Hasta 15 mil dólares cobran los polleros por cruzar a personas a EU

febrero 9, 2025
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FOTOGRAFÍA: EL SOL DE MÉXICO

CDMX.- La amenaza de deportaciones masivas y la cancelación del programa CBP One para pedir asilo a Estados Unidos en la frontera con México desde el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, el 20 de enero, no ha modificado, por ahora, los precios que Miguel cobra a los mexicanos por cruzarlos al vecino país.

“Estamos esperando la reacción o lo duro que se ponga el artículo que él (Donald Trump) meta para no pisar su territorio”, dice en entrevista telefónica este hombre, quien por más de medio siglo se ha dedicado a esta actividad.

Explica que un paquete básico cuesta ocho mil dólares —unos 164 mil 600 pesos mexicanos— y son siete días exactos caminando por el desierto, donde los migrantes se exponen a riesgos como la picadura de una víbora, la mordida de una tarántula, o a encontrarse con un asaltante o un secuestrador.

Si las personas quieren más comodidad deben pagar hasta 12 mil, 15 mil o más dólares, para que el cruce sea más breve y hasta en auto.

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“Hay muchos precios, depende la comodidad en que quiere irse la persona”, explica Miguel, seudónimo de este hombre quien se describe a sí mismo como coyote y ha pedido reservar su nombre.

Durante más de medio siglo Miguel se ha dedicado a cruzar a migrantes hacia Estados Unidos; “unos cinco o 10 por semana, a veces por mes. No es una cantidad exacta como en aquellos tiempos. Yo estoy desde los 70 en esto”, cuenta.

En los cruces más económicos, los de ocho mil dólares, pueden ir mujeres y hasta niños, afirma Miguel. “Niños, mujeres, porque no se camina recio, se camina despacio, pueden ir personas mayores. O sea, que sean de aguante, gente que es del sur (de México), que no son delicados; gente de ciudad, pues esa gente no. No nos conviene ni cruzarlos por aquí por Tijuana, que es un brinco y una caída y nada más. Es gente delicada”.

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En ese cruce de una semana “la instrucción es de que lleven su comida, que no se avoracen en tomarse mucho el agua, que no coman mucho para que su comida vaya variando y les dure los siete días. El que se coma su comida en cantidades grandes, pues se va a arriesgar a no comer dos días o un día, depende. Pero es muy raro eso, que alguien sea glotón”, cuenta Miguel con detalles.

Sus clientes son todos mexicanos, porque los “hondureños o salvadoreños cruzan hacia Estados Unidos con su misma gente”, es decir, con coyotes de sus países. Generalmente, dice, trabaja por recomendación.

“Pues no consigo (clientes), ahorita me los manda alguien recomendado, trae mi número, mi ubicación, me buscan y es nada más lo que tengo que hacer: ir a esperarlo al aeropuerto, a la central camionera, como sea, pero ya ellos solo llegan”, expone.

Coyotaje se reliza por dos rutas principales

En México, el coyotaje o tráfico ilícito de personas es un delito establecido en la Ley de Migración, en el Código Penal Federal, y en la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada.

De acuerdo con el Estudio Movilidad humana y tráfico de personas en México, elaborado por la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP) de la Secretaría de Gobernación, para realizar estos cruces hay dos regiones principales en los estados fronterizos de México: la región noroeste conformada por los estado de Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Sinaloa y Sonora; y la región noreste, en donde sólo figuran las entidades de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

Según datos oficiales de dicha unidad, con base en datos de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México (EMIF Norte), entre julio y octubre de 2023, en la región noroeste el costo promedio para cruzar la frontera de Estados Unidos fue de cinco mil 525 dólares, unos 113 mil 890 pesos mexicanos. Mientras que en la región noreste el costo fue de cinco mil 500 dólares en promedio, alrededor de 113 mil 375.48 pesos.

Estos datos distan de los que refiere Miguel, quien atribuye lo elevado del precio a que debe dividir el dinero entre varias autoridades mexicanas y estadounidenses.

“Hay varias pasadas (formas de cruzar la frontera) según la cantidad que vayan pagando, porque esa cantidad no nada más es para una sola persona, somos varios. Nos cobran cuota, ¿ya sabe quién?, pues tiene uno que pagarle a ellos y dividir por tres, cuatro cantidades diferentes”, revela Miguel.

“Siempre lo ha habido, siempre han tenido el control. Ellos son los verdaderos mañosos. Es la misma autoridad la que hace eso, la que controla (los cruces)”, responde el coyote cuando se le pregunta si hay autoridades involucradas. 

Miguel, coyote

Con grupos del crimen organizado, dice, no hay mucho problema; “mientras que uno pague lo que ellos, la cuota que ellos piden, pues ya no hay problema. Tiene uno que seguir las reglas, las nuevas reglas. Acatar las órdenes de cierta tarifa”.

Para Eduardo Torre Cantalapiedra, especialista en temas migratorios, “la aplicación de políticas más restrictivas ha estado históricamente relacionada con el incremento tanto del uso de coyotes como del precio que estos facilitadores del cruce de fronteras cobran a los migrantes”.

José María Ramos, otro especialista en temas migratorios del Colegio de la Frontera Norte, agrega que las políticas antimigratorias de Donald Trump “van a generar un área de oportunidad para los traficantes de personas”.

“Todavía no estamos en esa situación de subir los precios, al contrario, estamos viendo si la gente (deportada) se va a volver a querer regresar (a Estados Unidos)”, responde Miguel y acusa: “Al que cruza, a veces se le castiga más que al narcotraficante (…) se castiga más la entrada ilegal que ser traficante”.

Con 52 años en el negocio, a Miguel le ha tocado observar cambios en la dinámica para brincar la frontera de manera ilegal. “¿De los tiempos pasados? Era diferente en la forma de que no había mucho extranjero”.

El entrevistado hace algunas aclaraciones. “Coyote es uno y brincador es otra cosa. La diferencia es que un brincador nada más guía y brinca, o sea, brincar es cruzarlo y no se sabe manejar, no sabe llegar a un pueblo, a cierto lugar. Y un coyote brinca y él mismo lo lleva. Eso es un coyote”, subraya.

José María Ramos reconoce que existe el riesgo de que haya coyotes o traficantes de personas relacionados con grupos del crimen organizado. “Se han dado algunos casos de que los grupos delictivos no utilizan a esos migrantes para el cruce, para llevarlos a Estados Unidos, sino que los utilizan para sus actividades delictivas en México o para el cruce de drogas”, comentó.

Sumado a esto, Eduardo Torre Cantalapiedra remata que “el alza del precio de los servicios de los “coyotes”, la desinformación y el hecho de que los migrantes se encuentren en situaciones desesperadas son el campo de cultivo para la proliferación de “falsos coyotes” o estafadores, quienes no cumplen con los acordado y se quedan con el dinero de los migrantes”.

Miguel asegura que seguirá operando entre Tijuana y Tecate para cruzar a mexicanos “al otro lado”. Él prevé que en tanto no se cambien las políticas estadounidenses no habrá muchos cambios en la dinámica del coyotaje.

EL SOL DE MÉXICO

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