Alétheia
Por Jesús Gerardo Puentes Balderas
Fiel a su estilo manipulador, el presidente López, en la homilía dirigida a sus feligreses, el día 9 de marzo negó que se produzca fentanilo en México y acusó una campaña de Estados Unidos en contra de nuestro país.
“Ellos lo están haciendo con propósitos propagandísticos. Ya agarraron lo del fentanilo, que es responsabilidad de México. Aquí nosotros no producimos fentanilo y nosotros no tenemos consumo de fentanilo…”.
AMLO tiene un estilo pulido para provocar y luego retractarse, incluso contradecirse, sin el menor recato. La Chimoltrufia –personaje creado por Chespirito– es una ternurita ante los desfiguros del macuspano.
Lo anterior lo hace a pesar de haberse publicado en el portal oficial de la Presidencia de la República lo siguiente: “El 14 de febrero del presente año, personal del Ejército Mexicano llevó a cabo el aseguramiento de un centro de manufactura de pastillas de fentanilo y el laboratorio con mayor capacidad de producción de metanfetamina en el municipio de Culiacán, Sinaloa”.
Sin embargo, el 15 de abril –después que China le contestó solicitando pruebas de incautaciones en México de fentanilo proveniente de dicho país y el Tío Sam le informó tener suficientes pruebas de la producción en México, el presidente lo aceptó a regañadientes.
De acuerdo con el estudio realizado por Vanda Felbab-Brown titulado China y el control de las drogas sintéticas: el fentanilo, la metanfetamina y sus precursores, la exportación ilegal de esta sustancia hacia México se intensificó a partir de 2019.
Para ello la industria farmacéutica china se asoció con dos cárteles mexicanos: el de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación, expandiendo el negocio con ayuda de algunos miembros de la “diáspora china” y empresas del mismo país legalmente operando en México, pero diversificando el negocio criminal, no sólo con la venta –legal e ilegal– de precursores y pre-precursores de fentanilo, sino también con el lavado de dinero, así como el tráfico de especies animales, plantas y maderas preciosas.
En la última década han proliferado negocios legales chinos usados para operaciones ilícitas; en específico, la importación de sustancias químicas de doble propósito no clasificadas, haciendo más difícil su rastreo.
El estudio publicado por Vanda Felbab hace referencia a “la participación de China en la extracción de recursos en México y su exportación de bienes de consumo allí, que en el 2019 ascendió a unos 83 mil millones de dólares”. Consigna, también, que los principales puntos de ingreso del fentanilo y sus precursores a México son los puertos de Lázaro Cárdenas, Michoacán, y Manzanillo, Colima.
Actualmente, las empresas chinas legales y las redes de traficantes se han establecido en los puertos de Veracruz, Veracruz, Tampico, Tamaulipas, así como en Mexicali, Baja California.
En conclusión, diga lo que dijere el inquilino de Palacio, el fentanilo sí que se produce en México y se diversifica en múltiples drogas más adictivas por lo menos desde hace tres años.
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