Sobremesa: Teuchitlán, el posible Ayotzinapa de este gobierno

marzo 24, 2025
minutos de lectura

Por Lourdes Mendoza

Ambos casos reflejan la impunidad del crimen organizado, la falta de respuestas del Estado y la incapacidad de las autoridades para frenar la violencia.

Un sitio de exterminio en Jalisco

El reciente hallazgo en Teuchitlán, Jalisco, ha conmocionado a México y al mundo, y ha puesto nuevamente en evidencia la crisis de desapariciones en el país, el único en el que también el gobierno los desaparece borrando nombres. En el rancho Izaguirre, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco encontró lo que parece ser un centro de exterminio del CJNG: cientos de prendas de ropa, restos óseos calcinados y crematorios clandestinos.

Las imágenes del lugar recuerdan las peores escenas de la violencia criminal en México. La magnitud del hallazgo y la brutalidad de los métodos empleados han llevado a algunos analistas a preguntarse: ¿será este el Ayotzinapa del actual gobierno?

Similitudes con Ayotzinapa

Lo ocurrido en Teuchitlán y la desaparición de los 43 normalistas en Iguala, Guerrero, en 2014, tienen varios puntos en común. Ambos casos reflejan la impunidad del crimen organizado, la falta de respuestas del Estado y la incapacidad de las autoridades para frenar la violencia.

En Ayotzinapa, la desaparición de los normalistas estuvo ligada a la participación de autoridades municipales, estatales y federales, en complicidad con el cártel Guerreros Unidos. En Teuchitlán, aunque no se ha confirmado el involucramiento directo del gobierno, pero es obvio, las preguntas son inevitables:

¿Cómo es posible que este sitio operara sin ser detectado?

¿Por qué fue un colectivo de búsqueda y no las autoridades quienes descubrieron el rancho?

¿Cómo entender que la Guardia Nacional no hubiera visto nada en septiembre de 2024?

¿Cuántos otros sitios similares existen en México?

Además, en ambos casos hay un elemento en común: la falta de respuestas concretas para las familias de los desaparecidos.

¿Por qué aún no tiene el mismo impacto?

A pesar de la gravedad del caso, Teuchitlán aún no ha generado la misma indignación internacional que Ayotzinapa. Hay dos razones principales para esto:

1. Las víctimas no han sido identificadas. En Ayotzinapa, los normalistas tenían nombres, rostros y familias organizadas que impulsaron el movimiento. En Teuchitlán, aunque se han encontrado evidencias de cientos de desaparecidos, aún no se sabe quiénes eran ni cuántas personas fueron asesinadas allí.

2. Diferencias en la participación del Estado

Mientras que en Ayotzinapa hubo pruebas de complicidad de las fuerzas de seguridad, en Teuchitlán, el papel del Estado parece más ligado a la omisión que a la participación directa. Sin embargo, la pregunta sigue abierta: ¿realmente las autoridades no sabían nada? ¿El exgobernador Enrique Alfaro no sabía nada? ¿El presidente AMLO, que dio besos y abrazos al crimen organizado, tampoco? Él siempre dijo que un presidente siempre sabe todo.

Ah, y que mientras el entonces procurador Murillo Karam llevó personalmente a los padres de los estudiantes a la escena del crimen, Gertz Manero nunca llegó, ni nadie de su equipo estuvo ahí para explicar lo mínimo.

La visita resultó fallida

Pues a los padres y a los colectivos los trataron pésimo, sin un gramo de compasión. Estábamos a 39 grados y ni un vaso de agua ni un techo para ellos había. Entrando y tras dar sus nombres les avisaron que tenían entre 15 y 20 minutos para recorrer el rancho, el cual ya no tenía prueba alguna. Sí, las pruebas que el colectivo Guerreros de Jalisco encontraron ya no estaban, tampoco había nadie trabajando y como dijeron con gran indignación:

“Sólo les faltó barrer. Esto es una burla. Como si viniéramos a turistear y no se vale, nos deberían de dar chance de entrar a todas juntas. Si la Federación no puede, nos vamos a volver a meter, como hoy lo hicimos, para hacer su chamba. Estamos hartos de la simulación, antes del gobierno del estado, ahora del gobierno federal, que ya metió las manos. Que nos traigan picos y palas, y les hacemos el trabajo”.

