Ciudad de México.- El espacio digital, es un entorno habitual para las juventudes , pero lo que diríamos desde la lectura feminista, es que ese espacio digital no es un espacio neutro, en términos de relaciones de género. Tal y como sucede en términos generales en cualquier relación social, el espacio digital está permeado de estereotipos, sexismo y desigualdades de género sostenidas por el sistema patriarcal y ante la urgencia de erradicar las violencias, esto es un renglón pendiente con las jóvenes en el país, coinciden especialistas.
En América Latina existe una carencia “casi total” de políticas públicas para prevenir y erradicar la ciberviolencia y el ciberacoso contra mujeres y niñas. Además, no se cuenta con instancias especializadas para la atención de casos, ni con presupuestos adecuados para combatirla, pese a que este tipo de violencia se ha incrementado sostenidamente en la región, destacó María Noel Vaeza, Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.
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En México 9 millones de mujeres mayores de 12 años han sufrido acoso cibernético, las adolescentes y jóvenes son las más expuestas a las insinuaciones y propuestas sexuales, con un 36 por ciento, mientras que otros delitos como el abuso (obligarnos a ver cosas de índole sexual) o el doxeo (divulgación de información personal como fotografías, videos sin el consentimiento de la dueña de la información, también incluye intervenir una computadora sin permiso) también muestran incrementos. Sin embargo, sólo el 11 de las víctimas de la violencia digital denuncian estos hechos ante el ministerio público; lo anterior, de acuerdo a datos compilados por Cimacnoticias en el 2023.
En los últimos años mujeres, niñas y adolescentes han sido víctimas de estas acciones. Y es que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) 36.4 por ciento de las mujeres de entre 20 y 29 años de edad que utilizaron internet en 2019 fueron víctimas de ciberacoso en los últimos doce meses, frente al 27.2 por ciento de los hombres.
Además, se estima que 70 por ciento de las víctimas son adolescentes y mujeres, por lo que las afecta de forma desproporcionada por su propio género.
Lo digital es político: organización y resistencias de mujeres universitarias ante la violencia digital, fue la presentación del tema, realizada en el marco del ciclo de conferencias «Los feminismos en México y Latinoamérica», que durante el mes de marzo se han llevado a cabo en el Museo de la Mujer.
La moderación del evento webinar estuvo a cargo de Gloria Ramírez, de la Cátedra Unesco de Derechos Humanos de la UNAM-FEMU, y la ponencia fue impartida por Brenda Magali Gómez Cruz, Doctora en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Brenda Magali, actualmente labora en la Facultad de Estudios Superiores de la Universidad Nacional Autónoma de México (FES Zaragoza, UNAM) y realizó el estudio presentado en compañía de 38 mujeres universitarias, que fungieron como co-investigadoras, la edad de las participantes oscila entre los 20 a 29 años, mientras que las áreas de estudio de cada una de ellas, abarcan desde la psicología, enfermería, biología, hasta las profesiones de cirujana dentista y médica cirujana.
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«Esta propuesta de trabajo, viene desde esta lectura crítica del feminismo, que busca visibilizar las desigualdades y las violencias hacia las mujeres con la finalidad de, no solo visibilizar y analizar, sino de generar propuestas de transformación», compartió la especialista.
¿Qué es la violencia digital?
Se debe considerar como violencia digital, toda acción dolosa de amenazar, chantajear, coaccionar, extorsionar a una mujer con exponer, distribuir, difundir, exhibir, transmitir, comercializar, ofertar, intercambiar o compartir imágenes, audios, videos reales o simulados de contenido íntimo sexual, mejor conocido como pack, sin el consentimiento, aprobación o autorización de las mismas, en cualquier ámbito de su vida privada o pública de su imagen propia.
“La violencia digital forma parte del contínuum de violencias de género que afecta a mujeres y niñas en todas sus interacciones dentro y fuera de internet, y, por lo tanto, deben ser abordados como un tema de derechos humanos. La violencia en línea contra mujeres y niñas no solo permanece, sino que en ciertos casos aumenta, y se agrava con aquellas que son activistas, periodistas, lideresas, candidatas, políticas, académicas, artistas, celebridades, deportistas, y todas aquellas mujeres y niñas cuya vida digital cobra una dimensión pública”, indicó María Noel Vaeza, Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe en la presentación del informe “Ciberviolencia y Ciberacoso contra las mujeres y niñas”.
Espacio virtual, permeado de estereotipos
Durante la charla, Brenda Magali dio a conocer algunos datos de prevalencia y características en el tema del ciberacoso que se desprenden de estudios del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), realizados a la población mexicana entre 12 y 59 años.
La especialista señaló, «en los casos de acoso sexual, se reporta que la mayoría de las personas agresoras actúan desde el anonimato, y, cuándo se puede identificar quién es el agresor tanto para mujeres como para hombres, estamos viendo que más del 80% de los agresores, son hombres».
«En lo que se refiere a insinuaciones o propuestas sexuales, vemos que un 30.8% de las mujeres recibieron insinuaciones o propuestas sexuales en comparación a un 13.1% referida a hombres», puntualizó.
