Redacción El Coahuilense
Ciudad de México.- A unos días de que Claudia Sheinbaum Pardo, suba a la silla presidencial de México, la lupa está puesta, no sólo en sus últimos movimientos políticos, sino también, sobre cómo arrancarán sus principales políticas públicas que apuestan por el bienestar de las mujeres, recordemos que una de sus principales promesas de campaña está el Sistema Nacional de Cuidados, ¿qué tan viable será el arranque de este ambicioso proyecto nacional?
Según ha referido Claudia Sheinbaum Pardo, la población objetivo de este sistema serán las mujeres cuidadoras, jornaleras agrícolas y de la maquila. Además, ya ha adelantado que iniciará por el norte del país, una deuda que, según ha dicho, tiene pendiente con las mujeres fronterizas.
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Tomando en cuenta los gruesos poblacionales, las estadísticas de quiénes cuidan y quiénes necesitan de estas atenciones, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) se ha aventurado a advertir que la consolidación de este sistema requerirá de un sumo esfuerzo que contemple las interseccionalidades de la población y sus necesidades.
Este programa debe contemplar otros ejes importantes como el combatir la feminización de la pobreza, la brecha salarial y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores que cuidan e incluso, robustecer los sistemas educativos -esparcimiento para las personas con discapacidad; hablar de un Sistema Nacional de Cuidados es mirar a las mujeres y toda causa estructural que les atraviese.
Primero: ¿Quiénes deben recibir estos cuidados?
En México, hasta 2022, se contabilizaron un total de 58 millones 800 mil personas – infancias que necesitaban de cuidados. Existen dos sectores principales que abarcan hasta 7 horas diarias de cuidados en el diarismo de las mujeres mexicanas:
- Niñas, niños y adolescentes de 6 a 17 años
- Personas mayores de 60 años -con y sin discapacidad-
Lo más importante a referir es que, estos dos grupos poblacionales que requieren de cuidados, también se enfrentan a una serie de factores estructurales como la pobreza, el rezago educativo, inacceso a servicios de salud y carencias alimentarias.
Por ejemplo, las infancias y adolescencias que reciben más tiempo de cuidados en nuestro país, se localizan en Chiapas y su principal rezago, es el educativo; este sector se concentra en los municipios de Balleza, Batopilas y Carichí, todos, poblados indígenas.
Cuando se habla de este mismo grupo de edad pero que viven con una discapacidad, el rezago es aún mayor, pues no sólo es educativo, sino también, de seguridad social y alimentación.
Iztapalapa en CDMX, Tijuana y Ecatepec, cuentan con un aproximado de 35 mil infancias y adolescencias con discapacidad, el 40% de este grupo, no tiene acceso a la seguridad social. En un panorama nacional, el CONEVAL advierte que el 44.8 % de la población con discapacidad tiene rezago educativo, esta es la carencia con mayor incidencia en esta población, seguido del acceso a la seguridad social (41.1 %) y acceso a salud (36.7 %).
Todo esto se relaciona de forma directa con la manera en que las personas, mayormente, mujeres, tienen qué cuidar. Sus labores son extenuantes y deben abarcar trabajos como educadoras, cuidadoras de tiempo completo, fisioterapeutas en casa para sus hijas, hijos, esposos, padres, madres con discapacidad, enfermeras, rehabilitadoras para sus allegados con limitaciones, realizar viajes de cuidado, asegurar alimentación balanceada y buscar, por sus propios medios, acceso a servicios de salud y educación de sus hijas e hijos.
Por ello, el CONEVAL expide que, para consolidar un Sistema Nacional de Cuidados, todo esto debe ser contemplado para la futura presidenta y su equipo que, de cumplirse, podría consolidar el proyecto más ambicioso de América Latina. Pero para hacerlo, hay que considerar:
- Expandir el acceso a servicios esenciales: Asegurar el acceso a derechos sociales, sobre todo a seguridad social en regiones con alta concentración de personas con discapacidad, como Chiapas y Veracruz.
