Oaxaca.- Isabel no se arrepiente de haber interrumpido su embarazo, pero sí de haber confiado en una institución pública de salud. No debió ser así, pero su vida fue puesta en riesgo por el personal médico que ignoró sus signos de alarma por más de 15 días, además le realizaron una fallida aspiración manual endouterina (AMEU) sin anestesia. “Fue lo peor que he vivido”, recuerda.
Ella tiene 37 años de edad, hasta antes del aborto trabajaba por un sueldo de 100 pesos al día con el que sostenía los gastos de su hija de 17 años de edad. Días antes de enterarse del embarazo dejó a su pareja para cortar con la violencia familiar.
Saberse embarazada en condiciones tan adversas la hizo recurrir a un aborto. No fue una decisión fácil, pero sabía que, de continuarlo, no tendría los medios para brindar una crianza digna.
“Tenía 2 semanas cuando me di cuenta. Fue inesperado y mi situación económica no es buena. Yo decidí abortar, pero no tenía los medios económicos para poder ir a una clínica particular. A veces tenemos para comer, a veces no”, relata.
A través del internet conoció a la colectiva Siempre Viva, quien le brindo los nombres y direcciones de los hospitales y clínicas públicas a las cuales recurrir. Tras la reforma realizada por el Congreso de Oaxaca el 25 de septiembre de 2019, los hospitales públicos quedaron obligados a brindar el servicio de manera gratuita y segura.
Acudió entonces a la Clínica de la Mujer, en donde la médica le proporcionó el medicamento para un aborto en casa. Luego de lo anterior regresó para una revisión de seguimiento y aunque presentaba algunos dolores abdominales, la dieron de alta.
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Los días corrían y las molestias incrementaban por ello decidió ir al Centro de Salud con Servicios Ampliados (CESSA) de San Jacinto Amilpas en donde le hicieron un ultrasonido y confirmaron que el aborto había quedado incompleto. De nueva cuenta le dieron misoprostol, pero además el médico que la atendió le ofreció realizarle una AMEU de forma particular por 4 mil pesos sin anestesia y 7 mil con anestesia. “En ningún momento me refirió que tenía que ser de urgencia”.
Por falta de dinero decidió optar nuevamente por el misoprostol sin ningún resultado positivo, por el contrario, cada día que pasaba se iba agravando. “El tiempo seguía pasando, yo con el malestar y con flujo que ya olía mal”, recuerda.
Con la ayuda económica de su hermana Isabel recurrió a una ginecóloga particular quien le indicó que todavía tenía restos y que debería volver a ingerir misoprostol. Tampoco hubo resultado positivo fue entonces que le indicó que tenía que actuar de manera urgente e internarse. “Yo estaba devastada y muy gastada económicamente”.
De regreso a la Clínica de la Mujer solicitó a la doctora que le diera un pase para atención en el Hospital Civil, sin embargo, lo que encontró fueron regaños porque a juicio de la doctora, éste era un nuevo embarazo.
Isabel se sintió juzgada. “Yo veía los ojos de mi hija con preocupación, los míos también. Estaba muy mal. Ya no sabía qué hacer, se me cerró el mundo, sentí miedo de morir y dejar a mi hija. La doctora me decía: ya estás otra vez embarazada. Yo le juraba que no era así. Le rogué que me diera un pase para ir al hospital”.
En el hospital nuevamente fue maltratada. El médico en turno la atendió de mala gana y le aseguraba, sin ningún tipo de estudio o ultrasonido, que ella no tenía nada. “Si no tienes fiebre no tienes nada”, le aseguró.
Isabel tuvo que volver a suplicar por atención médica y solo así accedieron a revisarla, condicionada a que se hiciera fuera del hospital unos estudios de sangre. El resultado arrojó la necesidad de hacerle una AMEU. La ingresaron la tarde del viernes, en la madrugada del sábado fue trasladada a una habitación en donde intentaron sin éxito una AMEU sin anestesia. “Pensé que iba a morir”.
“Ahí fue lo peor que yo pasé. La doctora me intervino sin anestesia. Estaba uno de sus ayudantes, un muchacho pasante. Le pedían una pinza, otra pinza y él no sabía, le temblaban las manos. Había pasado mucho tiempo, me salía mucha sangre, pero no pudieron retirarme los restos del producto. Me tuvieron que pinzar para que no me desangrara. Así me tuvieron toda la madrugada, yo con mucho dolor, lloraba. Una enfermera que estaba ahí me gritaba que me controlara, me regañaba. También había quienes se me acercaban a consolarme. Por mi mente pasó la idea de que moriría”.
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El domingo fue trasladada al quirófano y el personal médico le realizó nuevamente la AMEU, pero ahora con anestesia. El procedimiento fue rápido y quienes la atendieron le dieron un trato humanizado, le explicaron cómo sería el procedimiento, le dieron confianza en que todo saldría bien y no sufriría dolor.
Lo cometido contra Isabel dejó graves secuelas psicológicas en ella. La ansiedad que sufría revivió y se agravó a tal grado que dejó de trabajar. Ahora, depende en gran medida del padre de su hija y de los pocos ingresos que percibe en la venta de artículos de segunda mano.
Aunque la violencia institucional la dejó marcada, Isabel no tiene considerado interponer una queja ante la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) porque la ansiedad la tiene paralizada. Sin embargo, confía en que a través de su denuncia pública las autoridades intervengan y eviten que otra mujer sufra el trato que ella recibió.
“Las autoridades tienen que sensibilizar al personal. Hay quienes tienen mucha empatía, otras no. Aunque no me lo dijeron sentía que por sus cabezas pasaban pensamientos de: para qué te embarazas. No lo dijeron, pero lo sentí así”.
Mayra Morales Aldás, activista defensora de los derechos sexuales y reproductivos señaló que es preocupante que se presenten este tipo de situaciones en contra de mujeres que están ejerciendo un derecho. Consideró que lo que debería hacerse es buscar una restitución integral de sus derechos para que se le atienda acorde al daño emocional y no repetición.
“Nos preocupa mucho conocer este tipo de casos. Hemos estado en la apertura de trabajar colaborativamente con las instituciones y justo que ocurran este tipo de situaciones enciende una alerta de que es necesario poner mayor atención a los servicios que se están brindando y sensibilizar al personal”, destacó.
Cada 28 de septiembre se celebra el Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Accesible, una fecha que busca concientizar sobre la importancia de garantizar los derechos reproductivos de las mujeres en todo el mundo. También es conocido como el Día por la Despenalización y Legalización del Aborto.
A pesar de los avances en la lucha por los derechos de las mujeres, todavía existen diversos factores y prejuicios que contribuyen a la negación de servicios básicos de salud a las mujeres que buscan la interrupción del embarazo y, por supuesto, la atención posterior a dicha práctica.
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