POR @ARRIAGAXXXIMENA
¿Quién decidió los servicios que son bien vistos por la sociedad? ¿Quién aprobó sólo unas partes de nuestro cuerpo como decentes y las otras como impuras? ¿Quién califica como sibarita o vulgar cierta venta o transacción?.
Las personas que usan la tecnología a su favor, así como sus atributos físicos, ya sea en OnlyFans u otras plataformas parecidas, son tildadas de putas o putos porque enseñan partes de su cuerpo que los demás no nos atreveríamos a enseñar, (tal vez únicamente porque no estamos tan buenos y esculturales como ellos).
Los profesionales de la mercadotecnia saben que todo en la vida es una venta. Nos vendemos cuando solicitamos un empleo y mostramos nuestro CV; nos vendemos cuando tratamos de conseguir pareja enseñando nuestras cualidades; nos vendemos con los amigos cuando les damos la mejor (o más sincera) versión de nosotros mismos.
Tal vez tengan razón y todo sea una operación fría y cuantitativa para ganar dinero, fama, likes, aprobación, compañía o poder.
En política me parece que las cosas no son muy diferentes.
Las “corcholatas”, término (para algunos degradante) actualmente utilizado en México para referirse a las figuras presidenciables favoritas del presidente –debido a que el año pasado esbozó algo como esto: “Ya no hay tapados, yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo”, para referirse a la sucesión presidencial en 2024–, ya empiezan su venta al público nacional.
La carrera por la candidatura al Ejecutivo Federal en Morena ya está adelantada, a pesar de ir contra la ley y usando dineros públicos para hacer esta suerte de precampaña. La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; el secretario de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard; y el titular de la Secretaría de Gobernación, Adán Augusto López, se encuentran como los fav del presidente y, por lo tanto, elles deben estar dispuestos a realizar todos los antojos y mandatos que tenga, puesto que ya vimos que, en caso de no cumplirle algún capricho, podrían merecer la desaprobación y pérdida del apoyo del mandamás nacional.
Entonces por qué Karely Ruiz, quien aprovecha sus atributos físicos e intercambia contenido por una membresía mensual, es juzgada duramente, mientras la Dra. Sheinbaum, dando un giro al perfil político propio que venía construyendo a través de los años, aprovecha para ser una mala copia de AMLO, intercambia muestras de odio, de indiferencia, de teorías conspiratorias para justificar sus escándalos y fracasos, cumpliendo los caprichos del presidente, incluso violentando la ley: la transacción que sea, por obtener su apoyo. Por qué entonces por ella ni siquiera pasa la mirada malintencionada de la sociedad, la recriminación y el pensamiento de que es una puta intercambiando su ser por una ganancia.
Para Marcelo Ebrard no es ofensivo que el presidente les llame “corcholatas”. En sus palabras, “él puede decirnos como él quiera, malo que no seas mencionado”, asumiendo que mientras le herede el poder, puede hacer lo que quiera. Cuando un político pasa por encima de ciertos límites para con su persona sólo por alcanzar sus fines, es capaz de cualquier cosa. Ya no hay ideología sino pragmatismo personal exacerbado. Si esa venta total de su persona no es ser puto…. ¿entonces qué lo es?
El notario Adán Augusto López, actual secretario de Gobernación, quien ha confirmado querer continuar con la bella estrategia de “abrazos no balazos” del presidente, quien incurre continuamente en el ilícito de difundir propaganda gubernamental en periodo prohibido, quien militó más de dos décadas en el partido hegemónico antes de pasarse al barco del obradorismo, quien usa recursos públicos para beneficios personales, ¿no está dando su persona por poder?
Pensando en el concepto que aparece en los diccionarios, la palabra puta es una persona que entrega su cuerpo para la satisfacción de los deseos de otra persona, a cambio de dinero. Es sinónimo de prostituta. Entonces nos asemejamos cuando entregamos nuestro ser a cambio de dinero, ya sea de manera virtual o presencial; nuestra mente, nuestra lealtad, nuestra inteligencia por un salario; nuestro cuerpo, nuestra presencia, nuestro capital político, a cambio de un respaldo o un voto o el pago de la peda.
La vida son continuos intercambios. No es la primera vez, no obstante, que la verdad nos pasa por delante y somos incapaces de verla. La vida es demasiado corta como para vivir en el hate constante. Honremos la libertad de decisión de los intercambios que cada uno decida, sin juzgarlos con una autoridad moral fidedigna que cada vez es más difícil conservar.
Entonces, para ser más incluyentes, ya que es la era de la tolerancia a la intolerancia… sólo diré que “todes somos putes”.
Te leo en twitter.
@arriagaxxximena