Ciudad de México.– Xóchitl Gálvez Ruiz, candidata presidencial de la coalición Fuerza y Corazón por México, llega al cierre de campaña varios puntos por debajo de la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, a pesar de que desde el año pasado fue inflada por la alianza PRI-PAN-PRD y por la élite empresarial que, a punta de una costosa guerra sucia, intenta recuperar el poder.
En vísperas del día de la elección, tanto la “Marea Rosa” impulsada por el magnate Claudio X. González como intelectuales de derecha convocaron a votar por Xóchitl. Pero la tendencia ha sido similar durante la precampaña y campaña. La aspirante morenista Claudia Sheinbaum se mantuvo como puntera entre un 50 y un 60 por ciento, Gálvez se entabló entre el 25 y 30 por ciento, mientras que el candidato de Movimiento Ciudadano Jorge Álvarez Máynez creció de 3 a más de 10 por ciento, de acuerdo con los históricos de Enkoll y Demotecnia.
Y es que la exsenadora panista, pese a su discurso de representar a la ciudadanía, se la pasó cargando pesadas losas a lo largo de esta carrera: las irregularidades de sus propias empresas y el desprestigio de los tres partidos que la abanderaron, con sus respectivos viejos cuadros como Santiago Creel, Marko Cortés, Rubén Moreira, Margarita Zavala y Alejandro Moreno, quien ofreció dejar la dirigencia del PRI si el emecista Álvarez Máynez declinaba a favor de la candidata de ellos.
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“Es una oposición muy débil, se coaligan porque es tanta su debilidad que de otra manera no podrían. Están agotados históricamente, ya no tienen una dirigencia ni militancia dinámica ni una formación de cuadros, pero sobre todo tampoco un proyecto importante de nación; por eso necesitan la guerra sucia”, observó el académico de la Universidad Veracruzana, Rafael De la Garza.
Aunque Xóchitl ha querido tomar distancia de los expresidentes Felipe Calderón y Vicente Fox, dentro de su equipo de campaña también sumó como coordinador de comunicación a Max Cortázar, un incondicional calderonista artífice de la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador. De ahí salió la lluvia de troles con el hashtag #NarcoPresidente. Posteriormente hizo caso al “go negative” del ex canciller de Fox, Jorge Castañeda, que la llevó a violar las normas del INE en los debates presidenciales y a aumentar la difusión de fake news.
“Aunado a la debilidad de los partidos, a su agotamiento histórico, a la coyuntura que no les es favorable (alta aprobación al Presidente), además tienen a una candidata poco atractiva que ha cometido errores a diestra y siniestra, y a eso le sumas el liderazgo de Claudio X. González que se empeña en negar su simpatía por esos partidos”, agregó el sociólogo de la UV.
LAS PESADAS LOSAS
Aunque la alianza PRI-PAN-PRD simuló un proceso interno para designar a su aspirante a la Presidencia de la República, la élite político empresarial se inclinó por Xóchitl Gálvez, que ya contaba con simpatizantes en redes sociales por sus shows en el Senado y, sobre todo, con los reflectores de las mañaneras donde el Presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a señalarla como la candidata de “la oligarquía corrupta”.
En efecto, la exintegrante del gabinete de Vicente Fox integró su equipo de campaña con exfuncionarios que formaron parte de los desprestigiados gobiernos de Fox, Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, entre ellos, Santiago Creel y Max Cortázar.
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De acuerdo con recientes encuestas de Enkoll, los partidos más rechazados por la ciudadanía son el PRI y el PAN. Para intentar deslindarse, Gálvez se presentaba como la candidata de ciudadanos, pero la “Marea Rosa” terminó confirmando ser un movimiento del PRI-PAN-PRD coordinado por el magnate Claudio X. González.
Ella también carga con señalamientos de conflicto de interés y enriquecimiento ilícito. Una de las principales estrategias de su campaña fue hacerse ver como una mujer de origen indígena que alcanzó la movilidad social al rebelarse de su padre alcohólico, acceder a educación universitaria, fundar como Ingeniera sus propias empresas y ser servidora pública. Sin embargo, justamente benefició a sus negocios familiares desde el cargo público, de acuerdo con su sucesor, el exalcalde Víctor Hugo Romo y datos publicados en SinEmbargo.
Cuando fue Delegada de Miguel Hidalgo de 2015 a 2018, obtuvo clientes para sus empresas Operación y Mantenimiento a Edificios Inteligentes (OMEI) y High Tech Services, también de edificios inteligentes. Desde entonces, ya se codeaba con la élite política, como ella misma compartió en un live de Periscope durante una fiesta del excandidato presidencial Diego Fernández de Cevallos, quien recientemente replicó la mentira de una encuesta de Citibanamex que la daba como puntera.
LLUVIA DE FAKE NEWS
La campaña de Xóchitl Gálvez arrancó desde un inicio con mentiras, es decir, con un proceso interno simulado que ni siquiera concluyó. Y está culminando de igual manera, señalando falsamente al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y a la candidata de Morena Claudia Sheinbaum de “narcos”.
“Las campañas sucias son la regla y no la excepción, sobre todo si existe una enorme diferencia en las intenciones de voto entre el candidato que va en primer lugar y el segundo, pero no son suficientes (caso Labastida). Las campañas sucias aceitadas con enormes cantidades de dinero –aprovechando un vacío legal en las redes sociales– evidentemente que se han hecho grandes. Y no van a terminar el día de la elección, van a continuar al tratar de judicializar los resultados; que el triunfo del otro sea costoso”, aseguró el académico de la Universidad Veracruzana, Rafael de la Garza.
La principal campaña de desinformación, que demandó bastante dinero de acuerdo con Morena, fue la de troles amplificando en redes sociales los hashtags #NarcoPresidente y #NarcoCandidata, como documentó el analista de big data Julián Macías. Sin embargo, el INE rechazó fiscalizar el asunto al realizarse en redes sociales, en el limbo legal.
El analista político Fabrizio Mejía contó 45 mentiras emitidas por Gálvez durante el segundo debate presidencial, en aquel que se le vio pisoteando las reglas del INE, incomodando a la candidata puntera e inventándole chismes como el de que su familia estaba en los Panama Papers.
“Morena se ha convertido en un narco partido”, dijo sin tapujos, como le sugirió Jorge Castañeda, uno de los abajofirmantes en el desplegado de la élite cultural de derecha.
Y aunque la fórmula no funcionó (las encuestas muestran un crecimiento, pero del emecista), en el tercer y último debate recurrió a lo mismo: ahora no solo el Presidente y la candidata son “narcos”, sino también el dirigente de Morena, Mario Delgado, es “un huchicolero”. Sin embargo, el narcomenudista resultó ser un homónimo indagado en Estados Unidos.
El jueves inicia la veda electoral. La hora negra del PRIAN se acerca. “Lo que vendría es una reconfiguración de la derecha a partir de la extrema derecha, encontrar a un personaje similar a Trump o Milei que rompa con protocolos para llamar la atención”, aseguró el académico Rafael de la Garza.
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