“¿Dónde está el fiscal Gertz Manero, él lo prometió ayer en su conferencia? Este es un grito de dolor para saber si mi hija estuvo aquí, el de ella, el de ella”.

Acabaron sus 15 minutos.

“Todo lo cambiaron, lo quisieron disfrazar, mira cómo tenemos que hacer fila para poder entrar si no estamos en un museo, queremos encontrar a nuestros hijos.

“Todo el estado de Jalisco es una fosa, al exgobernador Alfaro le hicieron una entrevista a nivel nacional y dijo: “Todos los desaparecidos son delincuentes”. Cómo se atreve, si él es el cabecilla amigo de El Mencho, por amor de Dios”.

¿En verdad estaba trabajando ahí?

Pues justo durante la visita fallida, déjenme decirles que en el bodegón donde el colectivo Guerreros Buscadores encontró la ropa -como podrán ver en la versión electrónica de esta columna-, frente a mis ojos un padre buscador de Tonalá, Jalisco, quien está buscando a su hija, Sandra Nayelli Herrera Fernández, encontró una mochila azul Adidas. ¿Nadie la había podido encontrar?

El gobierno ante su mayor prueba

El gobierno actual tiene en sus manos una decisión crucial: actuar con transparencia y justicia o permitir que este caso se convierta en otro símbolo de impunidad.

Teuchitlán es una nueva evidencia de la crisis de desapariciones en México. No importa si se convierte en el Ayotzinapa de este gobierno o no: lo realmente preocupante es que, más de una década después del caso de los 43 normalistas, las desapariciones siguen ocurriendo y la impunidad persiste.

Y saben qué es lo peor, que Emilio Álvarez Icaza me confirmó que en 2021 se presentó en Naciones Unidas el Comité de Desapariciones Forzadas de la ONU. Vinieron a México y tras hacer su trabajo le hicieron una serie de recomendaciones al Estado mexicano, pero AMLO y su gabinete las ignoraron.

“¿De qué tamaño es este problema? ¿México es una fosa? Cuando fue la dictadura argentina, desaparecieron 30 mil personas. En México, en el imperio de López Obrador, desaparecieron más de 50 mil, siendo el sexenio donde más desaparecidos hubo; la misma cantidad que con Calderón y EPN juntos”, dijo Álvarez Icaza.

Entendamos la dimensión de lo que está pasando, 40 personas desaparecen a diario.

Además, AMLO le bajó el presupuesto a la Comisión Nacional de Búsqueda y a la Comisión Ejecutiva de Protección a Víctimas y la CNDH está desaparecida, por haber impuesto a Rosario Piedra.

Las familias de los desaparecidos exigen justicia. No podemos ni debemos acostumbrarnos y normalizar las desapariciones, las masacres y la inseguridad que existe en México.

Nunca debemos olvidar que si no hubiera sido por el Colectivo Guerreros de Jalisco, jamás hubiéramos conocido este terrible caso.

Por cierto,

¿Sabían qué Enrique Alfaro esta en Róterdam estudiando para director técnico, quesque porque quiere ser técnico de las Chivas? Vaya cinismo.

Ah, ¿alguien sabe por qué no extraditaron a Abigael González Valencia con los otros 29, con el nivel que tienen dentro del CJNG?

La pregunta: ¿escuchará el gobierno esta vez?

MÁS DE LA AUTORA: 

Lourdes Mendoza

Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.

Síguenos en

Versión impresa

Don't Miss