Sheinbaum: Continuidad o retroceso

septiembre 12, 2023
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“[…] Es la confesa candidata de la continuidad del proyecto de López Obrador, cuya evaluación de su gobierno orientará todas las campañas”.

Por Álvaro Delgado Gómez

La elección de 2024 es sobre el rumbo de México que trazó el presidente Andrés Manuel López Obrador y si los mexicanos quieren continuarlo con Claudia Sheinbaum, inequívocamente identificada con él, o prefieren la vuelta al pasado con Xóchitl Gálvez, abrazada a lo peor del PRI que encarnan Emilio Chuayffet, Roberto Madrazo, Rubén Figueroa, Ángel Aguirre, Francisco Labastida, Alejandro Moreno…

Sheinbaum es la ganadora del irreversible proceso interno de la izquierda, desmerecido por el obsceno uso de recursos que mancha a toda la coalición, y es la confesa candidata de la continuidad del proyecto de López Obrador, cuya evaluación de su gobierno orientará todas las campañas, incluidas las del partido Movimiento Ciudadano —aun si su candidato es Marcelo Ebrard— y las que eventualmente obtengan el registro como independientes.

Todos los aspirantes a la candidatura presidencial de la izquierda, incluido Ebrard, plantearon la continuidad del proyecto de López Obrador, y todos los de la derecha el cambio, que representa un reflujo a los prácticas de Carlos Salinas a Enrique Peña Nieto, incluyendo a Felipe Calderón, con un énfasis en el de Vicente Fox, de cuya entraña proceden los principales impulsores de Gálvez, como Santiago Creel, Ernesto Ruffo, Josefina Vázquez Mota y ella misma.

Sheinbaum jamás objetó ser vista como la favorita de López Obrador y de la continuidad de su proyecto de la Cuarta Transformación, como sí trató Ebrard de diferenciarse, al enfatizar que esa continuidad sería “con cambio”, que ella repudió el mismo día en que los aspirantes iniciaron sus recorridos por el país, el 19 de junio.

“Yo no digo cambio. Por ahí puso Morena en algún lugar ‘continuidad con cambio. Yo digo continuidad con sello propio”, expresó Sheinbaum en Oaxaca, en referencia a Ebrard, pero llama la atención que haya retomado la frase el mismo día que el excanciller impugnó el proceso, como parte de su plan de ruptura tras conocer el resultado de la encuesta: “Jamás nos vamos a someter a esa señora”.

En efecto, la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México que en las elecciones de 2021 padeció una derrota ante el recién formalizado PRIAN y a un mes del colapso de la Línea 12 del Metro, inició su proyecto hacia la Presidencia de la República con la frase de “continuidad con cambio”, una vez que el Presidente de México le transfirió el liderazgo del movimiento que la pondrá a prueba de ahora en adelante.

“Continuidad, le digo yo, ‘con sello propio, pero hay que llamarle por su nombre: Continuidad con cambio”, expresó Sheinbaum, quien tendrá que introducir en su oferta a los mexicanos elementos que López Obrador no priorizó, pero que ella como científica debe hacerlo.

No falta quien, desde la irreflexión y la iracundia, proponga a Sheinbaum que tome distancia o que rompa con López Obrador, una tontería como la de Josefina Vázquez Mota, en 2012, con la equívoca frase “Diferente”, que enfureció a Calderón que de por sí siempre apoyó a Enrique Peña Nieto.

A diferencia de Calderón y de Peña Nieto al final de sus gobiernos, López Obrador tiene un respaldo popular de entre 65 y 70 por ciento, con un rechazo menos al 30 por ciento, que son los votos opositores. ¿Por qué Sheinbaum habría de apartarse de ese apoyo? Al contrario, adherirse a él para consolidar derechos de los mexicanos y generar nuevos.

En la campaña estará a debate, otra vez, la continuidad de la pensión universal a más de 12 millones de adultos mayores, las brecas a más de 12 millones de estudiantes, los apoyos a más de dos millones y medio de jóvenes, los fertilizantes gratuitos para ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios, los cerca de 500 mil campesinos que siembran vida, los recursos a las madres de familia para mejorar escuelas, los apoyos a madres trabajadoras.

Muchos de estos apoyos ya son derechos, incluidos algunos en la Constitución, y aún así estarán bajo escrutinio, como lo serán también las obras del ferrocarril como el Tren Maya y el Interoceánico, la construcción de diez parques industriales en el Istmo, la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto Felipe Ángeles…

En la campaña la oposición descalificará, otra vez, el proyecto del “dictador”, “destructor” de instituciones y autócrata López Obrador, como lo ha hecho desde el inicio mismo del gobierno, y Sheinbaum tendrá que lidiar con ello.

Pero también enfrentará las consecuencias de la incompetencia de altos servidores públicos en diversas áreas, como el Instituto de Salud para el Bienestar, y la corrupción, real y/o manipulada, en ámbitos que incluyen el círculo próximo a López Obrador, de la que hay un arsenal en la oposición.

Aun cuando la Fiscalía General de la República (FGR) es un ente autónomo,  el fiasco que representa Alejandro Gertz Manero se le imputará a López Obrador, porque él lo propuso, y lo mismo ocurrirá con gobernadoras y gobernadores que no han resultados capaces.

Todas estas variables y otras no previstas, potenciadas mediáticamente y en el Poder Judicial, gravitarán en el ánimo social sobre la continuidad con cambio que ofrece Sheinbaum, quien deberá encabezar el relevo generacional que atraiga a más mujeres y jóvenes, sectores clave en la elección.

Y como parte de esta continuidad con cambio deberá generar nuevas políticas públicas para una mayor equidad, entre ellas una reforma fiscal que obligue a pagar más a quiénes más gana.

López Obrador no quiso tomar esa decisión, pero es inaplazable darle más solidez a las finanzas del Estado. El tema es propicio, también, para exhibir los intereses que cada quién defiende.

SinEmbargo

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