Por Brenda Macías
Los datos que han revelado la Fiscalía General del Estado de Coahuila, los municipios, la Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre los 323 suicidios registrados en el estado entre el 1 de enero y el 3 de diciembre de 2023 es una alarmante llamada de atención. Y a esta estadística sumaremos otros casos.
Más preocupante aún es el hecho de que 103 de ellos ocurrieron en la región sureste del estado, con un notable foco en colonias específicas de Saltillo como Nuevo Mirasierra, Misión Cerritos, Saltillo 2000, Pueblo Insurgentes y Bella Vista.
Este dato no es sólo una estadística: es un reflejo del sufrimiento silencioso que padecen las personas. Cada número representa una vida perdida, una familia rota y una comunidad afectada. Estamos frente a una crisis de salud mental que requiere una respuesta integral y urgente porque las acciones implementadas hasta ahora no han surtido efecto.
El incremento en los casos de suicidio es un complejo entramado de factores sociales, económicos y de salud. La desesperanza, el aislamiento y la falta de acceso a servicios de salud mental adecuados son sólo algunas de las causas subyacentes. Es imperativo que las autoridades locales, estatales y federales en conjunto con organizaciones de la sociedad civil implementen estrategias eficaces para abordar este problema. Sé que se han puesto en marcha algunos programas, pero sin la suficiente publicidad institucional que logre permear en los afectados.
Una de las primeras medidas podría ser la desestigmatización de los tratamientos de salud mental. Es crucial que las personas que luchan con problemas emocionales se sientan seguras y acompañadas al buscar ayuda, sin temor a ser juzgadas ni marginadas por su condición. Campañas de concientización y educación son fundamentales en este aspecto. En estos días que estoy por Saltillo veo más campañas de culto a la personalidad y publicidad electoral, pero nada sobre líneas telefónica de la vida.
Me gustaría saber qué acciones va a implementar el recién llegado autonombrado “gobernador de las mujeres” para garantizar el acceso a servicios de salud mental de calidad y asequibles. Esto implica una mayor inversión en recursos humanos especializados y en infraestructuras de atención, así como la implementación de líneas de ayuda y soporte comunitario.
@brendamargotms
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