Ciudad de México.– “Cualquier análisis serio sobre el papel de los medios y la forma como me atacaron en los meses de abril y mayo, demostraría que en la historia reciente no ha habido nada que se le parezca. En esos momentos, no sólo era ‘un peligro para México’, me parecía ‘a Hugo Chávez’, iba a ‘endeudar al país’, ‘a expropiar bienes de las clases medias’, a limitar que ‘sólo se tuviera un departamento, un carro y dos hijos por familia’, y otras mentiras más”.
Así describió Andrés Manuel López Obrador, en su libro La mafia que nos robó la Presidencia, cómo en la elección presidencial de 2006, un proceso sobre el cual, a la fecha, pesan los señalamientos de fraude, empresarios cercanos al Gobierno de Vicente Fox instrumentaron una campaña de guerra sucia para impedir que llegara a la Presidencia.
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Ese fantasma de 2006 ha persistido desde entonces a través de la intromisión de los gobiernos del PAN, de la compra de votos y una serie de inconsistencias que aunque en su momento fueron reconocidas por las autoridades electorales no impidieron que la derecha las implementara como una fórmula que en este nuevo proceso presidencial ha vuelto a resurgir de mano del brazo empresarial, mediático y de quienes en 2006, 2012 y 2018 trataron de minar el camino al hoy Presidente.
“Las campañas [marcadas por la guerra sucia] del 2006 y ahora las veo más similares con una variable: ahora hay más dinero. En el 2006 fue el tema de los medios tradicionales, ahorita es a través de WhatsApp, de videos, en medios no tradicionales y alzando tendencias a través de bots”, mencionó en entrevista Tatiana Clouthier, Vocera de la campaña presidencial de la morenista Claudia Sheinbaum Pardo y quien desde 2019 exhibió cómo empresarios y políticos se organizaron para desprestigiar la última búsqueda de López Obrador para ser Jefe del Ejecutivo.
El reconocimiento más reciente de esta forma de operar lo hizo el exmandatario Vicente Fox, quien afirmó que en 2006 operó para que Felipe Calderón fuera elegido Presidente.
“Operé para que ganara México, yo fui respetuoso de la democracia, de la libertad, respetuoso de la Ley y la Constitución y por supuesto que apoyé a Felipe Calderón, pero dentro de la Ley”, dijo desde Guanajuato. Años atrás ya había confesado ante medios de comunicación que hizo “todo lo que estaba en mi terreno dentro de la Ley para que ese cuate [AMLO] no llegara a ser Presidente”.
Desde 2010, en su libro La mafia que se adueñó de México y el 2012, López Obrador nombró a los “amos de México” que impidieron su llegada al poder. En ese entonces escribió que “aunque el grupo de potentados surgidos de las privatizaciones siempre mantuvo y fue acrecentando su influencia política, es al calor de las elecciones presidenciales de 2006 cuando termina de consolidarse y se convierte de facto en un supremo poder oligárquico”.
En este bloque identifica a Ricardo Salinas Pliego, recientemente ligado a la red de derechas Atlas Network que ha impulsado en las últimas semanas el hashtag #NarcoPresidente, con el cual la oposición busca ligarlo al crimen organizado a raíz de publicaciones en la prensa internacional, como The New York Times y ProPublica, donde se difundieron filtraciones de la DEA, lo que ha sido calificado por morenistas como un intento de interferir en el actual proceso electoral por el uso que ha dado la oposición a esta información.
A la par, Mario Delgado, dirigente de Morena, denunció en febrero “una mafia digital” que habría integrado el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) con miles de cuentas vinculadas a la oposición en México y miles de bots en 50 países para orquestar un ataque coordinado en la red social X con hashtags como #NarcoCandidata, #NarcoCandidataClaudia y #NarcoCandidataSheinbaum.
Paco Ignacio Taibo II, director general del Fondo de Cultura Económica, destacó que con la difusión de estos hashtags es notable cómo “se ha desatado una campaña basada la mentira, la descalificación y la calumnia”.
Sobre la intromisión de empresarios en los procesos electorales, la exsecretraria de Economía Tatiana Clouthier señaló en una crónica sobre ese proceso electoral, a Germán Larrea Mota Velasco, dueño de Grupo México, quien junto a Enrique Coppel, “presidente y director general de Grupo Coppel y Coppel, no sólo apoyó abiertamente a Felipe Calderón, sino que fue uno de los empresarios que estuvo detrás de la guerra sucia contra AMLO, y quien desde 2016 encargó a su amigo, el exdiputado panista Jesús Ramón Rojo Mancillas, que coordinara los esfuerzos para habilitar una oficina de ‘inteligencia’ que tuviera como objetivo frenar el avance de López Obrador” en la elección de 2018.
