Por Luciano Campos Garza
My life as a dog, 1985
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Es Suecia, en la década de los 50. El niño Ingemar (Anton Glanzelius) pasa por un momento complicado en su vida. Con un padre ausente y un hermano mayor con el que riñe constantemente, tiene a su madre enferma terminal. Es enviado a refugiarse con unos tíos, mientras la madre se recupera, situación que difícilmente ocurrirá.
Entre las idas y vueltas con los familiares, el niño va desarrollando un sentido de resignación, que lo ayuda a enfrentar la vida, junto con un sentido natural que tiene hacia la ironía pues detrás de su sonrisa burlona se esconda un chico atrevido e inteligente que está muy consciente de lo que pasa a su alrededor.
La comedia, con momentos de drama pesado, muestra cómo es el difícil proceso de crecer de un chico que se comienza a convertir en un adolescente, sin un adulto que lo guíe en el trayecto.
La presencia de sus amigos nuevos le hace la vida más llevadera, pero no es suficiente, por lo que en algunos momentos solo le queda mirar a las estrellas y dejar volar la imaginación.
Es una cinta enternecedora y entrañable.
Las situaciones son totalmente de adultos.
(R. Restringido; menores de 17 deben estar acompañados de sus padres)
@LucianoCamposG
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