“Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro”.
Confucio.
Alétheia.
Por Jesús Gerardo Puentes Balderas
En el artículo anterior resaltamos que la finalidad primigenia de las encuestas es recabar datos sobre un tema específico para generar información útil para la toma de decisiones.
Aclaramos, que no se trata de un instrumento de predicción de resultados electorales per se.
Señalamos la creciente falta de credibilidad en las encuestas políticas debido a diversas causas; la principal, sin temor a equivocarme, es concebirlas como una mancia (adivinación o videncia).
Este deseo de conocer el futuro ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia. En algún momento de nuestras vidas, todos hemos deseado tener una bola mágica, poder viajar en el tiempo o contar con el don de la clarividencia para conocer los hechos venideros.
En la era moderna de la ciencia y la economía de la información, la innovación es la contraparte científica; con ella no solo visualizamos el futuro, sino lo construimos desde el presente. Los videntes o pitonisas son los “superpronosticadores”.1
La ouija o el tarot son sustituidos por los modelos estadísticos o modelos predictivos, lo que se conoce como minería de datos2, lo que implica estudios demoscópicos y de mercado y foresight estratégico, entre otros. Un estudio serio para predecir tendencias (no el futuro) involucra más de uno de estos métodos.
Nuevamente, es conveniente subrayar la diferencia entre predecir una tendencia y adivinar el porvenir. La tendencia nos indica si las variables estudiadas aumentan o disminuyen en un lapso. Ergo, la predicción a futuro será directamente proporcional al comportamiento del patrón que presenten, en el tiempo, las variables evaluadas.
Comparto un ejemplo. En Coahuila, Morena ha crecido; si analizamos el comportamiento de los electores desde su primera participación en 2015, en donde obtuvo un 6% de la votación total, tenemos que en 2017 alcanzó el 14%, mientras que, en el 2018 y 2020, logró un 21%, y subió en el 2021 a 34%.
Como se puede apreciar su tendencia es al alza con un crecimiento promedio del 7 por ciento de una elección a otra; en donde su máximo salto fue del 13 por ciento.
Sin embargo, el PRI –en los procesos electorales antes mencionados– logró una votación estable (ganadora) con porcentajes de: 55, 40, 38, 55 y 44 respectivamente. En promedio, un 46% de la votación estatal. Igualmente, en 2021 ganó por una diferencia de 10 puntos porcentuales a Morena.
Con base en el análisis de resultados históricos, ¿qué escenarios futuros se pueden presentar en la elección del 2023 en Coahuila? El positivo para Morena sería tener un crecimiento superior al 12%; condicionado a que el PRI mantuviera un porcentaje igual o menor al obtenido en la elección del 2021, escenario poco probable, hablando estadísticamente.
Lo que acabo de hacer es un análisis cuantitativo superficial. Sólo evalué una variable: los resultados electorales sin contemplar otras variables ni la parte cualitativa –el contexto social, económico y político del momento–.
Un estudio demoscópico serio inicia planteándose el objetivo del estudio; el diseño de la muestra –con todo el rigor estadístico posible para evitar un sesgo–; el diseño del cuestionario, que exige preguntas claras sin sugerir respuestas (no tendenciosas); la aplicación de la encuesta por encuestadores con experiencia –que brinden confianza en el encuestado para garantizar la verdad en sus respuestas– y el contraste con datos históricos; para concluir con los análisis cuantitativo y cualitativo.
Aun con todo el acervo científico, el profesionalismo y la experiencia de los “superpronosticadores” en modelos estadísticos de predicción, lamento informarles que, por definición, todas las predicciones son erróneas en algún grado. No es posible predecir de manera absoluta un suceso social, político o económico.
No obstante lo anterior, las tendencias pueden ayudarnos a predecir algunas partes del comportamiento humano. Para tal efecto debemos anticiparnos al cambio –identificar tendencias; generar hipótesis para el futuro–, aplicar visión de futuro, así como estrategias y soluciones basadas en los estudios.
Existen varios inconvenientes para lograr simular la realidad, sobre todo a partir de una muestra de la población y el principal es el económico -un estudio serio es costoso-. El segundo y no menos importante es el diseño de la muestra, pues no se trata de un muestreo simple y aleatorio.
El sesgo mayor viene del diseño de la muestra y su tamaño, así como al considerar la no respuesta a la misma. Esto se realiza a través de modelos estadísticos que garanticen el menor error y la mayor confianza en que la muestra sea un reflejo de la población. Lograr que represente cada estrato de la población -por género, por edad, escolaridad, condición económica, e incluya todas las áreas poblacionales- no es nada sencillo; requiere de conocimiento y experiencia en el tema.
En la reciente elección presidencial de Brasil se han vuelto a descalificar las encuestas por el sesgo en los resultados -resultó mayor al error estimado con un nivel de confianza del 95%-; algunas de las casas encuestadoras han declarado que el sesgo se debió a un mal diseño de la muestra; otras argumentaron que se debió a la orografía y a las áreas de inseguro o difícil acceso.
Es preciso señalar que las encuestas con validez estadística son las que se realizan cara a cara; las entrevistas telefónicas, internet y redes sociales, presentan un sesgo de origen por no representar a la población -aunque se realice un número mayor por su reducido costo, no por medir más se obtiene más información-.
Conclusión: la encuesta podrá predecir de una manera más acertada entre más factores se consideren para su evaluación; que la realicen expertos serios y profesionales y que el diseño de la muestra y su análisis de resultados se realice con el mayor rigor científico posible.
Mientras las encuestas consideren una sola pregunta; se ejecuten por simpatizantes del propio partido, se apliquen en las colonias o comunidades donde solo tengamos simpatizante; se realicen por teléfono o redes sociales a nuestros conocidos, la predicción será errónea, aunque mañosamente conveniente.
En la época de los “otros datos”, es indispensable que la sociedad tenga elementos de juicio para no llamarse a engaño ni a desesperanza.
1 El término surgió en la Universidad de Pensilvania, de un torneo cuyo objetivo era buscar nuevos enfoques en las predicciones políticas, llamado Good Judgement Project (Proyecto Buen Juicio). https://goodjudgment.com/about/
2 Es el proceso de hallar anomalías, patrones y correlaciones en grandes conjuntos de datos para predecir resultados. https://www.sas.com/es_mx/insights/analytics/data-mining.html
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