Este año, Clouthier también ha identificado a políticos como responsables de difundir información falsa en eventos públicos con el fin de frenar el respaldo a la candidata de Morena, entre ellas y ellos la excandidata presidencial del PAN Josefina Vázquez Mota, y al exaspirante al mismo cargo en 2023 pero con el PRI, Enrique de la Madrid.
La Senadora Vázquez Mota, dijo, se ha encargado de “sembrar miedo”, pues recordó que en un evento celebrado en Tijuana a finales de febrero la legisladora planteó el riesgo de perder la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) si la gente no vota el 2 de junio y, con ello, avanzar a “una dictadura”.
“En los países que han perdido la Corte, lo que sigue es el abismo, y después surge la dictadura, como en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Las dictaduras suelen durar muchas décadas”, dijo Vázquez Mota. Mientras que Clouthier aseguró que la SCJN “no está en juego” y desde Morena sólo han planteado una reforma al Poder Judicial.
En el caso de De la Madrid, la Vocera de la campaña de Sheinbaum Pardo recordó que la última semana de febrero compartió con él una mesa en un evento realizado en la universidad estadounidense Harvard, ahí el exfuncionario también dijo que México corre el riesgo de ser como otros países de la región.
“El hijo del señor que hizo el fraude patriótico en el 88, quienes se han robado los votos históricamente, y con quienes ahora Xóchitl está asociada electoralmente hablando, y a quienes se persiguieron porque se robaban los votos, que ahora está el PAN y el PRI juntos, él [Enrique de la Madrid] en Harvard dijo también que nos íbamos a convertir en Bolivia, que nos íbamos a convertir en Venezuela y en Cuba”, criticó Clouthier.
En el foro, aunque en otra mesa, participó el exconsejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, quien el mes pasado fue el único vocero de la concentración “por la democracia “ a la que convocaron organizaciones relacionadas con el empresario Claudio X. Guajardo, creador de la alianza PAN-PRI-PRD –que abandera a Xóchitl Gálvez Ruiz– desde su casa de las Lomas, Ciudad de México.
El padre del empresario, Claudio X. González Laporte, fue funcionario del Gobierno de Carlos Salinas, también se dedica al sector económico y de él, López Obrador dio a conocer apenas el pasado 7 de febrero que “en el fraude electoral del 2006, llegó a decir que, si no nos detenían, no se descartaba que pasara algo como lo que sucedió en Chile en 1973, es decir, no descartaban un golpe de Estado, lo que hizo (Augusto) Pinochet” al Gobierno de Salvador Allende.
En La mafia que se adueñó de México y el 2012, López Obrador ahondó en el rol que tuvo González Laporte: “En víspera de las elecciones junto con Gastón Azcárraga, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, y José Luis Barraza González, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, promovió y difundió la campaña de televisión, violando la ley electoral, para atemorizar con mensajes nada subliminales, en los cuales se decía que votar por el cambio iba a significar el cierre de empresas, desempleo y caos, todo lo cual ha sucedido y pudo evitarse si gente como ellos no hubiese actuada de manera fraudulenta y perversa”.
“Además, esta tercia de malandrines eran los que más le insistían a Emilio Azcárraga en el sentido de que Televisa debía lanzarse a golpearnos de manera abierta, y cuando éste se resistía con el argumento de cuidar la imagen pública de la empresa, ellos le replicaban que, en todo caso, sólo sería cosas de unos meses y que, luego, Televisa recuperaría la credibilidad perdida”, ahondó López Obrador sobre cómo se maquinó esa guerra sucia que consistió en la difusión de spots en los que se advertía un mar de males en caso de que ganara la Presidencia.
Hoy, a 18 años de ese episodio, de nueva cuenta un Claudio X. Gonzalez, en este caso el hijo de aquel empresario, ha tomado las riendas del bloque opositor, promotor de Gálvez Ruiz.
Claudio X. Gonzalez Guajardo, de hecho, se ha escudado en la supuesta sociedad civil para atacar al Presidente López Obrador, a quien abiertamente ha acusado de ser un narcotraficante aún cuando las publicaciones que intentaron ligarlo con el crimen organizado no demostraron nada y pese a que el Gobierno de Estados Unidos ha dicho que no hay ninguna indagatoria abierta contra el mandatario mexicano.
