Ciudad de México.- Genaro García Luna, llamado en su momento el “Súper Policía”, el brazo derecho de la seguridad del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, por encargarse de instrumentar la mal llamada guerra contra el crimen organizado de mano con las agencias de inteligencia estadounidense, cumple mil 133 días en una prisión de Estados Unidos por sus ligas con el crimen organizado y está a unas horas de que inicien las audiencias que definirán su futuro; a menos que, de último momento, decida finalmente negociar con la Fiscalía de Brooklyn.
El juicio más esperado de este año en México y Estados Unidos está por arrancar en la práctica el próximo martes. Aunque el 9 de enero inició el proceso de selección del jurado, con la distribución de cuestionarios a unos 400 candidatos —lista que será depurada a 60 aspirantes—, el 17 de enero es la fecha fijada por la Corte federal de Brooklyn, Estados Unidos, para la selección final.
En punto de las 09:00 horas, las personas que aparecen en la lista con los nombres propuestos para ser jurados deberán comparecer en la Corte para ser interrogados personalmente, acción conocida como voir dire en las leyes estadounidenses. Ese día, en el Tribunal Federal del Distrito Este de Nueva York, los fiscales, la defensa y el juez deberán seleccionar a las 12 personas que definirán el destino judicial de García Luna y una vez que el jurado quede conformado iniciarán las audiencias del juicio.
El hombre poderoso en materia de seguridad durante el sexenio panista de Calderón es acusado de mantener nexos con el narcotráfico. Los fiscales estadounidenses lo señalan de haber colaborado con el Cártel de Sinaloa durante casi 20 años, incluso después de que fue detenido en Estados Unidos en 2019.
Su juicio es trascendental porque podría ser el único personaje que reciba un castigo a pesar de las oscuras redes que envuelven a otras figuras políticas en México. Además, se trata de un juicio que ha levantado altas expectativas, pues se esperan las declaraciones de al menos 19 testigos claves, entre ellos Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, y Reynaldo, “El Rey Zambada”.
Lo que ellos puedan decir daría luz al nivel de corrupción que existió durante la administración del expresidente Felipe Calderón. Además, analistas en seguridad esperan que los testimonios alcancen a funcionarios de las agencias estadounidenses así como omisiones de aquel país ante la falta de alertas.
Sin embargo, nada está totalmente escrito hasta ahora.
El hombre de todas las confianzas de Calderón tiene la posibilidad de aceptar la negociación que le ofrecen los fiscales y, a más de tres años de estar encarcelado, aceptar la culpabilidad para tener una pena menor, que se estima pueda ser de siete años de prisión, y con ello, evitar que en el juicio se revele todo lo que la Fiscalía de Brooklyn ha recopilado en su contra, al menos un millón de pruebas y evidencias.
“El juicio empezó el 9 porque formalmente se empieza a seleccionar el jurado, o sea, es un proceso largo y dependiendo cómo lo quieras ver, si estás considerando todo el proceso, pues empezó el 9 de este de este mes, pero si quieres ver cuando ya realmente él (García Luna) ya no tenga para donde hacerse, en ese en ese caso empieza el 17. Entonces, hasta esa fecha, él todavía tiene capacidad, la posibilidad de declararse culpable”, explicó en entrevista con SinEmbargo, Guadalupe Correa Cabrera, especialista en temas de seguridad, estudios fronterizos y relaciones México-Estados Unidos.
“Si García Luna acepta negociar, ya no tendríamos mucho conocimiento de lo que esperamos, no tendríamos ningún conocimiento de lo que negociaron. No sabríamos la información que está proporcionando y evidentemente que ellos (Estados Unidos) la utilizarían exclusivamente en su beneficio”, señaló a su vez el abogado José Antonio Ortega Sánchez, quien en su momento denunció y fue de los pocos en enfrentar a García Luna.