«Culturalmente se pensaba que lo que sucedía en el espacio online no era real a diferencia de lo que sucede en las interacciones diarias. Existe una propuesta teórica de una articulista en la que se plantea que el tema de la violencia permea igual, tanto si se produce online como en la subjetividad de las personas en la vida cotidiana, es un continuum», refirió la especialista.
Acciones afirmativas
Con el fin de contar con un espacio seguro para volcar sus inquietudes y reflexiones, durante los relatos del estudio se utilizaron seudónimos; en este caso corresponde a Laila, dar su punto de vista:
«Tengo entendido que la violencia digital es aquel tipo de agresión psicológica encaminada a afectar la reputación de algunas personas a través del manejo de las tecnologías de la información y comunicación sí, como herramientas útiles para el uso y abuso del anonimato como una forma de protección para el agresor para irse».
Laila, menciona es una forma de agresión psicológica que se da por medio de los medios de comunicación principalmente por redes sociales tiene el consentimiento de las personas, pues no se dan cuenta, ni entienden el concepto de violencia digital.
Brenda reflexiona, es algo que me llama la atención porque por lo general se asocia a la violencia digital con la violencia psicológica. Y, por supuesto que afecta a nivel psicológico, pero también tiene repercusiones en otros ámbitos, en otras esferas de las mujeres, tiene consecuencias físicas, ya que genera en las víctimas dolores de cabeza, dolores de espalda, sudoraciones, ataques de pánico, autolesiones, e incluso, suicidios, derivados de esa violencia digital.
Estas repercusiones de la violencia digital han sido documentadas por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México; pero también, existen consecuencias económicas, ya que esa violencia ejercida lleva a las mujeres a aislarse teniendo efectos negativos en sus trayectorias académicas y profesionales.
Algunas conclusiones, en la que la mayoría de las participantes en el estudio estuvieron de acuerdo, es que, desde niñas sufren violencia digital por parte de los hombres; que no es amor es violencia digital, el hecho de que la pareja las controle para saber dónde están a cada momento mediante el rastreo de sus celulares. Además, la mayoría estuvo de acuerdo que la práctica del sexting, aunque bien forma parte de sus opciones para ejercer la sexualidad, no se puede realizar de manera segura, así, que prefieren evitarla.
Existen diversos testimonios, entre ellos destaca el de una jóven que dijo que las claves de acceso para sus redes sociales y celulares, no se deben de prestar a nadie. Sin embargo, ella decidió entregar estos accesos a sus familiares más cercanos, ante la cruenta realidad, de que si algún día sale y no regresa, ellos tuvieran a la mano los datos de las personas con las que se relaciona.
Entre las múltiples historias que surgieron durante el estudio, una de ellas refleja el como a las mujeres se les castiga por las acciones de otros, una de las participantes comentó que estando en la preparatoria a a una amiga de ella la habría violentado sexualmente un compañero de clase; y que las autoridades al no saber qué hacer con la situación eligieron cambiarla a ella de plantel. Es decir, la volvieron a revictimizar.
Para concluir la charla, Brenda, puntualizó, «esta frase de Maricela me parece muy reveladora en cuanto a comó ella ha tomado conciencia de la violencia que viven las mujeres y de cómo el feminismo es una herramienta importante para que las universitarias puedan nombrar aquello que se está normalizando, esto se debe desestigmatizar y de alguna manera liberse de la culpa, por el contrario, pensar en la necesidad de organizarse y señalar que es el sistema el que esta violentando».
«Durante mucho tiempo la gente decidió ignorar o minimizar la violencia hacia la mujer, pero con esta nueva ola del feminismo, las marchas y la difusión sobre estos temas en las redes, cada vez se crea mayor conciencia y esto nos hace ver que no estamos solas y que todas las agresiones que hemos sufrido alguna vez en nuestra vida no fueron nuestra culpa, por lo que no debemos sentir vergüenza, al contrario debemos alzar la voz y señalar a los verdaderos culpables».
Los orígenes de la Ley Olimpia
A Olimpia Coral Melo la violencia machista la hundió en el miedo, la inseguridad y el temor luego de que en 2012, cuando apenas tenía 18 años, un video íntimo junto a su pareja fuera filtrado en internet. Acudió a denunciar para encontrarse con autoridades que ni siquiera consideraban como delito lo que le había sucedido.
Durante meses Olimpia permaneció tras las paredes de su hogar ubicado en Huauchinango, Puebla, sumida en diversas afectaciones emocionales que esta violencia trajo consigo y preguntándose constantemente ‘¿Por qué a mí?’.
Sin embargo, su madre fue la primera mujer que le recordó lo que necesitaba entender: no fue tu culpa. Junto a otras mujeres Olimpia inició un trabajo para que cada entidad tipificara la violencia digital en sus Códigos Penales, hasta lograr que, en 2020, la serie de reformas conocidas como “Ley Olimpia” fueran aprobada a nivel federal para establecer como delito estas agresiones que las mujeres enfrentan en el espacio digital, refirió un compilado de Cimacnoticias.
Cabe recordar que en abril de 2021, la Ley Olimpia avanzó y se incluyó en el Código Penal Federal al aprobarse sanciones a nivel nacional por hasta seis años de prisión con una multa de entre 45 mil a más de 89 mil pesos a quien incurra en el delito de violencia digital.
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