- Fortalecer la educación inclusiva: Implementar programas específicos para reducir el rezago educativo en personas con discapacidad, enfocándose en las regiones con mayor incidencia.
- Reducir las brechas en materia de derechos sociales: Reducir las brechas existentes en materia de derechos sociales en esta población, sobre todo en materia de seguridad social, salud y educación
- Incrementar el apoyo económico y social: Fortalecer programas que brinden asistencia directa a familias con niños y adolescentes en pobreza extrema, especialmente en regiones de alta incidencia como Chiapas, Puebla y Oaxaca.
- Mejorar el acceso a servicios básicos: Implementar iniciativas para garantizar el acceso a alimentación, servicios de salud y educación para menores de 5 años, quienes presentan altas tasas de carencia.
El cuidado no remunerado: Un fenómeno estructural de pobreza y rezago
El porcentaje de cuidadoras supera al de los hombres en 42.6 puntos porcentuales. Es decir, por cada hombre cuidador existen 2.5 mujeres cuidadoras, la mayoría de ellas, tienen entre 20 y 34 años.
Asimismo, el ingreso promedio de las mujeres cuidadoras apenas representó la mitad del ingreso de los hombres cuidadores; 50.6 % y 54.8%, en 2018 y 2022, respectivamente. Esta disparidad en el ingreso promedio refleja obstáculos que limitan el acceso de las mujeres a ingresos dignos, según la CONEVAL, esto se produce a causa del cuidado; las mujeres no tienen posibilidad de conciliar los horarios de sus actividades, por lo que aceptan trabajos mal remunerados, poco favorecedores o de medio tiempo.
De hecho, las mujeres cuidadoras en el hogar, tanto en 2018 como en 2022, tienen un porcentaje de pobreza y pobreza extrema mayor a los hombres.
Cuidadora y jornalera: El sector prioritario para Sheinbaum
Ahora bien, según Sheinbaum, este ambicioso proyecto arrancará con las mujeres jornaleras y trabajadoras de maquila, ¿cuáles son sus principales necesidades?, ¿a quiénes cuidan estas mujeres?
Pues, como ya se advertía, este proyecto debe robustecer todas las deficiencias estructurales que ha perpetuado el sistema; su economía, sus derechos laborales, el reconocimiento de su trabajo, cuántos hogares con personas con discapacidad hay, qué necesidades tienen, qué pasa con las mujeres que maternan en soledad, qué peligros corren en estos territorios fronterizos, qué edad tienen sus hijas e hijos, la alimentación que les dan y cómo garantizar una mejor calidad de vida colectiva.
Consultando la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, se encuentra que las mujeres representan 1 de cada 10 puestos de trabajo como jornaleras y la mayoría de ellas son mujeres de entre 30 y 39 años; buena parte de este grupo, son madres de infancias de menores de 5 años.
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De acuerdo con el documento “100 pasos para la transformación” del nuevo Gobierno Federal, se ha propuesto la creación de centros públicos de educación inicial para la primera infancia y priorizar a las mujeres jornaleras agrícolas y a las trabajadoras de la maquila, con el fin de contribuir a un modelo de bienestar mucho más equitativo y justo para las mujeres.
Según el CONEVAL, encontró que la mayoría de las infancias menores de 5 años que tienen a una madre jornalera, habitan al sur del país, específicamente, en el Pacífico Sur y 8 de cada 10, se encuentra en situación de pobreza.
Paralelamente, en la industria manufacturera, las madres de estas infancias menores de 5 años, se concentran con mayor incidencia en Puebla y Chiapas. En este sentido, CONEVAL hace un llamado para poner especial atención en el grupo de infancias y adolescencias de 5 a 17 años que se ven en la necesidad de comenzar a trabajar en la industria; se perpetúa la precarización y la feminización de la pobreza.
Resulta vitalicio mantener estos datos cerca para reconocer las experiencias de las mujeres; medir estas estadísticas y nombrar cuestiones estructurales, da pie para poner la lupa sobre el quehacer de la futura presidenta en su camino por emprender el primer Sistema Nacional de Cuidados en la historia de nuestro país.
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