EL SUPERPOLICÍA QUE ODIABA SER LLAMADO POLICÍA
“Yo no me identifico como policía; soy técnico. Soy gente de inteligencia”, respondió tajante Genaro García Luna a Guadalupe Correa Cabrera y Tony Payán, cuando ambos académicos y expertos en seguridad lo entrevistaron para el libro “Las Cinco Vidas de Genaro García Luna”.
Desde que Genaro García Luna inició su carrera en las corporaciones de seguridad mexicanas dentro del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y como analista, en el año 1993, su trayectoria sólo conoció el ascenso; hasta que concluyó su cargo y, años después, fue detenido en Estados Unidos el 9 de diciembre de 2019.
Los resultados que brindó desde el Gobierno de Vicente Fox le permitieron ir escalando hasta llegar a ser el Secretario de Seguridad Pública de Calderón por recomendación.
“Calderón no conocía a García Luna, antes de la SSP, lo recomendaron”, contó Guadalupe Correa.
Y en su libro también lo destaca: “García Luna salió airoso y mantuvo una buena reputación en su medio que lo haría llegar al estrellato en la administración de Felipe Calderón”.
El sexenio calderonista marcó un parteaguas en materia de inseguridad en México, al dispararse la violencia luego de la guerra contra las drogas. García Luna fue llamado en ese periodo como ‘Súper policía’ debido al gran poder que tuvo, sin embargo, él nunca se identificó como policía y, una vez que concluyó su cargo, su aspiración era ser un “académico en materia de seguridad”, platicó Guadalupe Correa Cabrera.
El hombre de la seguridad de Calderón parecía odiar ser llamado policía, como se deja entrever las páginas del libro escrito por la analista:
“Miren, ya les dije. Yo no me defino como policía. Antes, si me decían policía, lo hubiera visto como una ofensa. Yo me eduqué en inteligencia; en esa área me preparé, sobre eso estudié. Yo le decía a mi mamá que yo no iba a ser dos cosas; yo le decía que no quería ser ni basurero, ni policía. Yo quería hacer análisis estratégico y ¿por qué no?, académico también. No me interesa exaltar el morbo social. Ahora también me dedico a mis libros. Y ya escribí o coordiné varios. Desafortunadamente, la gente no valora mucho los libros; escribir libros no es lucrativo, pero es una tarea muy importante”, contestó García Luna a Correa Cabrera y Payán, cuando lo cuestionaron cómo pasó de ser un agente de inteligencia a ser policía.
Los deseos de García Luna por ser un espía se remontan desde su niñez, según lo retratan los escritores y periodistas Francisco Cruz Jiménez y Olga Wornat, en sus libros El señor de la Muerte y Felipe, el oscuro, respectivamente, en donde revelan que el exsecretario cuando era pequeño y vivía en la colonia Romero Rubio de la Ciudad de México lo apodaban “El Maldito” o “El Chango” (“El Gorila”). En estos libros, los autores lo describen como un hombre vengativo y “sin escrúpulos” para deshacerse de quien le estorbara, cuyos nexos con la delincuencia se remontan desde su adolescencia.
Francisco Cruz señala en su libro que cuenta que exagentes de inteligencia le contaron que García Luna quería ser el “símil” en México de John Edgar Hoover, el director del FBI que chantajeó a presidentes estadounidenses para permanecer en el cargo.
De acuerdo con el periodista, el exfuncionario nació oficialmente en la Ciudad de México en 1968, según refleja el acta de nacimiento, pero algunos testimonios sostienen que nació en Michoacán y fue registrado en la capital. También relata que a los 11 o 12 años, un grupo de exagentes del Servicio Secreto lo reclutó y lo hicieron “informante, oreja y/o madrina”. Él iba a las colonias e identificaba a víctimas que serían asaltadas.
SU TRAYECTORIA
Genaro García empezó a subir los escaños en el poder debido a sus habilidades de manipulación para el espionaje y porque sabía cómo esparcir rumores, así como utilizar la información que obtenía para su beneficio, según concluye el libro El señor de la muerte.
