Ciudad de México.- El 10 de junio se cumplen cinco años de la promulgación del Convenio sobre la violencia y en acoso, conocida como C190, este convenio se logró a través de la celebración de la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo congregada en Ginebra desde hace más de cien años.
De manera concreta, este convenio afirma que todas las personas tenemos derecho a, desde la libertad, perseguir el bienestar material, acceder a la seguridad económica y a la igualdad de oportunidades. Ese 2019, fue medular tras colocar como eje rector la violencia en razón de género, reafirmando así, que el acoso y el hostigamiento, son dos amenazas para los derechos humanos y laborales de las mujeres.
Por su parte, México se sumó a esta Convenio número 190 (C190), reafirmando que la violencia y el acoso en el mercado laboral atraviesa la salud física, psicológica y emocional de las mujeres, siendo esto, un problema sistémico que es urgente erradicar para asegurar que las mujeres puedan acceder a mejores oportunidades laborales, crecer profesionalmente y consolidar carreras fructíferas dentro de sus empresas.
Según pauta el Convenio sobre la violencia y el acoso, el Estado debe considerar una serie de interseccionalidades antes de intentar cerrar la brecha salarial y asegurar la integridad de las trabajadoras remuneradas. Entre estas medidas, la OIT expresó que se debía considerar lo siguiente:
- Reconocer que la violencia y el acoso en razón de género afecta principalmente a las mujeres
- Nombrar y reconocer los estereotipos de género
- Saber sobre las múltiples interseccionalidades de discriminación que pueden atravesar a las mujeres
- Saber que el abuso de las relaciones de poder son una realidad
Reconocer el entorno social de las mujeres y las violencias que las pueden atravesar para acceder al empleo, como por ejemplo, la violencia doméstica e incluso, el acoso en el transporte público que permea en su productividad.
Con la firma de este convenio, México debió armonizar sus leyes y trabajar en pro de constituir las demandas del C190, sin embargo, el compromiso se quedó como un acto discursivo, pues el combate al acoso y hostigamiento en el mercado laboral continúa siendo una lucha cotidiana de millones de mujeres; mujeres que resisten por conservar su empleo o que desertan del mercado laboral, acrecentando así, la brecha de género del mercado económicamente activo.
De acuerdo con información oficial del C190, estos compromisos son prioritarios en la agenda: P
- Velar por que las políticas pertinentes aborden la violencia y el acoso
- Adoptar una estrategia integral a fin de aplicar medidas para prevenir y combatir la violencia y el acoso
- Establecer mecanismos de control de la aplicación y de seguimiento o fortalecer los mecanismos existentes
- Velar por que las víctimas tengan acceso a vías de recurso y reparación y a medidas de apoyo
- Bajo la lupa: Mujeres principales víctimas de acoso y hostigamiento laboral
De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, únicamente en 2017, se registró un total de 18 mil personas que se vieron forzadas a abandonar su principal fuente de ingreso tras denunciar acoso laboral y no sentirse seguras en su empleo, según documenta «Acoso, violencia y hostigamiento laboral».
Si bien las actitudes violentas dentro del mercado laboral pueden alcanzar a todas las personas, son las mujeres quienes padecen un mayor recrudecimiento de estos actos, pues es la violencia sexual y la discriminación, las denuncias con mayor incidencia.
El informe de la CNDH ataja que el 26.6% de las mujeres que son -o fueron- económicamente activas, experimentaron violencia en su espacio de trabajo. De este universo, el 35.2% de ellas, vivió acoso sexual y hostigamiento por parte de sus colegas y otro 19.3% más, reconoció a sus superiores como los actores de esta violencia.
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Aunado a este número, la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) del 2022 refiere que son las mujeres quienes viven los números más altos de discriminación, pues en México, el 35.3% ha vivido este tipo de violencia (hombres, 9.6%).
Esta discriminación tiene como base el género, seguido de la forma de vestir, el peso y la estatura, esto se relaciona directamente con sus oportunidades laborales, pues según documentó la ENADIS, este tipo de violencia se gesta principalmente al interior de las empresas e instituciones gubernamentales.
Paralelamente, la CNDH también refiere que el 26.6% de las mujeres económicamente activas, además de la violencia sexual abordada con anterioridad, denunciaron discriminación a causa de su proceso de gestación.
Con tanta violencia, hostigamiento y discriminación, no hay secreto en señalar que el Estado mexicano ha incumplido en su trabajo para asegurar su compromiso C190; esto no es un capricho contemporáneo, ni un intento de cumplir con la perspectiva de género, hablamos de derechos.
Las mujeres en nuestro país representan casi la mitad de la fuerza laboral (45% según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo); no son ajenas al mercado laboral y su vulneración se convierte en un acto inadmisible.
En México, las mujeres enfrentan a tasas altísimas de violencia en el transporte público en sus caminos al trabajo (9 de cada 10 mujeres han sido agredidas en el transporte, según el Instituto Nacional de las Mujeres), a violencia sexual en sus empleos, a discriminación en sus intentos de aplicar a entrevistas laborales. Asimismo, ejercen dobles jornadas laborales -remuneradas y no remuneradas- y con todo ello, ganan 13 pesos menos que sus congéneres por hora -por desempeñar exactamente el mismo trabajo-, según el Instituto Mexicano para la Competitividad.
El problema de atender la violencia y el hostigamiento de las mujeres no sólo requiere de firmar convenios que pongan a México en el panorama internacional, requiere de acciones contundentes donde la integridad de las mujeres, más que el discurso, sea una realidad.
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