El fantasma de 2024

julio 12, 2023
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CDMX.– Ricardo Anaya Cortés es el peor candidato presidencial que ha tenido el PAN desde el 2000, en cuanto a votación, y al mismo tiempo todavía se mantenía en las últimas encuestas como uno de los principales contendientes de la oposición para 2024, tanto en intención de voto como en conocimiento.

Ahora, ha quedado relegado a un espectador del proceso electoral en ciernes desde Estados Unidos en donde se encuentra desde agosto de 2021 a raíz de la investigación en su contra por su vinculación en la trama de corrupción de Odebrecht.

No es el único en esa posición. Los exgobernadores Silvano Aureoles Conejo, del PRD, y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, del PAN, también son indagados por la justicia por supuestos actos de corrupción, una situación que no impidió que ambos se registrarán con éxito –el exgobernador de Tamaulipas a distancia– en busca de ser el Responsable Nacional para construir el Frente Amplio por México, que en los hechos será el candidato presidencial de la oposición en 2024.

Anaya no hizo lo mismo y hasta donde se sabe permanece en Estados Unidos, en donde su participación en la política se ha limitado a grabar y difundir un video semanal en el que hace una crítica coyuntural al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a quien acusa de perseguirlo con fines políticos. “Andrés Manuel no hagas a otros lo que no quisiste que te hicieran, saca las manos, la lengua, los recursos públicos y tus fobias personales del proceso electoral”, criticó este lunes.

“[A diferencia de Ricardo Anaya], ellos (Aureoles y García) saben que no tienen posibilidad de ser candidatos a la Presidencia de la República, pero lo que están haciendo es armando una candidatura en otros sentidos, tal vez al Senado o a la Cámara de Diputados”, expuso el analista político Gustavo López-Montiel. “En el caso de Ricardo Anaya, su condición es distinta, podría buscar una negociación por fuera aunque no participó en el proceso interno (…). Lo que hace es armar esta imagen de presencia y eso hace que se presione a los partidos y que al final tengan alguna candidatura”.

Sobre el proceso interno que emprendió la oposición, Anaya no ha dicho nada. Su última aparición pública fue el 5 de febrero cuando acompañó al dirigente nacional panista, Marko Cortés, a un evento con migrantes en Dallas, Texas. El propio Cortés dijo a Milenio que encargó a Anaya la coordinación de los Comités Azules de Acción Migrante en ese país.

Sin embargo, el presidente del albiazul tomó distancia desde entonces con el excandidato presidencial al empezar a “jugar su propia dinámica” dentro del PAN, señaló López-Montiel. “Las lealtades obviamente cambiaron porque Ricardo Anaya no tenía nada que ofrecer, y en ese sentido las estructuras locales se aliaron con Cortés y obviamente reconstruyó algunas alianzas, como el caso de Santiago Creel y de algunos panistas que tuvieron o tienen incidencia en el contexto en que el PAN reconfigura su alianza con el PRI y PRD”.

“Obviamente eso desarticuló la capacidad de poder político que podría tener Ricardo Anaya, y es posible que en ese contexto pudieran ofrecerle alguna candidatura, pero sería poco lo que él tendría para ofrecer a cambio de su presencia”.

Irónicamente, Ricardo Anaya Cortés fue el primero, tanto de la oposición como del oficialismo, en hacer pública su aspiración por la Presidencia de México por segunda ocasión. Para el doctor en Ciencia Política, este anuncio se produjo en un contexto distinto, también sirvió como una presión para configurar la oposición a partir de una figura de liderazgo en un momento en que se encontraba débil este bloque.

“Creo que trató de configurar un polo de liderazgo para ejercer presión y que eventualmente tal vez fuera el candidato por parte del PAN, pero me parece que las condiciones no se dieron como las había previsto, en buena medida porque los grupos panistas que están ahorita fueron grupos que él puso, que él apoyó, y lo que hicieron ahora fue no únicamente no hacerle un vacío, sino también tienen sus intereses y están perfilando otro tipo de alianzas”.

Fue en enero de 2021, en la antesala del proceso electoral de ese año, cuando declinó a una diputación y anunció una gira por mil municipios del país con el objetivo de construir su candidatura hacia 2024. El método consistió en recorridos grabados en los que se le mostraba quedándose en casas, comiendo con familias mexicanas de clase media y baja, y hasta acompañándolas en el transporte público.

En sus escasos 7 meses de recorrido en el país, Ricardo Anaya fue objeto de toda clase de críticas e incluso burlas por tratar de mostrarse cercano a esas clases medias y bajas. La gira terminó repentinamente cuando en agosto de 2021 dejó el país al haber sido citado a declarar por su presunta participación en el caso de corrupción de Odebrecht. La Fiscalía General de la República (FGR) dice tener evidencia de su participación en el cobro de sobornos, algo que Anaya siempre ha negado y que ha atribuido a una embestida gubernamental.

Desde ese momento hasta las últimas encuestas que se han difundido, la tendencia de estos ejercicios demoscópicos muestra una constante a lo largo del tiempo: Anaya es uno de los perfiles más conocidos, incluso en ocasiones por encima de los morenistas Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, como señala la medición de Enkoll, y al mismo tiempo quien cuenta con un importante respaldo.

Massive Caller —una firma que ha sido criticada, pero que en el proceso de electoral de 2023 fue de las más acertadas— lo ha mantenido como el principal contendiente de la oposición por encima de Enrique de la Madrid, Santiago Creel, Xóchitl Gálvez y Silvano Aureoles a quienes ya les fue validado su registro para la interna del bloque opositor. Reforma, a su vez, lo colocó debajo de Santiago Creel, pero por encima de los priistas Beatriz Paredes y De la Madrid.

En el discurso, Anaya no ha hecho manifiesto su deseo de bajarse de la contienda electoral, aunque en los hechos recorrer ese camino ya es distante ante la anticipación en la que han incurrido el oficialismo y la oposición de los tiempos electorales, un camino que no ha sido penalizado por las autoridades electorales.

Si bien Movimiento Ciudadano —que en el 2018 lo abanderó— aún no arranca su proceso hacia 2024, el Senador Dante Delgado, líder máximo de este partido, ha cuestionado los números que implicó para esta fuerza política el proceso en el que Anaya fue su candidato. En esa elección, de acuerdo con las cifras del cómputo final, apenas si obtuvo un millón 10 mil 734 votos, cuando seis años antes alcanzó con Andrés Manuel López Obrador su mejor votación en una elección presidencial con 2 millones 128 mil 671 sufragios.

Aún cuando Anaya aún es visto en encuestas como una opción en el panismo, su estancia en otro país genera dudas de la estructura que puede tener en este partido, sumado a los acomodos que ha habido dentro de la oposición y de los cuales, hasta donde se sabe, él no ha formado parte.

Pese a ello, López-Montiel aseguró que el futuro político de Anaya, si bien es incierto, no es inexistente, pues “es muy complicado decir que los políticos están muertos”.

“Al final, siempre tiene la posibilidad de reinsertarse porque los escenarios cambian”, indicó, incluso considerando que la investigación que tiene abierta en su contra por parte de la FGR podría ser archivada al final de este sexenio.

“Si no ha habido acciones efectivas legalmente por parte de la Fiscalía contra otros actores, es complicado que las haya ahora (…). Al final, [Anaya] es un político y los políticos siempre buscan estar, entonces creo que va a buscar regresar y de alguna manera agrupar actores. Va a depender de cómo será el contexto, pero creo que lo vamos a tener de regreso en algún momento”.

SinEmbargo

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