Estudió Ingeniería Mecánica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y se graduó como parte de la generación 1986-1993. Sus inicios se remontan al Cisen donde trabajó entre los años 1993 y 1998; ahí se desempeñó como investigador de la Subdirección de Asuntos Extranjeros, jefe del Departamento de Investigación Técnica de la Dirección de Servicios Técnicos, Secretario Técnico del Subcomité para la Prevención del Tráfico de Armas, Explosivos y Municiones; coordinador de la Unidad de Investigación de Terrorismo y subdirector de la Dirección de Protección, bajo las órdenes del Almirante Wilfrido Robledo Madrid, a quien señalan como el padrino y protector de García Luna.
“Inició como analista, después de haber cursado la carrera de Ingeniería Mecánica en la Universidad Autónoma Metropolitana. Entró a trabajar en la Dirección de Protección bajo el mando del entonces capitán de navío Wilfrido Robledo. Pronto ascendió a subdirector de contrainteligencia y luego ocupó el cargo de subdirector en el área de antiterrorismo”, narra el libro de Correa Cabrera y Payán.
El periodista Francisco Cruz expone que al estar en el Cisen, García Luna tuvo acceso a todas las fichas de criminales: “Tenía guerrilleros, líderes sociales, periodistas. Hizo una hermandad con Luis Cárdenas Palomino, buscado en Estados Unidos, con Ramón Pequeño. No es casualidad que tuviera acercamientos con el narco, ahí tenía los expedientes secretos”, relató el escritor a Alejandro Páez Varela y a Álvaro Delgado Gómez en una entrevista realizada en el programa Los Periodistas.
Genaro comenzó a destacar en el Cisen por su uso de la teoría de redes para darle seguimiento al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y como profesional de inteligencia formó parte de lo que se denominó el grupo antiterrorista del Cisen, de acuerdo con Guadalupe Correa y Antonio Payán.
Entre los años 1998 a 2000 fue Coordinador General de Inteligencia para la Prevención de la extinta Policía Federal Preventiva.
“En mi paso por los servicios de inteligencia aprendí que es necesario leer bien el pasado y saber leer el presente, para pronosticar lo que va a pasar en el futuro. El desarrollo de las labores de inteligencia requiere de un proceso en cuatro pasos: planeación, captación o compilación, análisis y explotación. Todos los pasos son igualmente importantes. Hay que planear bien y meter buenos insumos (buenos datos en el proceso de captación). Pero esto no basta; hay que procesar bien esos datos y saber emplear bien el análisis. El secreto está en la instrumentación de estos conceptos. El último paso, la explotación, se trata de transformar los conceptos en políticas públicas”, expuso García Luna a Cabrera y Payán, de acuerdo con su libro.
Cruz Jiménez ha descrito al exmando policial como un hombre cínico, frío, calculador, pero también como alguien muy metódico “como suelen ser los que tienen varias personalidades”.
DE LA AFI A SECRETARIO DE SEGURIDAD
El 1 de septiembre de 2001, el entonces Presidente Vicente Fox anunció la creación de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y le confió la dirección de esa corporación a Genaro García Luna.
“A García Luna le encargaron varias encomiendas, entre ellas, la creación de la AFI y el desmantelamiento de la Policía Judicial Federal, de la Policía de Caminos y él hablaba de toda la corrupción y de toda la vinculación que tenían agentes de esas agencias con el narcotráfico. Él nos platicó cómo estaba la Policía Judicial federal vinculada al narcotráfico y una de sus encomiendas fue recrearla a partir de la desintegración de estas agencias, entonces finalmente él se hace de una reputación porque era muy bueno (como él se percibe) en la parte de antisecuestros”, narró Guadalupe Correa.
“A partir de entonces comienza a desarrollar un poder que ejerció con absoluta impunidad durante 12 años de panismo”, destacó la periodista y escritora argentina Olga Wornat en el libro Felipe, el oscuro.
El abogado José Antonio Ortega explicó en entrevista que cuando García Luna fue director de la AFI protegía a secuestradores, a quienes incluso extorsionaba.
