automóviles particulares, y de dos mil a poco más de 55 mil motocicletas en ese periodo.
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El crecimiento de la población en Coahuila en las últimas dos décadas ha sido de 41.38%, mientras que el parque vehicular ha crecido un 276.35%; este incremento desproporcionado en la cantidad de vehículos en circulación ha derivado en una serie de problemas urbanos y ambientales, incluyendo el aumento de la congestión vial, el deterioro de la calidad del aire, un crecimiento en la cantidad de accidentes de tráfico y, sobre todo, una pérdida considerable de tiempo para los ciudadanos en sus traslados diarios.
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El aumento preocupante en el número de automóviles en circulación es una tendencia nacional. En términos de exclusión social, los altos costos del transporte pueden afectar a sectores vulnerables de la población. Algunos datos muestran que, si una persona destina más de 10% de su salario al transporte, se encuentra en una situación de “pobreza de transporte”, es decir, un nivel de gasto en movilidad que limita su capacidad de cubrir otras necesidades básicas y una carencia en las alternativas de movilidad, lo cual obliga a las personas a ver al automóvil como la única alternativa para transportarse.
Esta realidad es evidente en Coahuila, donde la falta de opciones de transporte público obliga a muchos ciudadanos a utilizar vehículos particulares, lo que los somete a una presión económica adicional.
Además, el automóvil también es un símbolo de estatus. Para muchas personas poseer un vehículo representa éxito, independencia y un logro material significativo. Esto es especialmente cierto en sociedades donde el transporte público es deficiente o donde se asocia la propiedad de un automóvil con comodidad y prestigio.
En Coahuila, como en otras regiones de México, la posesión de un vehículo puede ser vista como un indicador de progreso y estabilidad, lo que refuerza la tendencia a depender del automóvil incluso cuando existen otras opciones de movilidad.
El boom de las motocicletas
En los últimos 20 años Coahuila ha experimentado un crecimiento significativo en la población y en la urbanización, lo que ha llevado a un aumento en la demanda de medios de transporte más accesibles y económicos. Las motocicletas han surgido como una alternativa viable, especialmente en áreas urbanas donde el tráfico y la falta de espacio para estacionar son problemas comunes.
El INEGI expone que el número de motocicletas en Coahuila aumentó significativamente entre 2000 y 2023, de aproximadamente mil 836 a más de 55 mil 600. Sin embargo, se reconoce que esta cifra probablemente sea un subregistro, debido a la falta de registro de muchas motocicletas en el padrón vehicular. Por lo tanto, es probable que el número real de estas unidades en Coahuila sea considerablemente mayor.
Los factores que contribuyeron a su incremento incluyen el costo de adquisición, la eficiencia del combustible, la facilidad para maniobrar en el tráfico y un mayor crecimiento de la cultura del motociclismo, especialmente entre los jóvenes que refuerzan su uso en sus principales canales de socialización.
Impacto del crecimiento vehicular en Saltillo
Recientemente hemos sido testigos de los esfuerzos que la administración de Saltillo ha realizado mediante cambios en la organización de los distribuidores y modificaciones a la infraestructura vial, esto como una solución emergente ante la problemática.
Sin embargo, estos cambios, aunque necesarios, no atacan la raíz del problema: la falta de un sistema de transporte público eficiente y la ausencia de estrategias integrales de movilidad sustentable. Si bien la modernización de vialidades puede aliviar temporalmente la congestión, la solución a largo plazo debe centrarse en reducir la dependencia del automóvil y promover alternativas de movilidad seguras y accesibles.
A esto se suma que el aumento del parque vehicular no sólo impacta la movilidad, sino también la salud pública. La contaminación del aire generada por la emisión de gases de los automóviles es un factor determinante en el desarrollo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Como señalan datos del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de Estados Unidos, la exposición prolongada a partículas contaminantes puede incrementar la incidencia de padecimientos como asma, bronquitis crónica e incluso problemas neurológicos. Adicionalmente, los largos tiempos de traslado contribuyen al sedentarismo y al estrés, afectando el bienestar general de la población.
Para contrarrestar estos efectos negativos, es fundamental adoptar políticas que fomenten el uso del transporte público, la movilidad activa y el desarrollo de infraestructura adecuada para estos modos de transporte.
El crecimiento acelerado del parque vehicular en Coahuila ha traído consigo múltiples desafíos en términos de movilidad, calidad del aire y salud pública. Pese a que el automóvil sigue siendo el medio de transporte más utilizado en el estado, es evidente que su proliferación descontrolada genera más problemas de los que soluciona.
Para garantizar un futuro más sostenible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, es crucial que se implementen políticas de movilidad que fomenten el uso de transporte público eficiente, la movilidad activa y el desarrollo de infraestructura que priorice a peatones y ciclistas.
Si no se toman medidas urgentes, los problemas de congestión, contaminación y exclusión social seguirán en aumento. La movilidad debe entenderse como un derecho y una necesidad fundamental para el desarrollo equitativo de la sociedad, no como un castigo para las personas que habitamos y nos trasladamos en el estado.
Apostar por alternativas al automóvil no sólo beneficiará a quienes hoy habitan Coahuila, sino que también garantizará una mejor calidad de vida para aquellas personas que están por venir.
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