A 49 años de la Primera Conferencia de la Mujer celebrada en CDMX

julio 6, 2024
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Ciudad de México.- «El año de la mujer» fue el nombre que recibió 1975 por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), siendo ese año, uno de los más importantes en materia de violencia de género en el panorama internacional, como resultado, se celebró la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer teniendo como sede el Centro Universitario Tlatelolco en la Ciudad de México. 

En este espacio, participaron 133 representantes de diferentes gobiernos del mundo y tenía por objetivo, pautar un conjunto de medidas que garantizaran el progreso en materia de equidad para los siguientes 10 años, es decir que los resultados se podrían determinar hasta el verano del 85.

Y aunque se tomaron decisiones importantes a nivel global desde entonces, la ONU reconoce que, hasta nuestros días,  ningún país en el mundo puede presumir de haber alcanzado la igualdad de género en todos los espacios de participación pública, cultural y social.

En aquel año, los 133 países participantes discutieron los siguientes tres temas:

  • Mayor contribución de las mujeres a la paz mundial (a nivel internacional, se desarrollaba la Guerra Fría, siendo esto, uno de los ejes más importantes de la conversación)
  • Plena participación de las mujeres en el desarrollo 
  • Igualdad de género y eliminación de discriminación por motivos de género
  • Discusiones lejanas se mantienen vigentes 

No podemos dar todo el crédito a los congresos de diplomacia -mayormente masculina-, porque aunque fueron un ejercicio necesario en la focalización de políticas públicas con perspectiva de género en el mundo, las conversaciones internacionales sobre la urgencia de cerrar las brechas de género y las exigencias por la equidad, ya cargaban una historia de demandas, ejemplo de esto: El primer Congreso Internacional de Mujeres, La Haya, 1915 donde se exigió la paz durante la Primera Guerra Mundial y un alto a la cultura bélica que imperaba en el mundo  (conversación vigente hasta nuestros días). 

Asimismo, antes de consolidar la Primera Conferencia, entre 1960 y 1970 ya se había comenzado a gestar una serie de investigaciones que apuntaban a la urgencia de, no sólo hablar de «derechos humanos» y añadir uno o dos temas de mujeres en su contenido, sino que, genuinamente, resultaba imperante que las mujeres y niñas, fueran garantes de sus propias convenciones, declaraciones y tratados que las blindaran de la violencia y la discriminación.

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Sobre esto último, destaca la Declaration on the Elimination of Discrimination against Women (DEDAW) firmada en Nueva York en el 67 y que, 12 años más tarde, sería documento base para la Convención para la Eliminación de Discriminación contra la Mujer, considerada la Carta Internacional de los Derechos de las Mujeres y que fue firmada por México, comprometiendose a hacerla valer sólo un año después de su declaración, un 17 de julio de 1980. 

Con esto no se apunta a que la Primera Conferencia Mundial no tenga su propio peso, sino todo lo contrario, estos antecedentes demuestran que la lucha por los derechos de las mujeres, sólo se logra a través de la articulación de esfuerzos; la conexión de las luchas proviene de diferentes espacios, tiempos y perspectivas.  

La conversación se puede tornar alarmante cuando se echa mano de los datos a nivel global y se encuentra que los avances desde los 60s y 70s, se dan de forma pausada y muchas veces, retrocede a una gran velocidad en diferentes partes del mundo.

De Tlatelolco a Beijing

Lo discutido en aquel edificio de Tlatelolco, sentó las bases para la construcción de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing durante el 95, considerada una de las más importantes en la historia al contar con la mayor participación registrada, pues contó con la participación de 17 mil personas y 30 mil activistas que colocaron en el panorama internacional sus necesidades, especialmente, de mujeres y niñas. 

Como resultado de esta jornada, se logró por decisión unánime la Declaración y Plataforma de Acción Beijing que pautó 12 capítulos donde se abordan diversos compromisos a favor de la mujer en diferentes espacios como lo es la economía, la salud, la seguridad, el medio ambiente, los medios de difusión y la toma de decisiones. 

Paralelamente, la declaración de Beijing demanda acciones concretas contra la pobreza, los conflictos armados y la violencia. En esta convención, se destacó una mayor participación de mujeres a diferencia de la primera, segunda y tercera Conferencia Mundial sobre la Mujer.

Para dejar hilado este proceso internacional, la ONU Mujeres extiende en su documento «Conferencias mundiales sobre la mujer» una línea del tiempo que, de forma concreta y resumida, se constituye de la siguiente manera:

  • 1975: Primera Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer, México. 
  • 1980: Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, donde se analizaron los avances de la Primera Conferencia y se implementaron mejores. 
  • 1985: Conferencia Mundial para el Examen y la Evaluación de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, Nairobi. 

En la historia contemporánea y a 29 años de la Conferencia de Beijing y 49 de la Primera Conferencia de la Mujer, los esfuerzos por torcer el sistema asimétrico se mantienen vigentes y los compromisos pautados en aquellos años aún prevalecen en el ojo internacional.

Esto último quiere decir que, el hecho de que, todos estos espacios de discusión se hayan dado hace décadas atrás, no incide directamente en que ya se hayan olvidado del radar, por el contrario, en 2015 la ONU realizó una revisión de los avances internacionales en materia de género con base en las Conferencias de la Mujer; son la base para seguir combatiendo las disparidades del poder y del acceso a los derechos humanos de las mujeres.

Por ello, a casi 50 años de la Primera Conferencia de la Mujer, se pone acento en  que México tiene un compromiso y cuentas que rendir a las mujeres y niñas que sobreviven a una violencia sistémica asfixiante.

CIMAC Noticias

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