Guatemala.- Guatemala alertó sobre la escasez de ayuda humanitaria para brindarle a los desplazados por la violencia generada de las zonas de la Sierra y Frontera de Chiapas, y urgió al Gobierno mexicano a tomar acciones y sumarse en la atención de sus connacionales.
En una reunión sostenida con los coordinadores en atención a la emergencia por los desplazados mexicanos, el presidente de la municipalidad de Cuilco, de la frontera de Guatemala, Audilio Epifania Roblero Arreaga, explicó que en las aldeas de Unión Frontera y de Monterrico se les agota el sustento para sobrevivir debido a que los productos los adquieren en los mercados chiapanecos de Frontera Comalapa, Nuevo Amatenango y Amatenango de la Frontera, donde por el momento es imposible ingresar debido la violencia generada por el crimen organizado.
“Nos dicen que se les agota el alimento, que sólo les queda para pocos días, lo suficiente para ellos, pero que si nuestros hermanos mexicanos continúan aquí, y se siguen sumando, esto se nos va a agotar de manera inmediata y entonces la crisis va a ser fuerte”, afirmó el alcalde.
Hasta el mediodía del viernes, las autoridades guatemaltecas informaron que se contabilizan un total de 408 personas que salieron desplazadas de Chiapas, y que de éstas, 240 están en Ampliación Nueva Reforma, 45 en Monterrico, 40 en Unión Frontera, 12 en Oaxaqueño, 36 en Jocotitán La Pila y 35 en Villanueva, todos dentro de la municipalidad de Cuilco.
“Nuestros hermanos padecen una atención muy fuerte y esto es latente, no algo que pasa naturalmente cuando es por lluvia, deslave, movimiento sísmico o algunos algunos incendios que atendemos tres días y de ahí se queda el dolor, y buscan cómo estabilizarse. Esta es una situación permanente, constante, no cambia para nuestros hermanos de esas tres comunidades”, enfatizó Roblero Arreaga.
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El alcalde señaló que a los refugiados de los caseríos de Unión Frontera y Monterrico les pidieron trasladarse a la aldea Laguna para tener mayor atención, pero los chiapanecos rechazaron esa propuesta debido a que esa comunidad está lejos de sus viviendas, en la zona fronteriza.
“Las familias refugiadas no aceptaron porque están en la cercanía de su comunidad y de sus viviendas, entonces cuando pueden, y bajo todos los temores y dificultades que viven, ellos van a su comunidad, a su casa de manera rápida, porque considero que no quieren perder lo poco que tienen y por eso van.
Si se trasladan hasta La Laguna les queda muy distante, entonces pierden esa relación directamente con su casa habitación y descuidarían más sus pertenencias”, afirmó el alcalde de Cuilco.
Roblero Arreaga confirmó la muerte de uno de los desplazados, de 93 años, y explicó que el fallecimiento fue por causas de enfermedad ya que huyó de la violencia sin sus medicamentos.
“A su llegada tuvo complicaciones de salud que le hicieron perder la vida”, comentó.
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