Liderazgos en sindicatos siguen masculinizados

enero 17, 2025
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Foto: CIMAC

Ciudad de México.- Datos de la Red de Mujeres Sindicalistas (RMS), indican que hubo un aumento del 12.79% de mujeres en secretarías sindicales entre 2019 y 2023, esto debido al principio de representación proporcional de género que se establece en la Reforma Laboral. 

A pesar de este avance, Rosario Ortiz Magallón, de la Red de Mujeres Sindicalistas (RMS), informó que las mujeres en espacios sindicales siguen enfrentándose a espacios masculinizados como desde hace 30 años, por lo que no se han visto avances profundos para cambiar la realidad de las mexicanas trabajadoras y sus derechos laborales.

En entrevista para Cimacnoticias, Rosario explicó que actualmente ellas continúan luchando por ganar espacios en representaciones sindicales. Asimismo, datos del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral mostraron que, en agosto de 2024, 12 mil 500 mujeres de los 3 mil 400 sindicatos que tienen contratos colectivos ocuparon una cartera, es decir, un puesto en la toma de decisiones dentro de las organizaciones sindicales.

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Sin embargo, analizar la realidad de las mexicanas sindicalistas se ha vuelto un reto para la RMS debido a la falta de información de instancias como la Secretaría del Trabajo quien no les ha proporcionado datos actualizados y desagregados para conocer en cuantas, en dónde y en qué ramos se encuentran trabajando las mujeres, así como a cuáles sindicatos pertenecen.

En adherencia, Rosario agregó que la información pública respecto a las mujeres se encuentra dispersa en diferentes informes, lo que dificulta reunir el contenido de estos. A pesar de esto, la RMS ha realizado cuestionarios para la elaboración de informes, como los recientes hallazgos en el Diagnóstico Participativo 2024.

Sindicatos, espacios masculinizados

De acuerdo con el informe de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), ‘La participación de las mujeres en el ámbito sindical’, las mujeres han estado en los espacios sindicales desde el inicio del movimiento obrero en el siglo XIX, un periodo de cambio dado por la Revolución Industrial, en el cual, la producción se dio de forma acelerada y mecanizada lo que provocó el explota miento de las y los trabajadores, mala remuneración y pocas condiciones laborales.

No obstante, los estudios elaborados para analizar este momento histórico han ignorado la perspectiva de género, por lo tanto, la lucha de las mujeres sindicalistas se ha invisibilizado. Asimismo, el sesgo histórico de género e incluir a la clase trabajadora como un grupo homogéneo, ha dejado de lado la ausencia, exclusión, participación, y representación de las mujeres en la vida sindical. 

En los últimos veinte años se ha explorado la historia del movimiento sindical dando a conocer las causas estructurales que han propiciado la ausencia y presencia de las sindicalistas en este contexto. 

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Sin embargo, la ocupación de los espacios sindicales ha sido ocupada en su mayoría por los hombres quienes a su vez excluyeron a las mujeres, hasta mediados del siglo XX, siguiendo la tendencia proteccionista global que buscaban retirar a las mujeres del trabajo remunerado gracias a su supuesto rol reproductivo y a la fragilidad biológica de sus cuerpos.

Este pensamiento se vio frenado hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando las mujeres tuvieron que formar parte de la fuerza laboral, mientras que los hombres se adentraron al conflicto bélico. Al término de la guerra, se retomó el pensamiento patriarcal. No fue hasta la década de los sesenta y gracias a la lucha feminista, que se pudo impulsar la su inclusión en el mercado de trabajo. 

También se evidenció que las desigualdades de género a las que se enfrentaban las sindicalistas que con el tiempo se volvieron demandas encaminadas hacia la no discriminación, la creación de estrategias sindicales para su inclusión, la construcción de sistemas de justicia social para tratar las diferencias y exclusiones. 

En el panorama internacional, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) buscó la transición de políticas que reconocieran la desigualdad de derechos entre ambos sexos y acuerdos internacionales para influir en legislaciones nacionales.

Mujeres y el trabajo

Las figuras de los sindicatos han estado asociados al concepto tradicional del “trabajo”, en el que se catalogan aquí las actividades remuneradas consideradas como productivas en el mercado, de esta construcción nació la figura del hombre proveedor. En contraste, se pensó a las tareas del hogar y a los cuidados como lo opuesto asignando este espacio a las mujeres y dejándolas en la esfera privada.

En los últimos años las mujeres han ido ganando espacios en el mercado laboral y en los sindicatos. Sin embargo, a pesar de la lucha para eliminar las discriminación, violencias que viven en estos espacio; la subordinación y desigualdad aún es evidente gracias a la división sexual de trabajo y la desvaloración de las trabajadoras donde son relegadas a actividades secundarias. 

Este panorama ha propiciado que ellas tengan desventaja frente al acceso de trabajo y capacitación, igualdad salarial, derechos a la tierra y a otros bienes, así como a la libertad de movimiento. Igualmente, el trabajo de cuidados ha provocado que tengan que buscar empleos que se acoplen a sus responsabilidades familiares, pero estos son precarios, inestables, desprotegidos y con menores ingresos.

Derechos laborales de las mujeres dentro de los sindicatos

Para Rosario Ortiz Magallón de la RMS, a pesar de los avances en la lucha por los derechos laborales de las mujeres, estos no son profundos para generar un cambio. La principal demanda es el derecho a la libre asociación en materia sindical, entendida como el derecho a formar parte de grupos sindicales. 

Esta misma abarca la no discriminación en el que exista igualdad entre hombres y mujeres; la negociación colectiva para alcanzar soluciones favorables en cuanto a las problemáticas que las aquejan; y el dialogo social encaminado a todo tipo de negociación, consulta e intercambio de información entre representantes de gobierno, personas empleadoras y personas trabajadoras. 

En adherencia, también existe el derecho a la autonomía sindical donde cada grupo puede gobernarse, organizarse y ejercer con libertad sus actividades con autonomía; el derecho de participación política de las mujeres en la organización sindical para representar los intereses de las afiliadas y tomar decisiones; y poder vivir una vida libre de violencia dentro de estos espacios.

CIMAC Noticias

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