‘Médico’ sigue drogándolas y abusando de ellas

febrero 24, 2023
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“¿Introducir los dedos en la vagina de una paciente drogada no es abuso?”, cuestionó Lourdes, una de las tantas víctimas del cirujano ortopédico Luis Antonio Hernández Robledo, quien durante varios años ha abusado sexualmente de mujeres durante consultas y, a la fecha, de manera impune, sigue ejerciendo como médico, mientras que sus víctimas deben guardar silencio y agachar la cabeza.

En entrevista, Lourdes, Jacqueline, Laura ‘L’ y Marilú me contaron, unas con enojo, otras con imponencia, otros con gran tristeza, cómo este ortopedista las inyectó, con una sustancia que en minutos las hizo sentir débiles y con somnolencia, vamos, las drogó, para poder abusar de ellas, tocándolas sin su autorización y/o masturbarse mientras ellas se encuentran en un estado vulnerable y sin poder defenderse.

“Es un doctor, no debería estar tocando a nadie. Todo mundo lo conoce y no pasa nada, está vinculado a proceso y lo dejan seguir dando consulta”, reprochó Laura ‘R’.

Faltando al juramento hipocrático…

(Velar, con el máximo respeto, por la vida humana desde su comienzo, aun bajo amenaza, y no emplear mis conocimientos médicos para contravenir las leyes humanas).

Sus abusos ocurrieron entre 2011 y 2016 en el consultorio de Hérnandez Robledo, tanto en el Ángeles de Interlomas, del Estado de México, como en el del Pedregal, en la CDMX, pero se sospecha que lleva muchos años más.

Increíblemente, y pese a los varios testimonios que hay, los procesos penales que existen en su contra, e incluso ya con una vinculación a proceso por el delito de abuso sexual, buscar justicia se ha convertido para todas ellas en una lucha de más de seis años.

La pesadilla

A lo largo de este proceso, que se ha tornado eterno, se han sumado otras víctimas, cuyos casos coinciden con el modo bajo el que opera este médico: la inyección, el estado de letargo, los tocamientos indebidos, el sentimiento culpa y de sentir que lo que te hizo ese ‘médico’ no fue correcto, ni profesional.

Mientras llega la justicia, cualquier mujer que entre a su consultorio, sin importar su edad, corre peligro; aun con la vinculación a proceso, Hernández no ha dejado de dar consultas, de ser un depredador con bata blanca. Aunque salió del Hospital Ángeles, ejerce con toda libertad en el Estadio Pedregal y en Estadio Bosques.

“Nosotras somos las que tenemos miedo, cuando él es el que debería tener miedo”, reconoció Laura, quien fue víctima de estos abusos en 2012 y 2014, pero fue en la segunda ocasión cuando Hernández le desabrochó el brasier, le inyectó una sustancia desconocida; ella se molestó, salió del consultorio y en el elevador del hospital perdió el conocimiento, y sí, nadie hizo nada.

Ella, al igual que las demás, salió de esos consultorios molesta, sin entender qué había pasado, porque un abuso sexual no sólo implica el acto sexual, también lo son los tocamientos o manoseos corporales obscenos, como los que todas sufrieron.

Nuestra palabra contra la de él

“Claramente vi que se estaba masturbando”, recordó Jacqueline. A ella también le inyectó una sustancia que jugó con su mente y la hizo sentir que perdía el conocimiento por instantes, en los que su agresor aprovechó para tocarla por todo el cuerpo.

“No sabes qué hacer, es mi palabra contra la del otro, yo empecé a platicarlo con mis amigas en los chats, en mi círculo… No todas han decidido iniciar el proceso legal”, contó Jacqueline.

De acuerdo con la firma de abogados que lleva sus casos, Montero & Martínez, esto va más allá de lo económico: ninguna busca que se le pague por el daño que les ocasionaron, ni llegar a un acuerdo con el agresor.

Es un abuso que pesa mental y emocionalmente. Que el delito tenga vigencia es una muestra más de la violencia contra las mujeres y su derecho a tener acceso a la justicia.

Muchas de ellas, que atravesaron por el mismo abuso, se han quedado imposibilitadas de iniciar un proceso penal por este delito.

¿Es el tiempo el enemigo o la justicia mexicana?

“Sigue dando consulta, todavía no se le ha podido quitar la licencia. Nosotras no estamos pidiendo ningún tipo de compensación económica, es sólo quitarle la licencia y cárcel. Ha abusado de muchas”, añadió Jacqueline.

En esta batalla legal, hay víctimas, tanto en el Edomex como en la CDMX, que ya empezaron un proceso, y otras más que han compartido sus historias ya reciben asesoría y se están movilizando.

“Sabemos que existen decenas de mujeres que pasaron por lo mismo, pero el miedo a hablar, a que te crean, al qué va a pasar, la vergüenza, entender que fuiste una víctima y no tuviste la culpa, no tiene fecha de caducidad, falta que las autoridades lo entiendan”.

Mientras a ellas las someten a pruebas psicológicas a nivel personal y social, su agresor: el doctor Luis Antonio Hernández Robledo (que no se nos olvide el nombre) sigue en un consultorio como si en estos últimos años no hubiera tocado a ninguna mujer sin su consentimiento.

Algo tiene que cambiar.

#NoEstánSolas

#UnidasNoNosVanACallar

Nos vemos en la marcha el 8 de marzo.

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La columna se publicó originalmente en El Financiero reproducida aquí con permiso de la autora.

Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.

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