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Por Luz Elena Guadalupe Morales Núñez
El 8 de marzo (8M) es nuestro gran aliado para visibilizar los retos a los que las mujeres nos enfrentamos y reconozcamos que juntas es más fácil correr el camino para lograr una sociedad incluyente.
Cada mujer en el país, sin importar su profesión, su actividad, su estado civil, su ideal de ser o no ser madre, su preferencia sexual o sus creencias –es decir, TODAS–, buscamos un pleno ejercicio de nuestros derechos y un entorno libre de violencias.
¿Qué mujer no tiene miedo de ser tocada, acosada, violada o asesinada? ¿Qué mujer no se ha sentido culpable por andar sola de noche, por “elegir mal” a sus parejas, por vestir provocativamente, por tener que renunciar a su trabajo para cumplir su rol de madre, o por salir de su casa a trabajar y dejar a sus hijos e hijas a cargo de otras personas?
Las marchas y el paro de mujeres son una oportunidad para escuchar, reflexionar y cambiar. Es el llamado social donde se demuestra el hartazgo e indignación por la violencia sexual y feminicida. Cambiemos la historia.
En lugar de enojarte por las mujeres que marchan, por las que exigen justicia o hacen paro, enfurécete con los violadores, con la cultura que les permite actuar; encolerízate con los feminicidas que apagaron la vida de mujeres y niñas, con quienes pasan por alto las injusticias.
Hacer visibles las demandas y retos a los que nos enfrentamos las mujeres es fundamental para entender las desigualdades y violencias y con ello fortalecer estrategias para eliminarlas.
El cambio empieza individualmente. Promovamos: paternidades responsables, igualdad de oportunidades, crianzas sin estereotipos, relaciones basadas en el diálogo y el respeto, reconozcamos las actividades del hogar como un trabajo no remunerado, hablemos de la gran necesidad de conciliar nuestra vida familiar con la laboral.
La lucha colectiva por la no violencia contra las mujeres hoy más que nunca está moviendo conciencias. Necesitamos de todos y todas para erradicar las prácticas que inhiben a las mujeres desarrollarse en espacios libres de violencia y en igualdad de oportunidades. Me sumo al llamado social para promover desde todos los espacios una vida libre de violencia para todas las personas. Sacudamos conciencias y borremos el machismo de nuestra cotidianidad.
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