“Fue la manera cómo él se empieza a vincular con negocios ilícitos. Él tenía un grupo personas con las que trabajaba y que eran las que utilizaba para irse vinculando, específicamente con secuestradores a los que extorsionaba, a los que utilizaba y cuando ya no les servían evidentemente los acusaba y los procesaba y de eso hay evidencias”, expresó Ortega Sánchez.
El abogado explicó que el exsecretario daba resultados porque “evidentemente iba deteniendo secuestradores y bandas, pero no detenía a todas, sino que iba protegiendo a algunas donde recibía dinero hasta que ya no le daban dinero entonces decidía reventar a parte de la banda o reventar a toda la banda”.
Ortega Sánchez recordó que él fue de los primeros en denunciar a García Luna, lo que le trajo consecuencias, amenazas y persecución.
En el año 2001, el entonces Secretario de Seguridad Pública, Alejandro Gertz Manero, quien es hoy titular de la Fiscalía General de la República (FGR), denunció a García Luna por un presunto desvío de más de 42 millones de pesos cuando éste estaba en la PFP.
Marcos Castillejos Escobar, polémico abogado penalista, conocido por defender a personajes como Mario Bezares y a los hijos de Marta Sahagún de Fox, fue el defensor de García Luna. La denuncia en su contra no prosperó. En tanto, el abogado y allegado a García Luna, fue asesinado en julio del año 2008.
En su libro, la periodista Olga Wornat detalla que García Luna, protegido por Vicente Fox y Felipe Calderón, se convirtió en amo y señor. “Para lograrlo se rodeó de sus primigenios compinches del viejo Cisen, los tipos pesados con los que aprendió y ejerció sus primeras tropelías. […] A García Luna, como a algunos protagonistas de historias decimonónicas, lo condenaba su pasado. Tenía las manos manchadas y el gerenciamiento del delito estaba en su naturaleza. Sin embargo, continuó 12 años sin que los nubarrones que flotaban sobre su cabeza y los de su tropa se transformaran en un viento negro”.
En el año 2006, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa lo designó como titular de la Secretaría de Seguridad Pública, que controlaba la fuerza Policial Federal.
“García Luna se fue haciendo de supuestos buenos resultados que parecía haber dado en las diferentes administraciones, particularmente en la administración de Vicente Fox y después, Felipe Calderón o lo conocía, pero pues tenía buenas referencias de él, no se conocían en realidad por qué porque no habían trabajado juntos, no se conocían hasta que Calderón entra como Presidente”, comentó Correa Cabrera en entrevista.
El periodista Francisco Cruz describe en su libro que García Luna “es un personaje que supo esconder una meteórica y corrupta carrera: de soplón de la policía a espía de Carlos Salinas de Gortari, de funcionario estrella de Fox a titiritero de la guerra de Calderón”.
Varios políticos, de acuerdo con el periodista, le tenían miedo a García Luna porque tenía archivos de más de medio millón de policías, con sus perfiles psicológicos.
Por su parte, un jefe de la DEA relató a la escritora Wornat que el extitular de la SSP era una persona prepotente y violenta; el agente estadounidense estaba convencido que García Luna fue el responsable de las filtraciones de varios operativos.
“Durante el tiempo que trabajé en México tuvimos fugas de información de operaciones importantes. Cuando llegábamos al lugar, alguien había dado el ‘pitazo’, y era García Luna, porque estaba al tanto de nuestras operaciones, intervenía nuestros teléfonos y los que trabajaban con él eran delincuentes. Una noche casi sucede un desastre. Estábamos en Cancún, detrás de un pesado del PRI que estaba prófugo y trabajaba para Amado Carrillo. Desconfiábamos de los mexicanos y, para evitar un fracaso, decidimos no entregarles toda la información. Cuando llegamos a la casa donde estaba, el tipo se había escapado; comenzó una balacera, y de pronto aparece desde la oscuridad García Luna. Nunca pudo explicar qué hacía ahí. En ese momento estaba en el Cisen y tenía su gente en Cancún, que nos seguía todo el tiempo. García Luna le avisó al personaje que escapara, estoy seguro. Fue muy difícil trabajar con él, sentíamos que teníamos el enemigo adentro permanentemente”, relató el agente, según consigna la periodista en su texto.
