Los infames del desafuero

abril 8, 2025
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FOTOGRAFÍA: ESPECIAL

Por Álvaro Delgado Gómez

Genaro García Luna fue el brazo policiaco en el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, consumado el 7 de abril de hace 20 años, y ahora está preso y sentenciado en Estados Unidos como el narcotraficante que era desde entonces, hundido en la deshonra como todos los involucrados en esa trama vil de los tres poderes del Estado, presididos por Vicente Fox, Manlio Fabio Beltrones y Mariano Azuela Guitrón, al servicio del poder del dinero.

“Ustedes me van a juzgar, pero no olviden que todavía falta que a ustedes y a mí nos juzgue la historia”, les dijo López Obrador a los diputados y a todos los impulsores del desafuero como Jefe de Gobierno que ahora, por salud pública, es preciso recordar qué hicieron entonces y qué hacen ahora esos personajes de la política y del dinero.

El desafuero se decidió, en los hechos, un año antes de consumarse. El 6 de abril de 2004, el domingo de Resurrección de Semana Santa, Fox citó en Los Pinos al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Mariano Azuela Guitrón, para preguntarle si era procedente el desafuero de López Obrador, como planteaban el general Rafael Macedo de la Concha, titular de la PGR, y Santiago Creel, Secretario de Gobernación. El Ministro avaló la infamia.

El plan se echó a andar y se compartió en una reunión de Fox con los magnates del país dos meses después, 10 de junio, en la mansión de Rómulo O’Farril, en San Jerónimo. Ahí, se acordó quitar de en medio a López Obrador con el desafuero, luego de la trama de los videoescándalos que involucró también a Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos.

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Los asistentes eran, entre otros, Antonio del Valle Ruiz, que presidía el Consejo Mexicano de Negocios; Germán Larrea Mota Velasco, del Grupo México; Emilio Azcárraga Jean, de Televisa; Roberto Hernández, de Banamex; Valentín Díez Morodo, de Grupo Modelo; Lorenzo Servitje, de Grupo Bimbo; Joaquín Vargas, de MVS; Lorenzo Zambrano, de Cemex; Alberto Bailleres, de Peñoles; José Antonio Fernández, de Grupo Femsa, y Claudio X. González Laporte, de Kimberly Clark, asesor de Salinas y el más tenaz detractor de López Obrador.

Hoy, salvo los que han muerto, todos estos personajes siguen haciendo negocios en México, pero desde 2018, cuando ganó López Obrador, ya pagan impuestos y, al igual que sus operadores políticos, están en el desprestigio, empezando por la “pareja presidencial”.

Fox y Martha Sahagún, que efectivamente se hacían llamar la “pareja presidencial”, pensaban que con el desafuero se despejaba el camino a esa mujer para suceder a su marido. Fracasaron y, hoy, ambos deambulan en un rancho en San Francisco del Rincón, donde organizan bodas.

Creel, el Secretario de Gobernación que pensó también en ser Presidente de México, pasó de orquestador del desafuero, junto con su coordinadora de asesores, María Amparo Casar Pérez, a ser el eterno político gris que armó junto con el junior Claudio X. González, en 2021 y 2024, la coalición de los tres partidos históricos que los hundió.

El procurador Macedo de la Cocha terminó renunciando tras el fiasco del desafuero y ahora, desde las penumbras, impulsa a la magistrada Magda Zulema Mosri Gutiérrez, su esposa, para Ministra de la SCJN.

Maricela Morales Ibáñez, a quien Macedo de la Concha designó encargada del desafuero y luego fue Procuradora de Felipe Calderón, ahora busca también ser Ministra de la SCJN, cuyo expresidente, nieto del gran escritor laguense Mariano Azuela, se hundió la deshonra.

El propio Calderón, que era secretario de Energía de Fox, se involucró en el desafuero y, cuando se consumó, ordenó a los panistas Gabriela Cuevas y Jorge Lara a pagar la fianza para evitar que López Obrador fuera a prisión. Ahora ella apoya a la Presidenta Claudia Sheinbaum y él, quien fue subprocurador con Calderón, ya no existe.

Francisco Barrio, el coordinador del los diputados del PAN en el desafuero, sigue en la grisura que ha marcado su vida, igual que Margarita Zavala, la esposa de Calderón que ahora también representa al PRI. Lo mismo que Germán Martínez, de fugaz paso por el obradorismo que le regaló una diputación.

Del lado del PRI, que se sumó al desafuero, Roberto Madrazo Pintado, su presidente, llevó a su partido al tercer lugar en la elección de 2006 y es un político irrelevante, sólo con el portal Latinus como escaparate después de que se frustró también el proyecto de su hijo Federico para ser Gobernador de Tabasco.

Manlio Fabio Beltrones, quien era presidente de la Cámara de Diputados en el desafuero, ya ni Alejandro Moreno Cárdenas lo quiere en el PRI y es un senador sin partido que vacila entre irse al PAN o al partido Movimiento Ciudadano.

Elba Esther Gordillo, otra impulsora del desafuero, terminó peleada con Madrazo y apoyando a Calderón y luego en la cárcel. Su sustituto en la coordinación de los diputados del PRI, Emilio Chuayffet, pasó a un retiro sin gloria.

En un cuarto de siglo, México pasó muy pronto de la expectativa democrática a la involución que condujo otra vez al fraude electoral y a la alta corrupción con Fox, Calderón y Enrique Peña Nieto, tras lo cual se produjo una alternancia por la izquierda, en 2018, que el año pasado tuvo continuidad.

El desafuero de hace dos décadas fue un retroceso que jamás puede cometerse otra vez, y la memoria histórica es un antídoto para que no vuelva a suceder.

SinEmbargo

MÁS DEL AUTOR:

Álvaro Delgado

Álvaro Delgado Gómez es periodista. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos.

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