Por F. Abraham Tobías Hernández
Hay un fenómeno presente a lo largo de la historia de la humanidad, ha sido causa de estudio por filósofos y científicos. Es algo peligroso; la capacidad humana de realizar actos irracionales y perjudiciales es una constante en nuestra especie y se llama estupidez.
Quiero abordar las ideas de dos personajes, de Dietrich Bonhoeffer y de Carlo M. Cipolla, y explorarlas para llegar a la comprensión de la estupidez humana, el ser más inteligente de la creación y el más estúpido a la vez.
Dietrich Bonhoeffer fue un teólogo, pastor y activista alemán; vivió durante la época del régimen nazi. Reconocido por su profundo compromiso cristiano y su resistencia activa contra el nazismo, Bonhoeffer se convirtió en un símbolo de valentía y determinación en la lucha por la justicia y la dignidad.
Fue arrestado por su participación en planes de conspiración para derrocar a Hitler y, finalmente, ejecutado en 1945 por órdenes nazis. Su legado perdura hasta el día de hoy, siendo considerado un ejemplo de integridad moral y resistencia frente a la injusticia.
Carlo M. Cipolla fue un historiador económico italiano reconocido por sus estudios sobre la historia y teoría económica de Europa. Nacido en Pavía en 1922, Cipolla destacó por su enfoque multidisciplinario al combinar diversas ciencias. Su obra ha sido ampliamente reconocida y sus ideas siguen siendo objeto de estudio en el ámbito académico.
Carlo M. Cipolla falleció en 2000 dejando un legado importante y al día de hoy sigue siendo relevante.
Después de una muy breve semblanza y saber o intuir el contexto de los dos personajes a tratar, ahora sí, al tema.
Bonhoeffer abogó por la idea de la “ética responsable” en la cual los individuos deben asumir la responsabilidad de sus acciones y decisiones; incluso ante circunstancias difíciles argumentó que las acciones éticas deben basarse en responder a Dios y a la comunidad, y no simplemente en reglas abstractas. Es decir, cada uno de nosotros debe comprometerse a no caer en patrones de comportamiento irracional o perjudicial.
Se puede inferir su idea de resistirse activamente a la estupidez colectiva.
Para él, luchar contra el mal era una obligación ética y es una manera de oponerse a la estupidez, especialmente cuando tiene consecuencias perjudiciales; es una parte integral de la acción ética.
Según Bonhoeffer, la estupidez es más peligrosa que la maldad. Él se refiere con la palabra “estúpido” a personas sin criterio, las cuales siguen órdenes sin cuestionar ni evaluar las consecuencias de sus actos, defienden sin reflexionar y asumen como enemigos a los de diferente pensamiento.
Pero sostuvo que no todo estaba perdido, esas huestes “estupidizadas” por el fanatismo podrían recuperarse; un solo acto de liberación, difundido en sociedad, podría remover la estupidez y destapar los ojos de una persona que no puede ver la realidad.
Aunque no hay evidencia del desarrollo de una teoría específica por Bonhoeffer, sus ideas sobre la ética y la responsabilidad podrían proporcionar un marco valioso para reflexionar sobre cómo los individuos y las sociedades enfrentan y resisten comportamientos irracionales. Su vida y obra también sugieren que, en momentos críticos, la inacción o la aceptación pasiva de la estupidez pueden ser formas de complicidad y ve a la resistencia activa como una respuesta ética.
La teoría de la estupidez humana tiene sus raíces en la obra de Carlo M. Cipolla, quien en 1976 publicó un ensayo titulado Las leyes fundamentales de la estupidez humana. Cipolla propuso una definición simple, pero elocuente de la estupidez: una persona estúpida es aquella que causa daño a los demás sin obtener beneficio alguno, o incluso sufriendo pérdidas personales.
La teoría destaca la falta de correlación entre la estupidez y otros factores, como la inteligencia o la racionalidad.
Cipolla clasificó a las personas en cuatro categorías, según su comportamiento social e intelectual:Personas inteligentes: aquellas que toman decisiones que benefician tanto a ellas mismas como a los demás.
Personas malvadas: aquellas que buscan su propio beneficio a expensas de los demás.
Personas incautas: aquellas cuyas acciones benefician a los demás, pero perjudican a ellas mismas.
Personas estúpidas: aquellas que causan daño tanto a sí mismas como a los demás sin obtener ningún beneficio.
Este modelo proporciona un marco para comprender cómo la estupidez puede manifestarse en diversas maneras y afectar tanto a individuos como a comunidades enteras.
Para Cipolla hay factores que contribuyen a la manifestación de la estupidez humana: falta de información, incapacidad de evaluar consecuencias a largo
plazo, la conformidad social y la escasez de empatía; la suma e interacción de estos factores influyen en la manifestación de esto, no sólo en lo individual, sino también en lo colectivo, especialmente en situaciones donde grupos de personas toman decisiones contrarias a sus propios intereses.
Ejemplos históricos incluyen crisis económicas, conflictos bélicos y decisiones políticas controversiales. La teoría sugiere que la estupidez colectiva puede surgir cuando la dinámica grupal fomenta la conformidad sobre la reflexión crítica.
Sin embargo, es importante señalar, esta teoría no busca desacreditar la inteligencia humana. Más bien destaca la complejidad de los factores que influyen en nuestras decisiones y subraya la necesidad de promover la reflexión crítica, empatía y toma de decisiones informadas para contrarrestar los efectos perniciosos de la estupidez en nuestra sociedad.
Cipolla también formuló lo que se conoce como las “Leyes Fundamentales de la Estupidez Humana”. A continuación, mencionaré estas leyes con algunos ejemplos y apuntes de su “servilleta”:
Primera ley: siempre, e inevitablemente, cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación. No sabemos cuántos son; el enemigo está en todas partes. Segunda ley: la probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de ese individuo. No respeta estrato social, color de piel, nivel académico, etcétera… La estupidez se encuentra en todos lados –se aproxima un sarcasmo–, hasta en la 4T se ve con frecuencia –aunque los 4teistas van a negarlo y me insultarán– y podría nombrar personajes connotados, pero no los diré porque su estupidez los haría perseguirme sin cuartel en las “benditas redes sociales”, y la verdad, da hueva. Tercera ley: una persona estúpida es aquella que causa daño a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ventaja para sí misma, o incluso incurriendo en una pérdida. Si apoyas a alguien que sí obtiene beneficios y tú no obtienes ninguno, te perjudicas. Lamento decírtelo: eres un estúpido.
Cuarta ley: las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en particular, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y situación tratar y asociarse con individuos estúpidos inevitablemente resulta ser un error costoso. Es decir, siempre debes estar alerta, la estupidez está en todo lugar y a toda hora.
Quinta ley: el estúpido es el tipo de persona más peligrosa que existe. Así es, apoya a lo pendejo, legítima tiranos y defiende dictadores, por ejemplo.
Estas teorías y leyes nos ayudan a entender mejor la naturaleza de la estupidez humana y cómo ésta puede afectar a la sociedad en general.
Sin embargo, también nos recuerdan la importancia de la educación, la reflexión y el pensamiento crítico para combatir la estupidez y promover una sociedad más inteligente y justa.
Por favor, no seas estúpido.
@AbrahamTobias