Al terminar su periodo como extitular de la Secretaría de Seguridad Pública, García Luna continuó en el ramo de la seguridad, pero en la iniciativa privada, al establecer consultorios de asesoría. Casi de manera inmediata, se trasladó a Miami, donde se hizo residente permanente de Estados Unidos y en 2018 solicitó la ciudadanía estadounidense.
El 9 de diciembre de 2019 fue detenido bajo los cargos de asociación delictiva para distribuir cocaína, participación en una empresa criminal continua y mentir a las autoridades. La acusación en su contra señala que recibió millones de dólares en sobornos del Cártel de Sinaloa a cambio de permitir que la organización criminal pudiera operar a sus anchas.
García Luna se ha declarado inocente y se ha negado, hasta el momento de declararse culpable y con ello cooperar con las autoridades estadounidenses para brindar información sobre la red de corrupción.
LA “CLOACA” ESTÁ POR ABRIRSE
El abogado José Antonio Ortega destacó que el juicio es muy importante para México debido a que muy pocas veces un personaje con un alto perfil político y con unas conexiones con muchos funcionarios del extranjero ha sido sometido a un jurado.
“Cuando estuvo en la política mexicana pues tuvo vínculos con el crimen organizado, que se estuvieron denunciando, vínculos no solamente con el narcotráfico sino desde antes, cuando fue Director de la AFI nosotros lo denunciamos por sus vínculos con los secuestros”, recordó
El polémico exfuncionario se rodeó a lo largo de su trayectoria de diversas figuras en los sectores policíaco, político y empresarial que, igual que él, también han sido blanco de acusaciones y señalamientos.
Una buena parte del primer círculo que acompañó a Genaro García Luna en su carrera –desde que él era titular de la AFI hasta que se convirtió en Secretario de Seguridad Pública federal– fueron incluso detenidos y abatidos en hechos presuntamente vinculados al crimen organizado.
“Interesa muchísimo el juicio que se está iniciando en Estados Unidos y ver las pruebas que tienen de su vinculación con el narcotráfico o con el grupo del Chapo Guzmán, la protección que le daba cuando era secretario de Seguridad Pública a ese grupo y cómo iban operando: él haciendo la guerra hacia otros grupos criminales para que el grupo del Chapo fuera creciendo y se impusiera la idea que ellos tenían, de tener un solo conducto y a través de ese canal bajar la violencia y tener evidentemente unas ganancias exorbitantes del crimen organizado, pero eso hay que ver cómo lo prueba Estados Unidos”, precisó el abogado José Ortega sobre el juicio que encabezará el Juez Brian Cohan, el mismo que encabezó el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán.
No obstante, el abogado reiteró que “hay que esperar a ver si realmente el juicio sigue adelante o Genaro García Luna decide llegar a una negociación con la Fiscalía y empezar a dar información”.
El abogado también destacó que habrá que esperar a las audiencias del juicio para saber si los testigos y la información que se revele alcance hasta Felipe Calderón, quien en todo momento ha negado que tenía conocimiento de las presuntas actividades y nexos de García Luna.
“Yo esperaría que realmente se lleve a cabo el juicio y que las pruebas que tanto estuvimos denunciando muchas personas, cuando Gerardo García luna fue director de la AFI y cuando fue secretario de Seguridad pública, se logre acreditar ante el juez Brian Cohan”, afirmó Ortega Sánchez.
De acuerdo con el periódico RíoDoce, entre los 19 testigos claves que serían careados con García Luna se encuentran, entre ellos Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, y Reynaldo, “El Rey Zambada”, según confirmaron fuentes cercanas al juicio.
