Sedena y Petrus, la segunda quiebra de Mexicana

agosto 25, 2023
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Foto Especial

No, no estoy hablando del excelso vino francés, sino de Petrus Aero Holdings. ¿What?, estarán preguntándose. Bueno, pues déjenme decirles que es el nombre de la empresa que anda detrás del presupuesto del general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval.

Sí, para cumplir el nuevo capricho presidencial, para echar a andar de volada la ‘4T’ Airlines, aerolínea subsidiada con el dinero de los mexicanos, como se lo platiqué en mi columna del 18 de agosto. Petrus Aero Holdings, casualmente constituida en este sexenio, pretende rentarle los aviones y el mantenimiento a costos… de avión presidencial.

Pero los sobrecostos no son el único escándalo, sino que detrás, mejor dicho al frente, de esta improvisada intentona de crear la “nueva Mexicana de Aviación” están…

Café con piquete

Dos impresentables. Uno es Félix Sánchez, exdirector de operaciones de Mexicana –amigo de AMLO (broma)– en tiempos de Gastón, el Zorro Plateado Azcárraga y otro, quien tiene un doctorado con mención honorífica como “quebrador de aerolíneas”… sí, acertó, William Shaw. El mismo que quebró Interjet y dejó todos sus aviones destartalados, empleados desamparados y pasajeros varados, y dejó al fisco cuentas incobrables calculadas en más de 2 mil 500 millones de dólares.

Los damnificados por sus turbulencias: el SAT, el AICM, Seneam, ASA, empleados, proveedores, agencias, viajeros… la lista sigue.

En Colombia, antes de llegar a México, apúntele en su doctorado en “quebrador de aerolíneas” a las low cost Viva Air y Ultra Air.

Será por estas hazañas que Petrus lo presume como su asesor externo, ¡que tras quebrar al menos tres compañías algo ya aprendió!

La mención honorífica la logró con el video cuando, siendo director de Interjet, anticipó –un fuerte doble– que Interjet quebraría y él se iría a otras aerolíneas que estaba echando a andar. Bueno, y cómo no recordar cuando, en redes, este “aviador” me aseguró que era mentira, porque Interjet no estaba en picada y quebrada. ¿Quién es el mentiroso?

Ay, y como el pez por su propia boca muere, seguro no me lo va a creer, pero en Colombia este “quebrador de aerolíneas” fue multado por la Superintendencia de Sociedades, ¿por qué cree? Sí, por mentir a las autoridades y no revelar que él personalmente tenía intereses económicos con la quebrada Ultra Air… ¡Quihúboles!

Leído lo anterior, si la Sedena le renta los aviones para la ‘4T’ Airlines, tendrán un vuelo de fácil predicción: turbulencias y un ‘Houston, Houston, we have a problem’.

Lo que mal empieza, mal acaba.

Y ya que hablo del mal tiempo, ¿cómo dejar de lado las lluvias y encharcamientos dentro del AICM?

Ahora bien, tras ver estas imágenes podría creerme que el AICM es el tercer aeropuerto más caro del mundo, pues lo es.

Mientras el AICM cobra 53.2 dólares, el de París cobra 27.6 y el JFK de Nueva York, 4.5 dólares.

Gracias a la ‘4T’, que decidió acabar con el NAIM quesque por corrupción, pero sin presentar una sola prueba, todo el dinero de la TUA –ojo, 11 mil 732 mdp– sirve para pagar la deuda, por lo que no queda nada para el mantenimiento. Aplausos.

Leyeron bien, ¡eh! Baste que chequen esta tabla, y no son otros datos, son los datos del propio aeropuerto.

No está por demás recordar que en enero de este año la exregenta Sheinbaum anunció un gasto de casi 500 mdp para la rehabilitación del AICM, y que en junio entregaría las obras. Cosa que no sucedió.

Inundaciones como la de este lunes no tienen precedentes.

¿Qué sucede? Muy fácil.

Como ya les demostré, el AICM sí genera dinero, el pero es que todo se va para pagar el aeropuerto cancelado, NAIM, hasta 2047. ¡Unos genios! Por lo que no queda nada para darle mantenimiento.

Así que ya sabe, los charcos, goteras y lagunas para su vuelo van de cortesía de la ‘4T’. Lo bueno es que el director Tizcareño es marino, así que algo debe saber de cuando los barcos se inundan o, al menos, de cómo aventar los salvavidas y las lanchas.

Si viaja por el AICM, viaje con botas impermeables, pues la temporada de lluvias apenas comenzó.

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La columna se publicó originalmente en El Financiero reproducida aquí con permiso de la autora.

Lourdes Mendoza

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