No obstante, desde 2020 González Guajardo ha adoptado el papel abierto de opositor, organizando movilizaciones como la del pasado 18 de de febrero, en la que en el discurso se habló de ciudadanía organizada, aunque en los hechos los principales impulsores fueron políticos que han sostenido a lo largo de los años diferencias con López Obrador, como fue el caso del exconsejero electoral Lorenzo Córdova Vianello, quien desde el INE aseguró ser imparcial, pero una vez fuera de su cargo ha adoptado una postura de abierta confrontación con el Gobierno.
Lo cierto es que “López Obrador es un peligro para México”, esa frase acuñada en la elección de 2006 ha alcanzado al actual proceso presidencial para el cual la oposición rescató a uno de los artífices de esa guerra sucia: el panista Maximiliano “Max” Cortázar, quien fue designado coordinador de comunicación de la precampaña de Xóchitl Gálvez, una incorporación que coincidió con la realización y difusión de videos, en un inicio, que atacaban a Claudia Sheinbaum. Lejos de ser un episodio aislado, la campaña sucia ha ido escalando con fábricas de bots y trollscenter que han impulsado una narrativa de odio contra la candidata de la izquierda y el Gobierno.
“En el 2006 nos decían que nos iba a pasar como en Cuba, que una familia se iba a meter a tu casa, en el 2018 que nos iban a quitar la casa y ahora con la Constitución, con un artículo que no existe, dicen que [desde el Gobierno] van a rentar tu casa y después se van a quedar con ella. Esa es una cuestión similar”, opinó Clouthier.
El historiador Paco Ignacio Taibo dijo que estas comparaciones, a las que calificó como calumnias porque se han hecho sin pruebas, se explican ante la falta de propuestas de los opositores.
“La derecha conservadora mexicano no tiene un proyecto que pueda pronunciar en voz alta, no pueden salir a la calle y decir: ‘quisiéramos que regrese el más asqueroso de los pasados, en donde vivimos un pasado marcado por la corrupción, la represión, la burocracia, el neoliberalismo’. Como no pueden desarrollar un programa y provocan el rechazo en la mayoría de la población, lo que hacen es apelar a una campaña [sucia] y esto no es nuevo, lo hemos visto en todos los procesos electorales recientes”.
LAS CAMPAÑAS SUCIAS DE 2012 Y 2018
Esos mismos grupos de poder también operaron en el proceso electoral de 2012, como reseñó López Obrador en ¡Gracias!. El hoy Presidente sostiene que “los hombres del poder” decidieron desde mucho antes de la elección presidencial de 2012 que Enrique Peña Nieto llegaría al poder. Para ello, relata un episodio en el que esta élite se reunió y sostuvo que no importaba si AMLO o Marcelo Ebrard eran los candidatos, porque ya estaba decidido que regresara el PRI a la Presidencia.
“Unos días después del fraude de 2012, una mujer, amiga de Marcelo Ebrard, en una comida con los hombres del poder, buscando una justificación a lo sucedido en la elección presidencial, puso en la mesa esta interrogante: ¿qué hubiera pasado si, en vez de AMLO, el candidato de la izquierda hubiese sido Marcelo Ebrard?.
La respuesta, escribe, no tardó en llegar. La dio el obispo ya finado, Onésimo Cepeda, un aliado a la élite del poder que contestó: ‘No, niña, desde mucho antes decidimos que Enrique Peña Nieto sería Presidente’”.
Amante del lujo, el poder y los escándalos, Onésimo Cepeda Silva fue parte de la generación de religiosos que se mimetizaron con la clase política y empresarial de México al grado de ser llamado el “Obispo de las élites”.
En ese sentido, López Obrador cuenta en su libro cómo esa élite del poder operó junto al Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa para que Peña Nieto llegara a la Presidencia.
“Desde los tiempos del Gobierno usurpador de Calderón, el grupo dominante, los que se sentían dueños de México, empezaron a definir la estrategia para darle continuidad al régimen corrupto. Para ello echaron a andar hábilmente una operación de recambio con miras a las elecciones de 2012. Con ese propósito, durante todo el sexenio de Calderón, en sigilo, Salinas empezó a operar, haciendo mancuerna con Televisa para proyectar a Enrique Peña Nieto”, se lee en el capítulo “La campaña de 2012”.
López Obrador sostiene en su libro que el plan de esta élite fue lanzar a Peña Nieto al mercado “como si se tratara de vender un nuevo detergente o un producto chatarra. Así construyeron, con este personaje, toda una telenovela con la participación de actrices, actores y conductores noticias que recibieron la consigna de protegerlo en todo”.