Los señalamientos contra García Luna y su equipo datan al menos desde el 28 de noviembre de 2012, ya en la recta final del sexenio de Felipe Calderón, cuando precisamente Édgar Valdez Villareal, alias “La Barbie”, acusó a varios de ellos de recibir dinero del narcotráfico.
“Me consta que ha recibido dinero de mí, del narcotráfico y la delincuencia organizada, al igual que un grupo selecto integrado por Armando Espinosa de Benito, quien trabajaba con la DEA y me pasaba información, Luis Cárdenas Palomino, Édgar Eusebio Millán Gómez, Francisco Javier Garza Palacios, Igor Labastida Calderón, Facundo Rosas Rosas, Ramón Eduardo Pequeño García y Gerardo Garay Cadena reciben dinero de la delincuencia organizada y de mí”, declaró el capo en ese entonces.
Sergio Villarreal Barragán, “el Grande”, Dámaso López Núñez, “el Licenciado” e Iván Reyes Arzate, excolaborador de García Luna, son otros de los nombres que señalan como posibles testigos.
El periodista Jesús Lemus consignó en su libro El Licenciado, en el capítulo titulado “La reunión entre el Grande y Calderón Hinojosa”, que “El Grande” entregó dinero a un teniente del Ejército que lo recibía en la entrada de la residencia oficial de Los Pinos, para posteriormente pasar a saludar al Presidente Calderón, que ya lo estaba esperando en su despacho.
Para especialistas es muy difícil considerar que el expresidente Felipe Calderón no tenía conocimiento de los vínculos de García Luna con el crimen organizado.
“No sabemos qué es lo que se vaya a desahogar o qué tipo de prueba tenga la defensa de García Luna o qué tipo de pruebas tenga la Fiscalía o que vayan a decir los testigos protegidos, pero parece difícil que el entonces Presidente no supiera nada, a cuando se le dijeron tantas veces de los vínculos de García Luna y que este tenía mala fama”, expresó la académica Guadalupe Correa.
El expresidente francés Nicolas Sarkozy, quien participó en la serie documental del Netflix sobre el Caso Cassez, aseguró en la que su Gobierno tenía información de que Genaro García Luna era “más poderoso que el Presidente” y que “no era una persona muy buena”.
“Teníamos suficiente información para establecer que el señor Luna, del que no hablaré porque está en la cárcel en los Estados Unidos, así que no necesito decir más, pero sabíamos que no era una persona muy buena. Sabíamos que, en este caso en particular, el Presidente no podía tomar decisiones sin su Ministro. Y que su Ministro era, en este caso particular, más poderoso que el Presidente”, señaló el exmandatario francés en uno de los capítulos de la serie.
Correa Cabrera, profesora asociada en la Universidad de George Mason, recordó que García Luna no sólo cooperó con las autoridades mexicanas, sino también con las autoridades estadounidenses.
“Durante el periodo de Felipe Calderón hubo dos instancias que estuvieron más cercanas a las agencias estadounidenses como ninguna otra: La Marina y la Secretaría de Seguridad Pública. García Luna tenía una gran cercanía con la DEA, una gran cooperación y buena relación con los Estados Unidos”, añadió.
Los señalamientos sobre la relación que sostuvo García Luna con las agencias internacionales incluso son un aspecto que la defensa del acusado tratará de usar a su favor en el juicio. El pasado 11 de enero, César de Castro, abogado de García Luna, envió una carta al Juez Brian Cogan donde solicita que les permitan pruebas de reuniones entre el acusado y altos funcionarios de Estados Unidos, en forma de fotografías y declaraciones escritas, de acuerdo con el periódico La Opinión.
El periódico estadounidense reportó que el abogado señaló que, durante su paso como funcionario de seguridad en México, su cliente sostuvo innumerables reuniones con legisladores, miembros de la Ley y responsables políticos de alto rango de Estados Unidos en el poder Ejecutivo, incluido un expresidente y exfiscales generales.
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