Por Arturo Rodríguez García
Asumida por Mario Delgado, la conducta pragmática con el propósito de ganar elecciones causa guerras locales por las nominaciones a cargos de elección popular en los que resultan privilegiados numerosos políticos que recientemente se importaron de sus adversarios, el PRI y el PAN.
El país vive una realineación de hombres y mujeres que abandonan sus viejas militancias para subirse al barco ganador que es la coalición encabezada por Morena, así sea por el PT o el PVEM.
Hay casos muy conocidos como el de Jorge Carlos Ramírez Marín, hombre de la vieja guardia priista que hace apenas unas semanas se morenizó, como también lo hizo el candidato a alcalde de Mérida por Morena, Rommel Pacheco.
Con las polémicas superadas tras las designaciones para candidatos al Senado, la rebatinga vigente se ubica en el nivel municipal y los distritos locales y federales, con casos tan penosos que hasta la cúpula morenista anda con las cejas arqueadas tanto por nombres como por formas.
Un ejemplo: A la cúpula del partido fundado por Andrés Manuel López Obrador no le gustaron las formas del Partido Verde que dirige en el membrete Karen Castrejón Trujillo en los procesos electorales.
Reventaron la coalición local en Coahuila en diciembre pasado y, en Aguascalientes, está promoviendo a un impresentable como lo es José María Tapia Franco, quien la víspera se proclamó ganador de la encuesta para contender por la presidencia municipal de Querétaro, una de las capitales más codiciadas por todos los partidos.
El anuncio causó molestia en la dirigencia estatal de Morena, cuya dirigente es Rufina Benítez Estrada, quien de inmediato salió a corregirlo y a aclarar que la convocatoria para el proceso interno es hasta el 19 de febrero, por lo que invitó al verde queretano, Ricardo Astudillo Suárez, a que esperen los tiempos que acordaron en el convenio de coalición.
No es para menos. El acelerón de Chema Tapia parece un intento desesperado por colocar su nombre frente al resto de los contendientes que son más conocidos por su pertenencia a la 4T, a diferencia del mencionado quien fue protagonista de escándalos en el régimen peñanietista.
No es el único caso. Si de Yucatán pasamos a Querétaro, en el norte del país el horno no está para bollos en el caso de Torreón, donde Shamir Fernández y Jorge Luis Morán, dos expriístas de militancia reciente en Morena, así como el expanista, Miguel Batarse, intentan aplastar el ímpetu de Cintia Cuevas, quien procede de las redes lopezobradoristas de 2012, organizadora y fundadora de Morena y exdelegada regional de Bienestar.
Ahí las formas también se repitieron, cuando alguno de los nuevos morenistas con viejas mañas inició una campaña negra contra Cuevas por ser mujer, recientemente madre, distribuyendo un supuesto acuerdo en el que se establecía que por Torreón debe ir hombre.
Pronto, la dirigencia estatal a cargo de Diego del Bosque desmintió la especie, mientras el delegado nacional Tanech Sánchez enredaba más las cosas dejando operaciones a Antonio Attolini, pues el emisario de Mario Delgado andaba distraído en su búsqueda por ser alcalde de GAM.
El PRI y los veteranos
Los personajes del antiguo régimen causaron furor en esta semana, en especial cuando Manlio Fabio Beltrones aseguró lugar en el Senado. Y no menos estridente ha sido el regreso a la escena pública de Aurelio Nuño, ex jefe de la Oficina de la Presidencia con Peña Nieto y titular de Educación responsable de la ya frustrada reforma laboral que se presentó como educativa el sexenio pasado.
Alguna vez Nuño fue considerado presidenciable y ahora va por una curul plurinominal gracias a los buenos oficios de Alito Moreno, líder del PRI que más que partido parece club de amigos del campechano.
Tras un autoexilio en Boston, el regreso de Nuño marca un giro interesante en el panorama electoral del PRI y genera interrogantes sustanciales sobre dinámicas de poder dentro del partido: ¿Hasta qué grado influyó Peña Nieto en la designación de Nuño y qué tipo de favores le deberá la dirigencia club de Alito?
Una de vales
Cuestión aparte, en el sector de vales de despensa existe gran preocupación por la firma Mis Métricas SAPI de CV, misma que desde principios de año ha levantado la mano en varias licitaciones en los tres órdenes de gobierno y que en Compranet aparece registrada con los siguientes servicios:
“Desarrollo de Tecnología para el Sector Financiero” y “Emisión de monederos electrónicos, vales de despensa y gasolina”.
Tanto la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que lleva Jesús de la Fuente Rodríguez, así como el SAT de Raquel Buenrostro, la tienen en la mira ya que, además de no contar con el aval de este último, está dada de alta con un domicilio falso y no cuenta con ningún tipo de experiencia en el sector.
Varios malpensados sostienen que quien estaría detrás de todo es la firma Suven, que acumuló gran cantidad de sanciones de la autoridad por incumplir en la dispersión de recursos.
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