AMLO expone que pese al dinero y la coordinación de los medios tradicionales para apuntalar la candidatura de Peña Nieto, su campaña remontó la gran diferencia que mantenía con el priista. Incluso señala que llegó a ser el candidato con menos negativos, por lo que se pregunta. “Entonces, ¿en qué fallamos?”. Y él mismo se responde: “Voy a decirlo para satisfacción de nuestros malquerientes, que siempre buscan la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio: fallamos en no imaginar la gran cantidad de dinero que usarían nuestros adversarios para comprar los votos e imponer a Peña”.
En ese sentido, López Obrador cuestiona en el otro capítulo “Otra vez el fraude”, cómo ninguno de los consejeros ni magistrados electorales reparó en ese dispendio. “Viene al caso preguntarnos cómo, de 16 altos funcionarios que fueron nombrados para hacer valer la Constitución y las leyes en la materia, no hubo siquiera uno que actuara con dignidad y decoro”.
Y sobre Felipe Calderón señala: “Termino este capítulo diciendo: pobre Calderón, infeliz. En vez de odio, merece compasión. Por más que repite y repite hasta el ridículo que actuó bien, no hay nada, absolutamente nada, que lo justifique. Llegó al poder de manera ilegítima, nunca probó que merecía ejercerlo, lo detentó para desgracia de muchos y se fue con el acuerdo de que sería protegido, pero sinceramente no creo que pueda vivir ni dormir con la conciencia tranquila”.
Seis años después, esos mismos grupos de poder intentaron repetir la fórmula. A eso se sumó la difusión de un documental que se promocionó incluso en el transporte público con el título “Populismo”, aunque nunca se publicó la imagen del actual Presidente ya había sido relacionada con otros mandatarios de América Latina cuestionados.
“El temor a que Andrés Manuel obtuviera la victoria en las urnas desencadenó una inimaginable guerra sucia en su contra. El principal objetivo de esta brutal ofensiva era contener, de cualquier forma, la intención de voto a favor del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia. Hombres de negocios muy poderosos e intelectuales influyentes, contratados y sufragados por los primeros, elaboraron una feroz campaña en redes sociales y medios de comunicación con el fin de desinflar a nuestro candidato“, escribió Clouthier en Juntos hicimos historia, una crónica sobre ese proceso electoral.
La actual vocera de Sheinbaum señaló a los empresarios Germán Larrea y Enrique Coppel, quien buscó al exlegislador Ramón Rojo Mancillas para coordinar la oficina encargada de frenar el avance de López Obrador.
“Cerca de 100 empleados —entre publicistas, diseñadores gráficos, editores de video y un nutrido equipo de Community Manager— se encargaban de producir alrededor de 20 guiones diarios que, en cuestión de minutos, se traducían en videos y memes contra el tabasqueño. De acuerdo con análogos testimonios, me enteré de que los encargados de pautar los contenidos en redes sociales, ordenados y vigilados por Rojo, llegaron a pagar hasta 50 mil pesos para que un video o un infamante meme se viralizara. Sin embargo, dicha empresa no trabajaba sola. Otras células, ubicadas estratégicamente en Guadalajara, España y Santa Fe, en la CDMX, trabajaban infatigablemente en aquella descarnada guerra sucia. Hasta marzo de 2018, el equipo tenía su principal centro de operaciones en la calle de Berlín 245, col. Del Carmen, en la delegación Coyoacán, en la Ciudad de México”, escribió Clouthier para describir lo que después se conocería como la operación Berlín en la que, sostuvo, participaron personajes como Enrique Krauze.
Sobre esto último detalló que Agustín Coppel, actual presidente de Grupo Coppel, se reunió con Enrique Krauze para encargarle que prepararan contenidos intelectuales más refinados, una encomienda que le fue asignada a Fernando García Ramírez, columnista de El Financiero y miembro del consejo editorial de Letras Libres, publicación dirigida por Enrique Krauze. “La participación de García Ramírez, personero de Krauze, y quien, de acuerdo con los que nos informaron, terminaría participando como asesor en el War Room de Ricardo Anaya, candidato del PAN a la Presidencia de la República, consistiría en preparar las investigaciones especiales contra López Obrador y su círculo cercano”.
Producto de esta operación, expuso, se elaboraron los artículos “AMLO y sus problemas con la democracia”, “El eje México-Caracas-La Habana” y “La amenaza rusa en México”, entre muchos otros que ”los trolls de Berlín” difundían en páginas que ahora se han reactivado para atacar a Sheinbaum. Es el caso de Política Meme e Injoportable, ahora nombrada Info Portable, en las cuales prácticamente se comparten las mismas publicaciones.
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