Verástegui, el facha, no pasará

febrero 25, 2025
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Redes Sociales: Eduardo Verastegui

Por Álvaro Delgado Gómez

Mediocre como cantante y actor, irrelevante como productor de cine y anodino hasta como activista provida, Eduardo Verástegui es también un fiasco como político: Fracasó para ser candidato presidencial en 2024, pese a una amplia red confesional, y está por abortar su proyecto de un partido político que quiere poner al servicio de Donald Trump y los fascistas que encabeza.

La razón de sus fracasos políticos es sólo atribuible al propio Verástegui y sus relaciones: Qué mexicano se adhiere a un personaje que forma parte de un proyecto extranjero que amenaza a México, nada menos que el tres veces invasor Estados Unidos, y que hace un saludo nazi, en imitación a los supremacistas Elon Musk y Steve Bannon.

Sí: Verástegui es por ahora un personaje políticamente irrelevante, pero nada garantiza que lo siga siendo en el futuro. Por eso hay que ocuparse de él, de sus relaciones, de sus patrocinios y de sus pretensiones, que no son distintas a las de oligarcas locales como, entre otros, Claudio X. González y Ricardo Salinas Pliego, sólo que él hace ostentación como ningún otro político de su arrodillamiento ante Trump.

Aunque haga berrinche, insulte y amenace, como su patrocinador Salinas Pliego, nadie le cree a Verástegui el cuento de que no hizo el saludo nazi el viernes ante la audiencia de la Conferencia de Acción Política Conservadora, a las afueras de Washington, donde se le volvió a rendir a Trump y, en los hechos, clamó su intervención para salvar a México del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum que, según él, es dictatorial.

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“En este momento, en México tenemos un Gobierno socialista. México se está volviendo como Venezuela, Cuba o Nicaragua”, expresó Verástegui, con el mismo discurso del PRIAN, Claudio X. González y Salinas Pliego. “Si no reaccionamos pronto, mañana será demasiado tarde. Y por todas estas razones, estoy aquí. Me uní a la lucha por la libertad”.

La adhesión de Verástegui a Trump no es sólo simbólica, sino políticamente estrecha. En septiembre de 2020, el entonces Presidente de Estados Unidos lo nombró miembro de una comisión de hispanos de la Casa Blanca y él mismo declaró la unión entre la doctrina de ambos, hasta en la frase común de grandeza, que repitió el viernes: “Volveremos a hacer a México grande de nuevo”.

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Son sólo sueños guajiros: No sólo porque los mexicanos aborrecen a los vendepatrias, sobre todo a los que voluntariamente se ponen de rodillas al Gobierno de Estados Unidos, sino porque el proyecto partidario de Verástegui está abortando, tanto como su proyecto presidencial de 2024.

En 2023, el año precio a las elecciones federales más grandes de la historia, Verástegui se quedó muy lejos de las 960 mil firmas que la Ley le exigía para ser candidato presidencial: Consiguió 165 mil, de las cuales sólo 139 mil eran válidas, para apenas el 14 por ciento de las necesarias. Fue un fracaso rotundo, pese a su estrategia de atraer a los católicos con un discurso religioso y con el apoyo de ultraderechistas de la propia iglesia.

Ahora se perfila a otro fiasco: El 17 de enero, a las 16:28 horas, el representante legal del Movimiento Viva México, A.C., José Manuel Mireles Verástegui, primo del actor, presentó ante el Instituto Nacional Electoral (INE) la solicitud para convertirse en un partido político.

La mayoría de las 89 solicitantes han recibido ya del INE la notificación de que cumplieron los requisitos y han comenzado a afiliar ciudadanos y a celebrar las asambleas estatales y distritales para obtener el registro, pero el Movimiento Viva México de Verástegui aún no.

Y aun en la hipótesis de que obtenga autorización para seguir el trámite, la tiene muy difícil: En su solicitud decidió hacer asambleas estatales y debe hacer 20 con por lo menos tres mil asistentes, cada uno con su credencial de elector vigente, es decir, al menos 60 mil mexicanos deben participar en esas asambleas.

Luego, para cumplir otro de los requisitos, Verástegui debe afiliar a por lo menos 256 mil 030 mexicanos, todos con credencial de elector. Pero si para la candidatura presidencial logró apenas 139 mil, la mitad de las que ahora necesita, menos las obtendrá sabiendo que está claramente al servicio de Trump.

Las propias plataformas del Movimiento Viva México en redes sociales demuestran también la falta de potencia de Verástegui: La página de Facebook, cuya más reciente publicación es del 22 de septiembre de 2023, tiene 39 mil seguidores; la de X tiene nueve mil 506, y la de Instagram otros 19 mil, en la que, por cierto, aparecen fotos de Trump, Eduardo Bolsonaro y Agustín Laje, el asesor de Javier Milei.

Junto a Milei, quien aborrece al Papa Francisco por hablar de justicia social, aparecen también otros prosélitos de Verástegui, miembros de la organización secreta El Yunque, como René Bolio Hollarán, presidente de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos, y Rodrigo Iván Cortés, del Frente Nacional por la Familia, también fachas locales.

Todas las cuentas del Movimiento Viva México en redes sociales remiten a la página oficial de la agrupación, que sólo tiene un solo documento: Una carta de seis párrafos, firmada por Verástegui, en lo que parece más una oración que un planteamiento político.

“Dios bendice la unidad, y es en esa unidad donde encontraremos la fuerza necesaria para enfrentar las batallas que están por venir. Unidos y con la ayuda de Dios, podemos engrandecer y proteger a nuestra nación. Solo con la suma de esfuerzos colectivos podremos construir un futuro brillante para todos los mexicanos. Dios, patria, familia y libertad”.

Por ahora, como se puede observar, Verástegui es políticamente la nada. Pero nada garantiza que lo siga siendo en el futuro, sobre todo si, como aconseja el sentido común, toda la derecha en México —en sus todas sus tonalidades— se une ante su mismo adversario común y la defensa de los mismos intereses.

Urge una oposición fuerte: Y no está mal ver a Verástegui del brazo de Guadalupe Acosta Naranjo, Alejandro Moreno Cárdenas con Salinas Pliego y Jorge Romero con Carlos Slim…

SinEmbargo

MÁS DEL AUTOR:

Álvaro Delgado

Álvaro Delgado Gómez es periodista. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos.

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