¡Pobre Ciudadanía!

febrero 18, 2025
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EL COAHUILENSE

La política coahuilense se tambalea al borde del abismo. Las fracturas internas de los diversos partidos amenazan con socavar la poca confianza que la ciudadanía aún deposita en su clase política, desvaneciendo la promesa de un futuro mejor para los coahuilenses. Las disputas intestinas, magnificadas por métodos de selección de líderes cuestionables, han generado una percepción de caos y desunión que impacta directamente en la credibilidad de los institutos políticos.

 El PRI se debate entre acusaciones de desvío de recursos y corrupción entre sus operadores de Torreón y la región sureste, mientras aquellos niegan los señalamientos y claman ser víctimas de un montaje. Del PAN, mejor ni hablar. A sus liderazgos exhaustos y debilitados no les alcanza ni para tirarse una taza de café.  

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Pero la fractura más evidente, y quizás la más dañina, es la que carcome a MORENA. Acusaciones cruzadas de corrupción, condicionamiento de programas sociales y nepotismo se han convertido en el pan de cada día. La imposición de liderazgos a través de métodos opacos ha exacerbado las divisiones, alejando a la ciudadanía y sembrando dudas sobre la legitimidad de sus representantes. El condicionamiento de programas sociales, de confirmarse, sería un golpe devastador a la ética política y un atentado contra los derechos fundamentales de los ciudadanos, quienes al no recibir los apoyos necesarios, son colocados en un estado de necesidad por sus propios líderes políticos. 

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La ciudadanía desconfía cada vez más de sus partidos políticos. Las fracturas internas, los compadrazgos y la imposición de candidaturas, son las causas de esa desconfianza.Esta debilidad de la política partidista en Coahuila, reflejada en la persistencia de una democracia incompleta, se ve acentuada por estas dinámicas internas. El descontento ciudadano, que impulsó el ascenso de AMLO, podría volverse en contra, si el partido que lo llevó al poder no supera sus divisiones y ofrece una alternativa política sólida y creíble. En un contexto de fragmentación y polarización, los partidos políticos de Coahuila enfrentan el desafío de reconstruir su imagen y recuperar la confianza ciudadana. La seguridad, la justicia, la migración y la economía exigen atención urgente, pero la crisis interna de los institutos políticos impide abordarlos con la eficacia necesaria.

El conflicto entre el PAN y el PRI a nivel nacional, a pocos meses de las elecciones presidenciales, añade incertidumbre al panorama estatal. MORENA, en Coahuila, en lugar de erigirse como una fuerza unificadora, se hunde en divisiones que parecen insuperables.

Y en medio de todo esto, una ciudadanía indiferente, desarticulada y, en muchos casos, empobrecida. La calidad de nuestros representantes políticos es un reflejo de la calidad de la ciudadanía. Los escándalos que protagonizan los partidos son posibles porque no existe una ciudadanía comprometida y organizada que exija un comportamiento a la altura de las necesidades de los coahuilenses. Una ciudadanía pobre, que al no involucrarse en los asuntos públicos ni exigir dignidad a sus representantes, se conforma con ser espectadora de una telenovela interminable.

Los partidos políticos tienen la oportunidad de transformar esta crisis en una oportunidad para fortalecer sus proyectos y consolidar sus liderazgos. Es fundamental que sus líderes asuman su responsabilidad y prioricen el interés general sobre las ambiciones personales. La ciudadanía coahuilense merece alternativas políticas sólidas, transparentes, confiables y comprometidas con el bienestar de todos. El tiempo apremia, y el futuro de Coahuila está en el aire. 

Maestra en Derechos Humanos.

Especialista en Gobierno Abierto y Rendición de Cuentas.

Ciudadana.

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