Aquel que no conoce la historia está condenado a repetirla.
Mañana se cumplen dos meses de que, de forma muy discreta y con poca cobertura mediática, después de un año de trabajo sustituyeron al director general de Seneam, Ricardo Torres Muela. ¿Esto es una mala noticia? La respuesta es sí. Se trata de una pésima noticia, pues luego de las primeras acciones del recién nombrado Javier Vega, sólo puedo decirles que Dios nos agarre confesados.
Para abrir boca, déjenme contarles que radio pasillo asegura que el nuevo director está por repetir peores tiempos de la administración en la historia de Seneam, que encabezó el excontrolador aéreo Víctor Hernández. Y es que Vega reincorporó en puestos clave a los mismos personajes impresentables e inexpertos que puso Hernández.
Abróchense sus cinturones para seguir leyendo
Primero nombró a Rafael Islas como jefe de los Servicios de Tránsito Aéreo en la Gerencia Regional Centro. Islas tiene entre sus antecedentes la responsabilidad de un accidente aéreo, una gestión deficiente como controlador que estuvo protegido por Alejandro, hijo del exdirector Víctor Hernández.
También acumula graves errores siendo jefe de la torre del aeropuerto Felipe Ángeles, donde impuso un corredor para aeronaves abajo del procedimiento de aproximación a la pista 04 C, lo que ocasiona alertas de seguridad en las aeronaves en la aproximación. Y si esto fuera poco, suma acusaciones por supuesto acoso laboral.
Grecia Naara Rodríguez Castillo, sobrina de un controlador, quien nunca aprobó los exámenes necesarios para ser controladora, fue designada como encargada de la capacitación.
Otro nombramiento cuestionable es el del mismísimo Alejandro Hernández. Sí, el hijo de Víctor Hernández, quien fuera director del Seneam. Cuando fue jefe de la torre de control del AICM, fue responsable del incidente de las aeronaves de Volaris, lo que ocasionó la destitución de su padre como director general de la institución.
Les cuento que Alejandro jamás entregó las grabaciones, audios y toda la información para analizar dicho incidente. ¿La razón? Que saldrían a la luz todas las irregularidades de su administración.
El júnior Hernández, haciendo gala de autoritarismo y solapado por su padre, decidía quién terminaba la carrera de controlador de tránsito aéreo y obligaba a sus víctimas a firmar calificaciones reprobatorias. Ante la negativa de un par de ellas a hacerlo, y acostumbrado a hacer su voluntad, se le hizo fácil armar un entramado para falsificar las firmas a quienes se negaron.
Por lo anterior, tiene una denuncia penal con el delegado de la FGR con sede en CDMX por falsificación de firmas, la cual se encuentra en proceso de investigación.
Con estos antecedentes, Javier Vega, el nuevo director de Seneam, lo nombró “coordinador regional de supervisores”. ¡Quihúboles! ¿A poco no se le pegó el estómago como si hubiéramos tenido una pérdida de altura?
Y lo peor, este puesto no existe en el organigrama de Seneam; esto significa…
(Entramos a un área de turbulencia, por lo que les recomiendo ajustarse aún más el cinturón).
Que le está dando a Hernández Rosas un puesto para el que no existen normativas, límites ni responsabilidades definidas.
¿Se imaginan el riesgo?
Pero esto no es todo
Le puedo confirmar que Javier Vega sigue tolerando en Seneam a Areli Gallardo Arteaga y a Alejandro Valdés Souto, matrimonio al que, durante la administración de Víctor Hernández, se les asignaron puestos de toma de decisiones y, en un despliegue de ignorancia de la administración pública, también aplicaron procedimientos administrativos y operativos fuera de toda norma y legalidad, dedicándose a proteger y regalar ascensos a sus familiares y amigos. Se rodearon de gente sin capacidad ni preparación para hacer frente a la responsabilidad de la seguridad aérea.
El resultado fue un aumento nunca antes visto en la historia de Seneam del número de incidentes aéreos, los cuales ocultaron a toda costa. ¡Así como lo está leyendo!
Las repercusiones de las acciones de este matrimonio son infinitas como los cielos, pues en julio de 2021 se presentó una denuncia ante la AFAC por varias irregularidades.
En su momento, la AFAC se negó a intervenir argumentando que era un conflicto laboral, pero ante una solicitud de revisión ante el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, registrada con el expediente número 10105/22-17-03-1, un juez determinó el pasado 26 junio que la AFAC tiene cuatro meses (ahora ya son sólo dos) para atender las denuncias presentadas en su oportunidad.
En un escenario en donde la AFAC está buscando desesperadamente recuperar la categoría uno, debería Javier Vega tomar cartas en el asunto, ¿o no?
Y ya que estamos en esto, es una buena oportunidad para retirar a Katya Estrada, directora de Administración, quien con su flamante equipo de Pedro Morquecho y Néstor dan plazas a controladores, otorgando una categoría que no han cumplido. Tal es el caso de Esteban Aguilar, exmilitar que tiene plaza de controlador de aproximación.
¿Hasta cuándo, Felipe? Ok, no. ¡Jajaja, no me pude resistir!
Si Seneam sigue ocultando la falta de adiestramiento para los controladores, la alteración de los exámenes técnicos, la asignación arbitraria de plazas a personas no calificadas, y negando a la oficina de análisis de incidentes y accidentes, que se supone es autónoma, y continúan ocultando las irregularidades en el rediseño del espacio aéreo para el Valle de México, no se necesita ser experto en materia aérea para saber que cada vez estamos más cerca de que ocurra un incidente, en el mejor de los casos, o en el peor, un accidente.
Me pregunto si con todo esto todavía podemos esperar algún día la recuperación de categoría uno de seguridad aérea con Estados Unidos ¿Será?
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La columna se publicó originalmente en El Financiero reproducida aquí con permiso de la autora.
Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.