La indigna caída del «hipócrita»

enero 7, 2025
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Estados Unidos y Canadá
FOTOGRAFÍA: ESPECIAL

Por Álvaro Delgado Gómez

“Es un hipócrita”, dijo Donald Trump sobre Justin Trudeau cuando hace seis años, el 4 de diciembre de 2019, abandonó repentinamente la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Londres, Inglaterra, tras la difusión de las burlas que sobre él hizo el primer ministro de Canadá, quien este lunes 6 de enero renunció en medio del repudio hasta de los suyos.

El “cool” Trudeau, quien deja a Canadá hundido en una profunda crisis política provocada por sus erráticas decisiones, fue grabado en aquella ocasión por las cámaras del palacio de Buckingham en una charla con los entonces mandatarios Boris Johnson, el anfitrión; Emmanuel Macron, de Francia, y Mark Rutte, de Holanda, en una de cuyas partes se burlan de Trump por la larga conferencia de prensa que dio con el mandatario francés.

“¿Es por eso por lo que llegaste tarde?”, le preguntó Johnson a Macron, y Trudeau terció: “Llegó tarde porque su rueda de prensa duró como unos 40 minutos”, tanto, dijo entre risas, que hasta el equipo de Trump se quedó “boquiabierto”.

Cuando los periodistas le preguntaron a Trump sobre las burlas de Trudeau a costa suya, lo llamó “dos caras” y anunció, teniendo a su lado a la canciller alemana Angela Merkel, que ya no asistiría a la ceremonia de clausura de la reunión de la OTAN y regresaría a Washington.

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A seis años de ese acontecimiento, mientras Trudeau gobernaba con amplio apoyo, Trump terminó su mandato en 2020, se preparó para su segunda campaña y en dos semanas, el 20 de enero, tomará posesión otra vez como presidente de Estados Unidos, después de someter al canadiense a una humillación permanente, dándole trato de “gobernador” y a Canadá de “estado”.

El derrumbe de Trudeau deriva de sus erráticas decisiones, sin duda, y Trump lo potenciará como un triunfo propio —su venganza del “hipócrita” luego de seis años—, pero este acontecimiento también modifica la lógica política trilateral, que tendrá implicaciones graves para México.

Aunque con su renuncia Trudeau trata de contrarrestar el derrumbe también del Partido Liberal, después de que la izquierda del Nuevo Partido Democrático le retiró anticipadamente su apoyo, no hay manera de que no gane la elección de este año el Partido Conservador y se nombre como primer ministro de Canadá a su líder, Pierre Marcel Poilievre, un político afín a Trump.

México y el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum enfrentará en la renegociación de T-MEC, en 2026, a un bloque políticamente conservador de Estados Unidos y Canadá. No será muy diferente a lo que Trudeau quería, con su mezquina exclusión de México, pero él ya no estará invitado a la fiesta.

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Al tener una mejor relación con Canadá y el Partido Conservador, Trump tendrá más fuerza de negociación ante México, que se verá amenazado con el rompimiento del T-MEC y que Estados Unidos podrá hacer sólo acuerdos bilaterales, como se lo planteó también Trudeau.

Pero, sobre todo, la caída de Trudeau fortalecerá políticamente a Trump y su pretensión de declarar terroristas a los cárteles de las drogas de México, con el fin de invadir, policiaca y militarmente, el territorio mexicano para combatirlos, mientras en ese país se distribuyen todas las drogas con toda impunidad.

Y así como en Estados Unidos hay un alineamiento con Trump de medios de comunicación, como The New York Times, para fortalecer una narrativa que propicia los apetitos injerencistas e invasores, también en México se fortalecen las posturas de subordinación en forma de partidos políticos, más aún que las que hubo con el “cool” Trudeau.

Trump está envalentonado después de la caída de Trudeau y, además de burlarse de la renuncia, insistió en que Canadá se una a Estados Unidos, como lo quieren más de 13% de los habitantes de ese país.

“Si Canadá se fusionara con Estados Unidos —escribió—, no habría aranceles, los impuestos se reducirían mucho y estarían totalmente seguros de la amenaza de los barcos rusos y chinos que los rodean constantemente. ¡Juntos, qué gran nación sería!”

Por eso pronto, antes incluso de su toma de posesión, Trump volverá con la amenaza de imponer a México aranceles de 25% a todas las exportaciones si no combate la migración y, sobre todo, el narcotráfico.

Pero hay una cosa muy clara: México no es Canadá ni Sheinbaum es Trudeau, hipócrita también con nuestro país.

Una vez más, ante las nuevas circunstancias que fortalecen a Trump, a contrapelo de los mecanos que lo aman, México y su gobierno deben actuar con inteligencia, dignidad y patriotismo en defensa de sus intereses.

SinEmbargo

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