Ciudad de México.- Luego de una meteórica trayectoria en la que ha obtenido los triunfos más importantes para un partido político, Morena se reencuentra con sus bases para retomar el proyecto original del movimiento. La nueva dirigencia busca reorganizar el poder acumulado en seis años de Gobierno y aumentar sus militantes de 2.5 millones a más de 10 millones, con lo cual se convertiría en el partido más grande de Latinoamérica.
Tan pronto fue elegido el nuevo Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Morena, después de un segundo triunfo en elecciones presidenciales, sus integrantes iniciaron una gira por todo el país. Es Luisa María Alcalde, la nueva presidenta del partido, quien encabeza las asambleas con las y los simpatizantes, militantes y dirigencias estatales.
“Vamos a platicar de la ruta de los próximos años para fortalecer al movimiento desde abajo, consolidar y seguir avanzando en el segundo piso de la Cuarta Transformación”, ha señalado la dirigente en videos donde invita a la militancia a los encuentros que va agendando.
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El objetivo principal de las giras “es hacer un primer contacto de la nueva dirigencia con las bases”, dice en entrevista Pedro Miguel, consejero nacional de Morena. “Intercambiar, recabar, opiniones, escuchar. Pero además está planeada una campaña de afiliación masiva para 10 millones de militantes”.
La gira también tiene la intención de hacer una revisión del partido a nivel local, observa la politóloga Karolina Gilas. Asimismo, averiguar sobre “la capacidad de liderazgos locales, lograr más armonía para operar de manera eficiente y que no le pase lo que a otros partidos, como el PRD, y no pierdan en disputas internas”. Para sostener el segundo piso de la Cuarta Transformación, “el partido debe estar unido, funcionar como un todo”, agrega.
LOS RIESGOS DE LA IZQUIERDA
Así como inició una nueva etapa en el gobierno de México, con la primera mujer Presidenta, Claudia Sheinbaum, el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador también comienza una nueva fase. El movimiento que nació por la democratización del país, pero que también aglutinó diferentes causas sociales, también construye un segundo piso.
Morena surgió con el Movimiento de Regeneración Nacional en 2011 y en 2012, como asociación civil, fue parte de la campaña electoral de AMLO. Luego, ante la derechización del PRD, el partido que había postulado a López Obrador, Morena se convirtió en partido político el 9 de julio de 2014.
Carolina Rangel Gracida, nueva Secretaria General de Morena afirmó que el partido tiene como misión principal el no dejar de ser un movimiento que vea por los intereses y necesidades del pueblo. Foto: X @PartidoMorenaMx
En 2018, López Obrador logró llegar a la Presidencia de la República con Morena. Y en 2024, Morena volvió a ganar las elecciones presidenciales, y alcanzó la mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado. Además gobierna en 23 entidades del país.
“Morena se ha convertido en el partido dominante electoral y políticamente, es el partido central para la vida política de Mexico”, dice Karolina Gilas, profesora del Centro de Estudios Políticos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Sin embargo, cuando los partidos del espectro de las izquierdas llegan al poder afrontan diversos problemas, como se ha visto en América Latina. Uno de ellos es que, a partir de la toma del poder, muchos de sus cuadros ya no pueden operar en territorio como antes lo hacían. Es decir, luego del objetivo electoral cumplido, sus líderes se van al ejercicio del poder en el Ejecutivo y el Legislativo.
Otro gran problema son las divisiones internas. En Bolivia, Evo Morales llegó a la presidencia y se mantuvo ahí por varios años con el partido Movimiento al Socialismo (MAS). Pero su rivalidad con el actual Presidente, Luis Arce, del mismo partido, está dividiendo al partido.
En Perú, Pedro Castillo fue elegido como Presidente y Dina Boluarte como vicepresidenta por el partido Perú Libre, de izquierda. En diciembre de 2022, Castillo fue destituido y detenido, así que Boluarte asumió el poder, donde ha permanecido por su acercamiento con la derecha.
Y cuando los partidos van creciendo, como es el caso de Morena, pueden colarse perfiles que no tengan los valores de izquierda.
Ya sin el líder moral del movimiento, Andrés Manuel López Obrador, Morena inicia una nueva etapa en la que busca regresar a su origen: la cercanía con las bases. La nueva dirigencia probablemente se encuentre con una población está más politizada, luego del Gobierno de López Obrador.
“Hay un balance entre el movimiento y el partido, y el partido apenas tiene casi 3 millones de militantes, pero se obtuvieron 36 millones de votos (en las elecciones presidenciales)”, señala el poeta, ensayista y cuentista Pedro Miguel.
Una de las características de este partido es que es un partido-movimiento. Es decir, que las bases se salen de lo institucional, pues no todas las personas que coinciden con la visión de nación de Morena y que apoyan a sus candidatos y candidatas, están afiliadas al partido, pero forman parte del movimiento.
“Entonces, la aspiración es afiliar a por lo menos 10 millones de ese universo y elaborar un nuevo padrón”, agrega Pedro Miguel.
Otro de los motivos de la gira es que “la nueva dirigencia elaboró un documento de 100 puntos como una guía para la militancia. La gira se trata también de dar a conocer ese material, que es una recopilación de las expresiones que mejor retratan la esencia del obradorismo”, dice el consejero nacional de Morena.
Para Karolina Gilas, la gira nacional también tiene como propósito poner orden, mantener la capacidad electoral y el desarrollo territorial. “Y eso implica revisar el estado del partido en territorio, fortalecer a las bases, definir los liderazgos a nivel local, consolidarlo como partido, crear las reglas que le permitan ser electoralmente exitoso”.
Castro López junto con Luisa Alcalde, y con una bandera de México y otra de Morena a los lados.
También busca asegurar la lealtad y la unidad, agrega, “que no se separen por pureza ideológica o diferencias de criterios”. Esto ha ocurrido cuando el partido y las candidaturas se han abierto para personajes que vienen del PRI o incluso del PAN.
La académica considera natural, en cierto modo, que “cuando un partido tiene éxito electoral, como Morena, muchas personas con ambición política busquen integrarse a ese partido”.
El riesgo es la división.
Pedro Miguel considera que eso no pasará en Morena. En 2017, señala, en el partido se firmó el Acuerdo Unidad por el Fortalecimiento de Morena, “un instrumento para incluir a decenas de miles de cuadros que estaban fuera de la militancia o incluso que venían de otros partidos, pues uno de los principios fundacionales de Morena ha sido la política de alianzas amplia, incluyente y plural”.
Gracias a esa política, sostiene, se ganaron las elecciones de 2018 y 2024, y además se obtuvo la mayoría calificada este año para reformar la Constitución y aprobar la Reforma Judicial.
De las miles de personas que se adhirieron al movimiento en 2017, “hubo dos o tres que traicionaron, no más”, asegura. “Tenemos cuadros espléndidos que vienen del PRI, del PAN de otros partidos o de la sociedad civil, de la no militancia, que se mantienen con toda la lealtad dentro del movimiento y dentro del partido. Yo no veo el peligro, siempre y cuando el partido mantenga la fidelidad del proyecto de nación: construir un nuevo pacto social”.
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