En el día 163 de que Julián fue reportado como desaparecido en su natal Tamaulipas, su hermana Gloria recibió una llamada de la Fiscalía del Estado para informarle que habían detenido a uno de los responsables quien confesó que lo asesinó por no haber querido cooperar con Los Rojos, una de las fracciones del extinto Cártel del Golfo.
El cuerpo de Julián, según narró su hermana, habría sido puesto en un tambo con cemento y arrojado a la presa Marte R. Gómez. El tambo fue encontrado con los restos de Julián 22 días después, quien pudo ser identificado por dos tatuajes que tenía en el brazo izquierdo.
De acuerdo con información de distintas fiscalías estatales, recopilada por El Sol de México, en la última década al menos cinco mil 112 restos humanos y 62 osamentas han sido encontrados en afluentes (ríos, lagunas, lagos, pozos y presas) del país. Se trata, de acuerdo con los especialistas, de otro tipo de fosas clandestinas a las halladas por los buscadores debajo de la tierra.
“Para buscar a una persona en cuerpos acuáticos no bastan las palas y los picos, como los que usan decenas de madres buscadoras, pues se debe aprender a leer el agua, a mirar en casi completa oscuridad”, afirmó en entrevista con este diario Ezequiel Ramírez, quien es buzo profesional y ha participado en exploraciones subacuáticas de búsqueda de personas en el país.
De acuerdo con el experto, cada cuerpo de agua es distinto por lo que no es igual buscar en un canal que en una presa o un río. “Hay que trazar mapas y polígonos distintos dependiendo de la profundidad, la extensión, la densidad, la corriente, la cantidad de piedras o de lirios que haya”, explicó Ramírez.
Agregó que a las condiciones naturales se suma el que no se cuenta con las herramientas necesarias para la búsqueda. “Se requiere de trajes especiales, luces, de equipo especializado por lo que es muy triste sentir que las esperanzas, literal, se ahogan junto con las familias que buscan a sus seres queridos en el agua”, añadió.
México vive desde hace años una crisis de desaparecidos que lo ha colocado en el ojo del Comité Contra la Desaparición Forzada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que la semana pasada anunció que abrirá, por primera vez, un proceso de investigación a fondo. El Comité consideró que las desapariciones en nuestro país son sistematizadas y generalizadas.
Por su parte, el gobierno de Claudia Sheinbaum rechazó los señalamientos y aseguró durante su conferencia del pueblo del miércoles que “en México no hay desaparición forzada desde el Estado”, sino un problema relacionado con el crimen organizado. “Hay un fenómeno de desaparición vinculada con la delincuencia organizada y estamos haciendo todo lo que esté en nuestras manos para combatir, atender, desde las víctimas hasta prevenir y combatir este delito, principalmente, aunque no solo la delincuencia organizada, no es desaparición forzada perpetrada desde el Estado”, dijo.
La crisis de desaparecidos escaló a principios de marzo tras el hallazgo de un centro de entrenamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Teuchitlán, Jalisco, donde se encontraron restos humanos y más de 400 prendas de vestir.
De acuerdo con Ramírez, los miembros del crimen organizado se vuelven cada vez más ingeniosos, ya que además de tambos llenos de cemento, utilizan mallas ciclónicas, estructuras metálicas o piedras para atar los cuerpos y evitar que salgan a la superficie o sean arrastrados por la corriente. “He escuchado historias donde dicen que descuartizan los cuerpos y los atan a piedras grandes para que lleguen a hasta el fondo y la búsqueda se haga imposible”, comentó.
A pesar de que las fiscalías de la República, las cuales son las encargadas de hacer los registros de los hallazgos y de hacer mapas de las zonas propensas a ser usadas como fosas, tienen pocos datos de las desapariciones en agua, la información obtenida arroja que Chihuahua es el estado con más hallazgos humanos en la última década con mil 98 cuerpos, seguido por Tabasco con mil 53, Tamaulipas con 578 y Sinaloa con 505.
Dentro de los datos sobre desaparecidos encontrados en cuerpos de agua, alrededor de 60 por ciento cuenta con registros de la causa de muerte. De estos, 31.6 por ciento de los casos se identificó que se usaron armas de fuego y armas blancas con las que se hicieron mutilaciones o heridas punzo cortantes, mientras que entre 2018 y 2024, se encontraron 266 personas halladas en afluentes, de las cuales 50 por ciento presentaba signos de violencia.
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